Cumplir las expectativas
Como todo en la vida, las expectativas y el éxito no siempre van de la mano y esto en ocasiones tiene conclusiones desastrosas. El fracaso y la degeneración totalitaria de la Revolución Francesa vino cuando los franceses se dieron cuenta de que una nueva Carta Fundamental poco hizo para combatir la pobreza. Se volvieron contra la Asamblea Constituyente, del mismo modo que se habían vuelto contra la corte del rey Luis XVI.
Frente a estos eventos, Hannah Arendt nos recuerda que "los intentos realizados para resolver la cuestión social con medios políticos conducen al terror y el terror envía a las revoluciones al cadalso". Es obvio que todos esperamos que esto no pase en el proceso que pronto iniciaremos, pero inflamar las expectativas y no ser capaz de cumplirlas es un reguero de pólvora que es preciso evitar por prudencia.
Martín Durán
Formación de los candidatos
Se acercan las elecciones y bajo viento o marea se efectuarán -con pandemia, sin pandemia, ya no es importante- sin embargo se ha señalado de diversas maneras en el último tiempo la disconformidad generalizada con la clase política y además ahora, ¿cuál será la diferencia de fondo, acaso la mayoría de los nuevos candidatos y muchos repetidos no es gente con la misma preparación?, entonces ¿qué hay de nuevo o mejor en los actuales candidatos que antes?, parece que no hubiera nada, pues la mayoría parece no reunir un currículo mínimo cultural adecuado o por lo menos una preparación para ejercer cargos públicos. Hoy mayoritariamente sólo hay en ellos supuestas buenas intenciones ¿es mínimamente suficiente?, obviamente un rotundo no. Diferente sería que quien pretenda postular a un cargo público de naturaleza política tuviese obviamente una formación básica y mínima, por ejemplo, en administración pública, geopolítica, seguridad nacional, educación cívica, ética, etcétera, aunque tuviese que financiarla el Estado y previo a ejercer el cargo. Curiosamente esta institución ad-hoc existe y se llama Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégico, entidad muy prestigiada, pero lamentablemente poco conocida a nivel masivo. Podría considerarse a futuro.
José Manuel Caerols Silva
La situación en Colombia
Explicar el presente político de Colombia a partir de lo que es la coyuntura económica y sanitaria es una reducción que banaliza la compleja situación sociopolítica en la que ha estado inserta el Estado cafetero desde 1949.
En función de ello, he de señalar que no se puede simplificar la explicación del "estallido social" colombiano a partir de considerarlo una lógica oposición ciudadana al proyecto de reforma tributaria que presentó Iván Duque, la que bajo la denominación Ley de Solidaridad Sostenible buscó ampliar la base de recaudación tributaria a través de algunas medidas que afectan en forma directa a la clase media y a los pobres.
Así entonces, desconocer el efecto que ha tenido el inconcluso Proceso de Paz, así como los problemas de corrupción electoral que se han evidenciado en los últimos años, limita un análisis que merece hacerse a profundidad.
En ese sentido, y atendiendo al carácter descriptivo de este artículo, he de señalar que los factores que sustentaron las movilizaciones del 2019 se mantienen vigentes hoy, agregándose algunos argumentos, tales como la ausencia de una oposición fuerte y unida que condicione las acciones del gobierno; la instalación de una corrupción que está institucionalizada; la justificada desconfianza hacia los resultados electorales y sus órganos de control; los efectos políticos derivados de la desaparición de las FARC; la violencia y problemas de seguridad cuya responsabilidad recae en agentes del Estado; las acciones y efectos del narcotráfico y la captura de territorios que condicionan la soberanía estatal; el desprecio material y persecución hacia los pueblos indígenas; y, sobre todo, el reposicionamiento del Uribismo como fuerza política representativa del poder.
Todos ellos son factores que deben conjugarse con el actual pesimismo cívico que existe en torno a lo que ha sido la gestión gubernamental respecto a la pandemia y al proceso de vacunación, así como en lo que respecta al aumento del desempleo y la masiva molestia ciudadana que despertó la reforma tributaria.
De este modo, asumir que el retiro del proyecto de reforma tributaria era la solución al problema en Colombia no sólo evidencia una peligrosa falta de visión, sino que también dificulta ofrecer verdaderas alternativas a lo que ha de ser un necesario y urgente proceso de pacificación social.Pedro Díaz Polanco, director de la Escuela de Administración Pública Universidad Austral de Chile