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Cementerios: el origen del "descanso eterno" de los osorninos

El primer camposanto fue abierto a fines del siglo XVIII en la actual Los Carrera. Las misiones y parroquias también albergan sepulturas.
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Datos históricos: Rodrigo Rodríguez / cronica@australosorno.cl

Los cementerios, tan comunes y necesarios en la vida actual, no siempre existieron como tales. Antaño las familias sepultaban a sus difuntos en las parroquias, en los terrenos aledaños a conventos o misiones, e incluso en sus propios predios.

Hoy existen seis camposantos en Osorno, cuatro de formato tradicional y dos parques. No obstante, los cementerios de Misión Rahue, en la Ruta U-22; Católico (en calle Eduviges); y Alemán (ubicado en calle Los Carrera) son los más antiguos de la ciudad, todos del siglo XVIII y XIX.

Víctor Sánchez Olivera, en su obra Historia de Osorno, señala que al repoblar la ciudad en 1794, el gobernador irlandés Juan Mackenna resolvió no permitir sepultaciones en la iglesia parroquial, como era costumbre hacerlo, ni instalar el cementerio anexo a ella; y en una nota con fecha 17 de septiembre de 1804 informó al gobernador de Chile, Luis Muñoz de Guzmán, los motivos para ubicar el camposanto en un terreno vecino a la ciudad.

Mackenna expuso que "el piso de madera de la iglesia debería ser abierto a menudo, si se quería sepultar los cadáveres dentro de ella; y en un lugar anexo, el costo sería considerable, por las murallas que deberían circundarlo. En cambio, al instalar el cementerio, bastó con construir un foso que sirviera de límite". Si bien la documentación del camposanto es posterior, los registros parten en 1796.

Este primer cementerio, que funcionó hasta 1870, estaba ubicado en el lugar que hoy ocupa el Alemán, ya que el vecino Germán Hube adquirió los terrenos y, en conformidad al acuerdo establecido con la municipalidad (sesión de 16 de febrero de 1870), se comprometió a proporcionar bueyes y carretas para trasladar los restos al actual Cementerio Católico, que se abrió en terrenos que pertenecían a la parroquia San Mateo, también en las afueras de la ciudad (el límite urbano de aquel entonces estaba en calle Prat).

La apertura del camposanto alemán coincide con la autorización del funcionamiento de las iglesias y cementerios protestantes en Chile. El trámite oficial de funcionamiento está registrado en 1886 bajo la Asociación Evangélica Alemana. Partía en calle Los Carrera y llegaba hasta la actual calle Germán Hube. Las tumbas están coronadas con cruces de metal, obeliscos de mármol negro y lápidas.

Sepulcros misionales

Las misiones también incluyeron cementerios dentro de sus límites. Así ocurrió con la desaparecida Misión San Capistrano de Coyunco, ubicada desde 1796 en la desembocadura del estero Cuinco en el río Rahue (actual camino a Los Boldos, en Francke). En los registros de sepultación, que parten en 1796 y llegan hasta 1818, se menciona el caso del líder indígena Ramón Ayelef, un guillmen huilliche no católico, "pero muy caritativo y que instruyó a sus hijos a cumplir con las obligaciones cristianas". Era, además, entendido en yerbas medicinales. Fue bautizado al momento de su deceso y sepultado en la parroquia. La misión fue cerrada en 1851 y reabierta en 1858 en la orilla sur del río Rahue, bajo el nombre de Misión Rahue, donde ya funcionaba un pequeño cementerio administrado por Coyunco para sepultar a vecinos e indígenas convertidos al catolicismo (el registro se regulariza nuevamente en 1873 desde Misión Rahue). Se ubica en la parte trasera del santuario de la Virgen de la Candelaria, en el predio misional, y funciona hasta el día de hoy.

Este pequeño camposanto fue el lugar de descanso eterno de algunas familias repobladoras de Osorno, tales como Moyano, Velásquez, Asenjo, entre otros. También está la tumba del cacique de Cuinco José Anselmo Epuyao, integrante de la junta del Futahuillimapu, quien está junto a toda su familia.

Las misiones de Quilacahuín (en San Pablo) y San Juan (en San Juan de la Costa) también tienen singulares cementerios con casitas de madera, que simulan el hogar que tuvo el difunto en su vida. Y también hay tumbas en las parroquias. Por ejemplo, el abuelo de Sabina Sotomayor (una de las dueñas de los terrenos de Rahue Bajo), que fue el primer profesor de la escuela misional de Quilacahuín, está sepultado en el templo. Además, la iglesia alberga los restos de dos misioneros franciscanos: Agustín Palma (1830) y Antonio Hernández Calzada (1847).

Es preciso señalar que se han encontrado osamentas en puntos donde originalmente se ubicaron iglesias y conventos en Osorno, tales como en calle Bulnes, entre Ramírez y Los Carrera; en la esquina de Ramírez con Matta; en el terreno donde se construyó la galería Catedral; y en los locales de calle Errázuriz, al lado de la iglesia San Francisco, entre otros. Incluso, se cree que los restos del primer alcalde de la ciudad, Diego Nieto de Gaete, quedaron sepultados en la iglesia San Francisco. Ello demuestra que los templos y claustros eran usados para sepultar a destacados vecinos.

1. Una imagen del Cementerio Alemán de Osorno en 1921. El camposanto se ubica en el mismo sitio donde estuvo el primer cementerio de la ciudad habilitado a fines del siglo XVIII.

2, 3 y 4. El Cementerio Católico, en calle Eduviges, fue abierto en 1870 en terrenos de la parroquia San Mateo. Reemplazó al primer camposanto de Osorno instalado en los tiempos del gobernador irlandés Juan Mackenna.