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"Seguimos con las fronteras abiertas y tenemos variantes que son más contagiosas"

Experta entrega claves para superar la crisis sanitaria y menciona las actividades en las que más se transmite el covid.
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Pasó ya un año desde la llegada del covid-19 a Chile y los números a ratos indican que el país puede retroceder tanto o más que los pasos que logra avanzar en el intento por controlar la pandemia. A pesar del éxito de la vacunación, los contagios aumentan, también mueren más personas que en los meses más críticos del 2020 y las personas en cuarentena aumentan a medida que se acerca el otoño. Las críticas que explican este escenario apuntan principalmente al relajamiento de medidas, al permiso de vacaciones y a las excepciones que permiten que millones de personas aumenten la movilidad aunque estén bajo confinamiento total.

Claudia Cortés es vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología (Sochinf) y como experta reconoce que "en general el ser humano no aprende de sus errores" y que "estamos cometiendo las mismas equivocaciones que Europa, pese a que vamos dos o tres meses atrás de ellos en el avance de la pandemia".

-¿Cómo se entiende que estemos peor que en junio del 2020, con todo el recorrido que tenemos?

-Vimos Europa relajó sus medidas durante su verano y después de sus vacaciones tuvieron una segunda ola tremenda, mayor a la primera. A nosotros nos está pasando exactamente lo mismo. Es entendible desde el punto de vista de la salud mental y de la economía lo de los permisos de vacaciones, pero desde el punto de vista epidemiológico y de los contagios fue una mala decisión que fueran tan extendidos y numerosos, sin limitaciones de tiempo. Son varias las variables. A esto se suma una mala gestión de comunicación de riesgo de parte del gobierno, que expresó que la llegada de las vacunas era casi como el fin de la pandemia, lo cual es un error. Se ha hecho muy bien la vacunación, ha sido muy eficiente, pero tenemos que vacunar con las dos dosis a poco más de 15 millones para tener un resultado que sirva desde el punto de vista de la población, y eso va a ser, probablemente, a fines del primer semestre. Por lo tanto, antes de eso no podemos relajarnos. Tenemos que seguir tomando los mismos cuidados. Por eso digo que se han tomado decisiones como cambiar los protocolos establecidos, variando las características de las fases 1, 2 y 3, en que retrocedemos a ciertos estados, pero se agregan otros relajos como abrir los gimnasios, los cines, aumentar los aforos, cuando la situación era evidente desde comienzos o mediados de enero, cuando los números iban en alza.

-¿Cómo se explica, si hay una mesa de expertos asesorando?

-No se entiende. Yo soy vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología, que nos dedicamos a esto, y a nosotros nos convocaron a dos reuniones en marzo del 2020 y nunca más. Hay una mesa de expertos que sugiere cosas y que muchas veces no ha sido escuchada. Yo entiendo que hay decisiones que no sólo van por el lado médico, epidemiológico y de salud pública, sino que tienen que ver con los balances de la economía y la productividad. Yo sólo puedo responder desde la salud y desde las enfermedades infecciosas: las decisiones que se toman en muchas ocasiones no son correctas y no tienen aval en la ciencia. Que aparezca un ministro diciendo que no hay literatura sobre brotes en los cultos religiosos es insólito. Ha habido brotes en Chile que han sido reportados -como el de Osorno o el de San Pedro de La Paz-, hay brotes en la literatura que han sido descritos y él dice que nunca ha habido un paper. Esto no es real. Uno no puede excusarse en la ignorancia cuando tiene la información al alcance de la mano y las decisiones tienen que ser tomadas en base a la ciencia. Uno no puede rendirse ante presiones de ciertos grupos, ya sean económicos, religiosos o lo que sean. Estamos hablando de la vida de las personas.

-¿Cuál es el camino para salir de esta crisis?

