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Incongruencias

Incongruencia es "una conducta o expresión que contradice a otra, o no guarda con ella una relación lógica".

¿Será que los hechos mencionados a continuación, donde la guinda de la torta es la violencia o posibilidad de ella, son incongruencias en una democracia?; y si no lo son, ¿qué sería entonces, tienen sentido alguno?.

Me tocó presenciar hace pocos días frente a mi domicilio, que para la rendición de la Prueba de Conocimientos PCU se requirió de un importante despliegue de carabineros amen de cortes y desvío de tránsito de una calle principal y por dos días. Posiblemente similar en otras comunas de nuestro país.

En otra situación, en esta misma comuna, en un control de la autoridad por la pandemia, carabineros y militares fueron golpeados por una turba de enajenados mentales, hechos cada vez más frecuentes; y por qué no clasificarlos de "pandemia humana o humanoide". Independiente de cualquier concepto, ¿se puede construir así una mejor sociedad?, sinceramente lo dudo.

José Manuel Caerols


Conflicto mapuche

En La Araucanía hay un gran conflicto denominado "mapuche", que ha sembrado el terror en los habitantes de la zona y que ya dejó de ser un asunto de mero orden público, pues se convirtió en otro de grave quebrantamiento del orden institucional de la República y de soberanía nacional.

Este conflicto fue provocado por la instigación de activistas indigenistas y por políticos que generaron las condiciones para él (Ley Indígena 19.253 de 1993 y Convenio 169 de la OIT). También por gobiernos incapaces de ejercer su autoridad y de cumplir con su obligación esencial, que es la conservación del orden público, empleando para ello la violencia física legítima del Estado si fuere preciso.

Lo ideal es solucionar este conflicto mediante grandes acuerdos nacionales, razonables y justos y que tiendan al bien común, pero el recurso al uso de la fuerza no debe ser descartado. Sea como fuere, cualquier solución que se proponga requiere, antes que nada, terminar con las acciones de violencia terrorista y guerrillera en la zona.

Estas acciones, realizadas por grupos de combatientes fuertemente armados, constituyen una verdadera guerra contra el Estado de Chile y debe ser enfrentada como tal; no por organizaciones policiales, sino que por fuerzas militares que empleen todo su potencial bélico, aplicando los procedimientos de tiempos de guerra, sin las restricciones para el uso de la fuerza que rigen en tiempo de paz.

Adolfo Paúl Latorre


Modernizar el Estado

En pleno siglo XXI hemos ido observando cómo la sociedad avanza rápidamente con relación al Estado, institución que con el pasar del tiempo no ha sido capaz de entender las diferentes inquietudes reales de la ciudadanía y mucho menos solucionarlas. Su único objetivo es resolver de manera eficiente, eficaz y transparente los distintos problemas que surgen en el país, soluciones que deberían ser siempre orientadas al bien general de la población.

A meses del proceso constituyente, es importante distinguir las reformas sectoriales del marco del estructural del Estado, el cual garantiza que se ejecute el espíritu de esta nueva constitución y las diferentes reformas. Sin embargo, si no rediseña este marco, seguiremos anclados a políticas ineficientes y burocráticas, que seguirán con el cuoteo político de siempre, donde los partidos políticos han ido utilizando lamentablemente al Estado como el gran pagador de favores, una bolsa de empleo que premia al amiguismo, el saldo de cuentas y grupos de interés. Deberíamos preocuparnos de poner a las personas más aptas en las distintas áreas del Estado, para así profesionalizarlo continuamente y de esta manera avanzar hacia uno más acorde a los tiempos actuales, ya que, al ejecutar este acto, lograríamos un mejor funcionamiento de las instituciones gubernamentales, lo cual provocaría una mayor confianza en el vínculo contractual entre Estado y ciudadano.

Los jóvenes ya nos cansamos de falsas ideas al aire y promesas de campañas incumplidas, por falta de voluntad de la clase política de manera transversal. Debemos de una vez por todas dejar de ser el Estado lento y mediocre que nos caracteriza y de esta manera avanzar a un Estado moderno, con una transformación continua, flexible, que impulse políticas de fortalecimiento democrático y que garantice el acceso a servicios públicos de calidad. Esta modernización estatal debe ser acompañada de una ciudadanía activa en el debate para una mejor gestión. Nos parece primordial que el Estado cambie su manera de ser y de hacer, porque hay que tener bien en claro que una modernización no pasa por la compra de más y mejores equipos digitales, si no por una mejor gestión y cambio de diseño institucional.

Jorge Matamala y Eduardo Zuchel