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ingresos serán suficientes para sobrellevar el invierno, una vez termine esta compleja temporada que nunca olvidarán y que definen como la más compleja que han atravesado en su vida.

Sin trabajar

Los viajes a Caleta Cóndor se han convertido en una opción muy popular durante los últimos años. Una de las empresas que realiza este trayecto es "Estrella Al Lahual", que espera ansiosamente la época estival para trasladar visitantes en su embarcación desde el muelle de Bahía Mansa.

Aunque ofrecen un solo viaje para zarpar a las 7:45 horas, siempre que las condiciones del mar lo permitan, en ocasiones deben hacer una segunda vuelta por la alta demanda.

"Esto fue más que nada un sueño de mi papá, vimos también que era rentable el rubro. En ese tiempo recién estaba empezando el turismo y comenzó a ir cada vez más gente", contó Noemí Barrera, tripulante y encargada de gestiones.

Al estar familiarizados con la alta afluencia, en tres años haciendo estos viajes, la pandemia llegó como un balde de agua fría.

En el tiempo de cuarentena, las restricciones incluyeron la paralización de sus labores y en la recepción de visitantes. Adicionalmente la Autoridad Sanitaria habilitó dos controles en la ruta U-400; uno a la altura de Madexpo y otro en el sector Carrico, lo que reducía el tráfico desde Osorno hacia el litoral.

La familia Barrera, que cuenta con un campo de alerces milenarios, aprovechó la madera para venderla y, de esta forma, obtener ganancias extras en medio del mal momento económico.

"Este ha sido el verano más complicado de todos. La verdad es que ahora la gente está tratando de salir al máximo por si acaso nos colocan en cuarentena otra vez, pero cuando nosotros reiniciamos los viajes hubo mucho flujo de personas", comentó.

Tanto en el litoral como en la caleta las comunidades trabajan principalmente en enero, febrero y marzo para sustentarse el resto del año, por lo que ahora están expectantes sobre lo que vendrá.

"La verdad, esperamos poder recuperarnos con lo que queda de verano, mantenernos operativos en marzo, pero como igual van a entrar a clases se complica un poco", recalcó Barrera.

Nuevo emprendedor

En medio de las adversidades, la contingencia sanitaria también obligó a otros a reinventarse. Tal es el caso de Javier Rubilar, quien anteriormente formaba parte del rubro de la construcción, sin embargo en agosto perdió su empleo y tuvo que buscar otras opciones para subsistir.

Por esta razón se sumó a su esposa, Verónica Punuñanco, en su emprendimiento Lispal, enfocado en la venta de pasta de ajo, ají, harina tostada, conservas de cerezas, mermelada de mosqueta, entre otros, desde hace tres años. Poco a poco lograron levantar una marca familiar, en la que además colaboran dos hijas, de 8 y 13 años.

"Nos afectó mucho el tema del confinamiento porque estaba prohibido salir a vender y el verano es la mejor época. No podíamos ir a la playa y aprovechar esa posibilidad. Sin embargo hacíamos feria en Puaucho cada miércoles, con cuarentena y sin cuarentena, eso nos ayudó un poco porque pasaba gente", mencionó.

Rubilar detalló que es la primera vez que le toca atravesar una situación tan compleja. De hecho, la idea de sumarse a este proyecto surgió en noviembre debido a la falta de oportunidades en el rubro al que pertenecía, ya que muchas obras están paralizadas.

Para implementar el sistema de delivery contaron con el apoyo del encargado de turismo de San Juan de la Costa, Alonso Inostroza, quien llegaba a los clientes para sus pedidos a través del +56999368632 y posteriormente les entregaba el producto.

Cuando faltan pocos días para el comienzo de clases y el término del periodo estival, la familia Rubilar Punuñanco apunta al público de Osorno para continuar generando ingresos en los próximos meses.

"Nos queda esta semana y a lo mejor la otra. Nosotros seguimos vendiendo pero ya la demanda no es como antes, la gente no viene a la playa porque se queda en Osorno. Así que pensamos entregar en Osorno, ahí también tenemos nuestros clientes", expresó el emprendedor.

Disminución de ganancias

En San Juan de la Costa los pescadores conforman uno de los rubros fundamentales. Como esta actividad económica depende de las condiciones del mar, al igual que otros pobladores de la zona deben administrar bien el dinero para poder costear sus necesidades.

Elías Salinas, pescador y dirigente, ha podido sustentarse desde hace varios años mediante la extracción de productos del mar. Cuando estaba en séptimo básico acompañaba a los adultos en las salidas hacia el mar, con el propósito de generar ingresos para ayudar en la crianza de seis hermanos tras el fallecimiento de su papá.

De a poco llegó a formar parte de este gremio y también se capacitó como buzo en su

"Estaba todo desolado como nunca habíamos visto algo así. Mucho calor y nadie en la playa, toda la gente con mascarilla. Era como una película terror"

Gloria Díaz, dueña del restaurante "Glorimar" en Bahía Mansa