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antes de viajar a sus localidades de origen, especialmente de sectores rurales.

"Nuestros clientes preguntan siempre cuándo vamos a poder abrir, pero les decimos que van a tener que ser pacientes porque no podemos funcionar en el local. Como dije antes, ha sido muy complicado porque todos los que nos dedicamos al comercio tenemos que trabajar porque es nuestra única entrada para vivir, pero vamos a tener que ser pacientes y esperar. Aunque viendo cómo se viene este año, el panorama no es muy alentador", reconoce Patricia Jarpa.

Sobre el panorama que se vive en Rahue, la comerciante local dice que es deprimente ver cómo están los locales cerrados y en arriendo, pero asume que es la realidad que cruza al país. Aún así, lamenta que negocios emblemáticos y con una gran historia los que han tenido que bajar la cortina.

"Además nunca hemos recibido apoyo o esos bonos que entrega el Gobierno porque es muy complicado postular y no todos se los adjudican. Creo que el rubro de los restaurantes ha sido muy golpeado por esta situación y la ayuda ha sido mínima para los que nos dedicamos a este rubro", recalca.

Complejo

También en calle República #577 se encuentra la peluquería Nuevo Stylo, propiedad de la estilista rahuina María Soto junto a su colega Luis Yáñez, quienes atienden hace más de cuatro años en el sector y con una amplia clientela.

El rubro de la peluquería y la estética también ha sido golpeado por la crisis sanitaria y económica, porque al no ser catalogado por las autoridades como de primera necesidad, deben sí o sí cerrar sus puertas en cuarentena.

"Siempre he trabajado en Rahue, aunque antes estaba en un local en la misma calle. Junto con un colega nos instalamos en éste, pero con el tema de la pandemia estamos viviendo una situación muy complicada ya que no podemos abrir y eso me ha afectado seriamente. Yo tengo que pagar arriendo, cuentas y sin generar recursos se hace muy difícil", comentó la estilista local, quien agregó que pese a la situación que se viven, no le han rebajado el arriendo del negocio.

Al igual que todos los comerciantes, debe realizar "malabares" para lograr mantenerse en lo económico dado que es viuda y actualmente vive con uno de sus hijos.

"Cuando hemos podido abrir, trabajo bastante porque tengo una clientela de hace años, así es que les voy avisando por WhatsApp para que vayan agendando sus horas y así he podido desempeñarme porque por el tema de la pandemia no podemos tener mucha gente al interior de la peluquería. Aún así, sea como sea logramos atender", comentó.

Hace unas semanas la Asociación de Peluqueros de Osorno se adjudicó fondos de Sercotec para apoyar a las personas que se dedican al rubro, pero dijo que en algún momento formó parte del gremio pero se retiró hace unos años después que su local fue víctima de un robo y nadie la apoyó.

"En algún momento a un asociado se le quemó su local y todos ayudamos, pero cuando me entraron a robar a mí, nadie se preocupó y por lo mismo decidí salir. Hace poco supe que la asociación se había adjudicado fondos pero en mi caso no recibí nada porque ya no formó parte", explica Soto.

A diferencia de algunos peluqueros y estilistas que se han adaptado a la pandemia y atienden en sus casas o bien a domicilio, ella se ha dedicado a preocuparse de su casa dado que cuando la ciudad ha estado en fase 2, se concentra en atender para generar recursos.

"Es una lástima que nosotros seamos catalogados como locales que no son de primera necesidad, pues hay locales grandes que funcionan sin mayores problemas y los que somos pequeños comerciantes no podemos trabajar. Ello nos afecta enormemente porque necesitamos trabajar. Nadie nos da ni nos regala nada como para darnos el gusto de no poder trabajar", remarca en medio de la desazón de un barrio que busca surgir en medio de la crisis.

"Cuando hemos podido abrir, trabajo bastante porque tengo una clientela de hace años, así es que les aviso por WhatsApp para que vayan agendando sus horas".

María Soto, Peluquera