-Debiéramos hacer lo que venimos repitiendo majaderamente hace más de un año. Sabemos que son medidas muy útiles si se hacen bien, pero tiene que ver con una correcta comunicación de riesgo, transparentar cómo se toman las decisiones y cuáles son los elementos que se analizan para tomarlas. Debiera informarse en forma clara y precisa. Yo recuerdo la campaña del cólera en que todo el día nos repetían cosas. Es verdad que llevamos un año y estamos cansados, pero tiene que haber una permanente educación a la población, contar cuáles son las situaciones reales y no minimizarlas. Y seguir educando sobre el buen lavado de manos, el uso correcto de la mascarilla y evitar las aglomeraciones. Si uno cumple las medidas, puede esperar ponerse la vacuna en forma bastante tranquila, porque funcionan bien. Pero hay que hacerlas bien y todo el tiempo. Evitar las aglomeraciones implica no ir a un casino, no ir a un gimnasio, no ir a un culto religioso ni aglomerarse en un restaurant. Porque esas cuatro actividades, sabemos bien hoy que son las que más transmiten.

-Este jueves, 28 comunas entran en cuarentena. ¿Esas medidas están dentro de lo que hay que hacer o debiera ser aún más amplia su aplicación?

-Las medidas tienen que tener dos cosas: una lógica y fiscalización. Al menos en Santiago no tiene sentido que algunas comunas estén en cuarentena y otras no. Eso significa que en algunas partes en la vereda de enfrente están en cuarentena y en la del otro lado no. Eso no tiene ningún sentido epidemiológico. Es distinto si quieres poner en cuarentena a Talca, Linares u Osorno, que son ciudades comuna. Pero en Santiago, como ocurrió con Viña y Valparaíso, estas cuarentenas móviles no tienen sentido. El otro punto es que cualquier medida de restricción que se quiera implementar, si no se fiscaliza que se cumpla correctamente, no sirve de nada.

-La estrategia de Nueva Zelandia, de cierre total, fue muy exitosa. ¿Aún hay tiempo para aplicarla?

-Es por lejos la estrategia más exitosa. Pero ellos tienen la particularidad de ser una isla y de ser bastante autosuficientes de cerrar sus fronteras. Estuvieron cerrados mucho tiempo. Tienen una población que ha sido bastante más obediente y más educada y cumple las normativas. Encuentran dos casos y cierran una ciudad gigantesca como Auckland por dos semanas y la gente lo entiende así y sacrifica esas dos semanas de la economía en pos de poder reabrir pronto. Eso ya no se hizo en Chile, pero tampoco somos una isla. Una cosa importante es que nosotros seguimos con las fronteras abiertas en un momento en el cual tenemos variantes que son más contagiosas y mortales, como la variante de Inglaterra, que tenemos casos en Chile, y que como es más contagiosa va a comenzar a ser más prevalente. Pero seguimos con las fronteras abiertas con Brasil. Recién ahora, después de un año, se están limitando los accesos y poniendo cuarentenas dirigidas a la gente que viene de allá. En algún momento, con estas variantes mucho más agresivas, debiera cuestionarse si debemos seguir con las fronteras abiertas.

Becas de especialidad

-¿Qué explicación les ha dado el gobierno para quitar el financiamiento a las becas de especialidad de Infectología?

-Para nosotros es incomprensible. El gobierno avisó recién el viernes pasado que decidió no financiar un número muy importante de becas, cuando estamos a tres semanas del concurso. Y les piden a los centros formadores y universidades que modifiquen sus programas de formación con ese escaso tiempo de antelación. Es absolutamente imposible. Se da un argumento de que se hizo un análisis sobre las especialidades que ya no tendrían que ser necesarias porque hay suficientes profesionales, lo cual en Infectología y Microbiología Clínica no es así. Mi hospital, que es el San Borja Arriarán, y que atiende a cerca de dos millones de personas, no tiene un microbiólogo clínico. Infectólogos hay en algunos hospitales del país, no en todos, y concentrados en Santiago. Estas dos especialidades han tenido un rol fundamental en esta pandemia. Los microbiólogos clínicos son los que hacen el diagnóstico y establecen cuáles son las mejores formas de hacerlo. Y los epidemiólogos somos los que hemos definido cuáles son los tratamientos para el coronavirus. ¿Qué va a pasar cuando haya otra pandemia? Porque es posible que esto vuelva a ocurrir. No vamos a tener especialistas para manejarlas porque el gobierno decidió no financiar la formación de nuevos especialistas.

"Evitar las aglomeraciones implica no ir a un casino, no ir a un gimnasio, no ir a un culto religioso ni aglomerarse en un restaurant. Esas cuatro actividades sabemos bien hoy que son las que más transmiten".