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Los efectos del terremoto del 60 en la capital regional

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De pronto, el firmamento se ensombreció y, entre un extraño ruido, el suelo comenzó a agitarse, con un balanceo cada vez más recio. Tan movedizo y abrupto, que era imposible que un ser humano se pudiera mantener en pie, aun cuando se sujetase en algo. Mientras diversos objetos se golpeaban entre sí y otros se estrellaban contra el piso...Y en el exterior, gruesas grietas se iban abriendo en la tierra, en tanto algunas murallas de las casas comenzaban a desplomarse y la gente huía despavorida en todas direcciones, así como otros buscaban protección bajo las más sólidas superficies. Pero, seguía temblando. Y cada vez con mayor violencia. Fueron unos diez minutos, los más largos que se hayan afrontado, entre el asombro, el miedo, la angustia y la inseguridad.

El 22 de mayo de 1960, cuando eran las 15.11 horas, estalló el más devastador y terrorífico terremoto (fuerza 9,5)-maremoto que se haya conocido en el país, incluso en el mundo, que provocó destrucción y muerte por doquier en esta parte del sur chileno, desde Malleco a Chiloé.

Muerte y destrucción

En Puerto Montt, los daños fueron de impresionante magnitud. El puerto de Angelmó se desplomó. Se derrumbó la estación ferroviaria. Una parte del Hospital Regional quedó inservible. Se desmoronó el antiguo malecón, incluyendo el muelle de pasajeros, que se cimbró completo. Escuelas, iglesias, molinos, bodegas, viviendas particulares y otros, resultaron con destrozos que obligaron a sus propietarios a su inmediata demolición. Mientras que la Carretera Panamericana se resquebrajó en amplios tramos. Como también el antiguo puente sobre el río Chamiza no pudo soportar los potentes embates del cataclismo y se cortó en varias partes.

Lo único que, por milagro, escapó de tan demoledora acción de la naturaleza, fue la recién terminada pista central del Aeropuerto El Tepual, a 8 kilómetros de Puerto Montt, y que sería clave para recibir la ayuda exterior, sobre todo de Estados Unidos en sus gigantescos aviones globemasters.

En cuanto a las víctimas en el país del fenómeno telúrico, las estadísticas revelan -a nivel general- la impactante cifra de mil 18 fallecidos, 573 desparecidos y 774 heridos graves, además de 500 mil damnificados y 50 mil viviendas destruidas por los violentos temblores.

En el ámbito local, fallecieron 120 personas y hubo varias decenas de heridos, conjuntamente con registrarse graves perjuicios materiales: el 90% de las viviendas dañadas y destruidas, siendo una de sus poblaciones más afectadas la de Modelo, donde una devastadora avalancha aplastó el 40 por ciento de las casas. Mientras que por las repercusiones de los sismos, se resintieron el muelle de Angelmó y el recinto portuario.

Valor y superación

Tras aquel desgraciado suceso, una vez más refulgió el temple heroico y la férrea capacidad de recuperación frente a las adversidades de los chilenos, en particular de los puertomontinos. Lejos de desalentarse, su moral se irguió para reconstruir -a base de unidad de los sectores público y privado- lo destruido y dar comienzo a la gran cruzada por el resurgimiento desde los escombros, liderándola el Cuerpo de Bomberos, con su inigualable ejemplo de generosidad y ayuda solidaria en todos los frentes.

Mientras Jorge Brahm, intendente provincial en esa fecha, que coordinó el salvataje sísmico y recibió aquí al Presidente Jorge Alessandri, resaltaba que "no hubo saqueos y que prevaleció la solidaridad", el líder bomberil Tótila Lintz afirmaba que "el desolador panorama que se veía con el terremoto era para llorar", lo que no amilanó a los voluntarios de las seis compañías, que asumieron prontamente su labor de salvataje y activaron una red de distribución de agua que sirvió durante seis meses.

Frente a la tragedia sísmica, nadie aquí se amedrentó. Al contrario, emergió una comunidad resiliente, que se agigantó en solidaridad y temple de lucha y superación. Con sus Fuerzas Armadas y de Orden, sus Bomberos, su Defensa Civil y Cruz Roja, sus organizaciones vecinales, entre otras. Férreamente unidos, fueron levantando a Puerto Montt desde sus ruinas en largos años de tenaz y duro trabajo.

Mientras, flameaba una fuerte moral ciudadana, que condujo -más tarde- a la resurrección de la ciudad puerto y a su consolidación como la capital regional en 1974. Como asimismo, había sido decisivo el oportuno socorro humanitario recibido de Estados Unidos, México y la Alianza para el Progreso.

Heróico "el llanquihue"

El fallecido ex jefe de Informaciones, periodista redactor, Luis Jorquera Cifuentes, que vivió esa aciaga hecatombe y resultó damnificado, en uno de sus artículos relató con justeza y emotividad la heroica reacción con que el Diario El Llanquihue, donde laboraba, enfrentó la devastadora acción sísmica del 22 de mayo de 1960. Texto que hoy revivimos:

"Fue, indudablemente, la prueba más difícil que hayan enfrentado en la historia de Puerto Montt, los habitantes de este puerto en mayo de 1960, el domingo 22. El Diario El Llanquihue, nuestra casa periodística, fue dañada en su estructura externa e interna. El corte de electricidad detuvo bruscamente las linotipias que trabajaban a esa hora (15.11 horas) y el personal sólo atinó a huir para escapar a la furia sísmica. Hubo otros daños en las secciones y en resumen no había manera de sacar el diario.

"Pasaron tres días y entre el personal y directivos surgió el propósito de sacar de alguna manera, aunque fuera una hoja informativa, con el firme deseo de ayudar a las tareas de restauración de la ciudad y su vida cotidiana. Fue así como se logró poner en marcha una vieja máquina impresora que estaba arrumbada en bodega y como no había fuerza motriz, todos por turnos ayudamos a dar vueltas a los engranajes y así resultó positivo. Fueron jornadas de gran esfuerzo y sacrificios, pero que llevamos adelante con mucha mística de superación y cariño a nuestro matutino y a nuestra profesión de comunicadores de la sociedad, que en esos momentos del terremoto se encontraba muy angustiada y necesitada de ayuda anímica y material. Eso lo teníamos muy presente en aquellos instantes.

"Esta acción fue reconocida por las autoridades, porque todos, desde el Director al más modesto de los trabajadores del Diario, afrontando sus propios problemas personales, aportaron con su esfuerzo a una más pronta recuperación de Puerto Montt", finaliza el recuento sísmico de El Llanquihue del recordado periodista Luis Jorquera.