Paralización de obras públicas
En medio de una crisis sanitaria que ha afectado el empleo, 16 proyectos que se ejecutaban en la Región fueron abandonados por las empresas. La responsabilidad es tanto de los privados que abandonan, como de quienes diseñan las bases de la licitación que al final fracasan.
Altamente preocupante ha sido el reporte que la Unidad de Control del Gobierno Regional entregó esta semana en la sesión del Consejo Regional, donde se especificó que actualmente hay 16 obras de infraestructura pública paralizadas en Los Lagos, lo que implica tanto un retraso en iniciativas que van en directo beneficio de las personas, como una pérdida inmediata de numerosos puestos de empleo, materia muy sensible en estos días de pandemia y declive de la actividad económica. De acuerdo al informe proporcionado a los consejeros regionales, y que generó la alarma entre ellos por los efectos ya citados, figuran 13 proyectos que cuentan con financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (Fndr) y 3 del Fondo Regional de Inversión Local (Fril), totalizando una inversión frenada que asciende a poco más de 30 mil millones de pesos.
Aunque el abandono de obras financiadas por el erario público por parte de empresas privadas no es nada nuevo en el país, en el actual escenario adquiere todavía mayor gravedad, en particular por el negativo impacto en un mercado laboral que lleva meses reflejando las consecuencias de una economía que se ha ralentizado por las restricciones de movimiento a que ha obligado el covid-19. Las razones apuntadas para explicar el congelamiento de las obras son las mismas que se han venido repitiendo en los últimos años en determinadas iniciativas de infraestructura pública: incumplimiento de contratos, diferencia en el costo de los proyectos y retraso en la ejecución; además de otras propias de una época de crisis sanitaria, como la falta de stock de los materiales de construcción y la ausencia de protocolos de salud para el personal.
Dejando de lado las variables sanitarias que han incidido en la paralización de las obras, hay otras, casi recurrentes, que ya deberían ser objeto de un análisis más profundo de parte de los órganos estatales para evitar estos contratiempos. Por más que pueda haber boletas de garantía, es hora de revisar los procesos de diseño y licitación, a fin de que la iniciativa no termine entrampándose en el camino.
Así como hay responsabilidad de los privados que abandonan las obras, también la hay en los convocantes que seleccionan a los ejecutantes.