Las calles rahuinas a merced de la furia invernal del río
La crecida del cauce afectó por décadas a las familias del sector. Un terraplén puso fin al problema.
Fotos: Archivo Histórico Municipal Datos históricos: Rodrigo Rodríguez Pérez
Durante décadas, las calles y vecinos de Rahue Bajo fueron víctimas de la "furia" invernal del río Rahue. Las intensas lluvias aumentaban enormemente el caudal y el agua cubría todo en las orillas inundables.
Pese a los inconvenientes, no era un fenómeno anormal, ya que la mitad de Rahue Bajo, hasta la calle Talca aproximadamente, originalmente era una zona de vegas, parte de la cuenca del río. Incluso, cuando no había población y el sector era un terreno agrícola, esta área se mantenía gran parte del invierno inundada.
Y si bien también inundaba campos de Ovejería y Francke, Rahue Bajo era el sector más golpeado, ya que tenía mayor población y urbanismo. El barrio y sus calles quedaban bajo el agua por al menos tres días. La "riada o avenida" invernal cubría normalmente entre las calles Antofagasta y Ejército, lo que incluía avenidas República y hasta David Rosas.
Como la situación se repetía todos los años, las casonas rahuinas más antiguas tenían un zócalo para impedir que el agua afectara las áreas habitacionales de la vivienda. Es decir, las habitaciones comenzaban desde el segundo piso, debido a este factor natural.
¡Se salió el río!
La situación era todo un problema para las familias del sector, que de súbito en la noche escuchaban los gritos ¡se salió el río!. Mientras el agua estaba en las calles y patios, los sufridos residentes debían lidiar con la humedad y no les quedaba otra opción más que moverse en botes para salir o llegar. El nivel del agua superaba el metro de altura.
Los soldados del Destacamento Zapadores, antecesor del Regimiento Arauco de Osorno, ayudaron a socorrer a los damnificados con improvisados lanchones. Los carabineros de la Tercera Comisaría y los Bomberos de la Sexta Compañía también hacían lo propio y trabajaban incansablemente para apoyar a los vecinos afectados por el fenómeno natural.
Pero sin duda los más golpeados eran las familias que vivían en la orilla del río, en las llamadas poblaciones "callampas", situadas en lo que hoy es David Rosas, el Parque Martínez, Pedro Montt, entre otros puntos.
Los conventillos, tan propios de Rahue, también resultaban duramente afectados con las veleidosas crecidas del río.
Una vez superada la inundación, aparecían todos los problemas asociados, como el barro, la humedad y el corte del suministro de agua potable.
"Fue terrible. Yo tenía 12 años en 1965 y vivíamos en calle Temuco, entre Antofagasta y Talca. Recuerdo que llovía torrencialmente y el río se salió en la mañana, como al mediodía. Menos mal vivíamos en el segundo piso y el agua lo cubrió todo. La familia que vivía en el primer nivel se tuvo que ir donde familiares y alcanzaron a sacar sus cosas. Pasaron los militares y los ripieros del río Rahue ofreciendo ayuda y transportando a los vecinos que lo necesitaban. Había familias que tenían pozos negros y toda la suciedad se salió. Estuvimos así al menos 5 días y luego dejó de llover, con lo que bajó el nivel del agua. Después quedó todo lleno de barro y humedad. La gente sufría mucho", recuerda Patricia Salinas, vecina del sector en aquel entonces.
Pero no sólo los vecinos resultaron afectados con el agua, sino también las industrias rahuinas, como la ex barraca Günther, que para colmo de males estaba en la orilla misma del río (actual sitio del Hotel Sonesta); el Molino Rahue, la sociedad comercial Sommer, la fábrica de baldosas Zarges, la ex feria de ganado Rahue (ubicada en República), entre otras firmas.
La situación cambió a mediados de los años '70, con la construcción de un terraplén por toda la orilla urbana del río, desde el estadio Alberto Allaire hasta el actual puente Chaurakawín. Con ello, entonces, parecía superado el problema. No obstante, el año 1977 hubo 4 días seguidos de lluvias intensas, casi como un diluvio bíblico, que al final terminaron por romper el terraplén y llenar nuevamente de agua las calles rahuinas. Sería, en todo caso, la última gran riada en el sector.
Con el cambio climático han declinado también las precipitaciones y, por ende, el nivel del caudal, que bajó en relación a su promedio histórico. Hay partes que están embancadas y en verano se rebaja a la mitad de su tamaño.
Esta semana mostramos imágenes que dan cuenta de aquellos días complejos para los rahuinos, algunas que datan de principios del siglo XX y otras de mediados.