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CUANDO LOS bienes NECESARIOS ERAN "MADE IN OSORNO"

Desde la repoblación en 1796 se crearon pequeñas y grandes fábricas.
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Fotografías: archivo Guillermo Sáez Eickhoff

La fabricación de productos, herramientas y utensilios a nivel local data desde la repoblación misma de Osorno en 1796. Entre los primeros oficios llegados a la naciente urbe figuran herreros, zapateros, carpinteros y toneleros venidos en su mayoría de la zona central del país y de la Isla de Chiloé, en el caso de los artesanos en madera. También vinieron hasta Osorno artesanos expertos en la elaboración de tejas de greda, tan utilizadas en las construcciones coloniales españolas de la época. Sin embargo, por el clima húmedo y lluvioso de la zona, las tejas no funcionaron y fueron reemplazadas por tejuelas de madera hechas por los chilotes.

No obstante ello, el gobernador Ambrosio O'Higgins quiso asegurar el desarrollo de la ciudad con la venida de artesanos irlandeses (coterráneos suyos). Así, el 15 de septiembre de 1797 llegaron los 15 primeros irlandeses a Osorno y en noviembre de 1798 llegó el siguiente grupo, entre los que figuraban carpinteros, herreros, curtidores, toneleros, zapateros, albañiles, aferradores y artesanos textiles. Sin embargo, el proyecto fracasó y la mayoría de los irlandeses fueron remitidos a Lima, en Perú, aunque algunos se quedaron y echaron raíces en Osorno: apellidos como Cadagan o Weber perduran hasta la actualidad en la zona.

Juan Mackenna, también irlandés designado por O'Higgins como gobernador de la repoblación de Osorno, inició el cultivo de linos en la zona y la fabricación de paños con este material. Se aprovecharon las aguas del estero El Molino (actual Ovejería) y el río Damas para mover los artilugios empleados para la elaboración de telas.

Entre las recomendaciones que O'Higgins le entregó al gobernador Mackenna sobre la repoblación estaba que hicieran sidra de manzana para aprovechar los antiguos bosques de este fruto (originarios de la ciudad del siglo XVI) y así evitar la elaboración de licores destilados derivados del trigo o la cebada. Con ello dio el puntapié a la industria del brebaje que se mantiene vigente hasta hoy.

La situación se mantuvo igual en las décadas posteriores a la independencia, donde todo, o casi todo, era de elaboración local. Llegaban eventualmente mercaderías de la zona central, aunque ello dependía de la mala conectividad de la época.

Navegación y alemanes

El escenario cambió cuando Eugenio Barruel, francés de origen, inició la navegación por el río Bueno desde Trumao y hacia el puerto de Corral. Abrió una ruta comercial que luego se amplió hasta el mismo Osorno por el río Rahue.

El fenómeno coincidió con la llegada de los colonos alemanes desde 1850 en adelante, donde buena parte de los recién llegados traía un oficio que comenzó a ejercer en Osorno. Nació así una floreciente época industrial ligada a las curtiembres, el alcohol destilado, la cerveza, el calzado y las fundiciones donde se fabricaron los arados, estufas, trilladoras, hornos, prensas, entre muchos otros productos. Y también surgió la manufactura de productos más elaborados, como carruajes, carretas, ruedas y carros para los aserraderos. Por ejemplo, en 1896 el colono alemán Fernando Schwager instaló una fábrica de ruedas de carretas en calle Freire, frente a la calle Santa Elisa. Asimismo, la familia Wiederhold estaba ligada a la elaboración industrial de jabones, perfumes y velas, entre otros giros, aparte del comercio.

La mayoría nació como pequeñas fábricas y algunas lograron notoriedad con el tiempo, como la cervecería Aubel, la fundición El Volcán (que elaboró numerosos modelos de máquinas agrícolas), la fundición Lausen, cuyo producto estrella fueron las cocinas y estufas a leña, entre otras. Destaca también la industria molinera a orillas del río Damas.

Las mueblerías tuvieron igual su época dorada en la segunda mitad del XIX y las primeras décadas del '20 en Osorno. Diestros y finos artesanos trabajaron las nobles maderas osorninas como raulí, alerce, mañío, entre otras. Sus talleres fueron verdaderas escuelas donde se formaron generaciones de maestros hábiles y prolijos.

Los tiempos cambian y este auge fabril comenzó a decaer a mediados del siglo pasado. Entre los factores que aceleraron el declive estuvo la llegada a Osorno de grandes firmas extranjeras como Williamson Balfour, la casa Grace y Gildemeister. Venían con moderna maquinaria foránea, que poco a poco desplazó a la industria local. Con ello se perdieron también cientos de artesanos y operarios de la zona altamente capacitados en sus rubros.

Esta semana mostramos imágenes de tres fábricas o talleres que grafican, en parte, este periodo de la historia de Osorno.