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Democratización en Chile
La democracia es entendida como un fenómeno sociopolítico, que cuenta con un "conjunto de reglas y principios básicos, que determina cómo habrá de tomarse las decisiones que incumben a las mayorías" (Dahl, 1999, pág. 47) y cuyo rol más importante está relacionado con la organización de los Estados, sus modelos de gobernanza, los procesos de toma de decisiones y de participación ciudadana.
Sin embargo, hoy la democracia enfrenta una increíble paradoja. Por un lado tenemos los niveles más altos de desconfianza y desaprobación de gran parte de nuestras instituciones y referentes políticos, con una gran cantidad de candidatos independientes que buscan desmarcarse de la política convencional.
Por otra parte, estamos en un momento político y democrático como ninguno, desde la vuelta a la democracia. En 2019, tras el surgimiento del llamado "estallido social", nuestro país fue capaz de descomprimir el conflicto a través de un acuerdo, ofreciendo como solución más democracia para discutir una nueva Constitución. Hoy vemos una amplia amalgama de partidos políticos, con actores nuevos en las izquierdas, derechas, moderados y conservadores, con una gran cantidad de candidatos de cara a las próximas elecciones municipales. De los 6.515 competidores en las primeras municipales de 1992, donde competían todos por las alcaldías, casi 30 años después tenemos 1.461 candidaturas a alcalde y 14.764 candidaturas a concejales declaradas.
Otra buena noticia es que la mayoría de los partidos políticos hoy incorpora a jóvenes en sus listas a concejales, aunque en algunos casos sea para completar listas, en otros tienen opciones reales de llegar a ganar y cuentan con buen trabajo territorial previo de respaldo. Además, cada vez hay más mujeres compitiendo por las alcaldías, los consejos, los gobiernos regionales y definitivamente no se trata de candidaturas testimoniales con el fin de hablar de paridad, sino que muchas de ellas son validadas por sus pares, con amplias opciones de llegar a ser electas. En esta pasada también tendremos elecciones de gobernadores, se entrecruza ahí la variable democracia y descentralización, un gran hito para las regiones. Y termino con la discusión ideológica más relevante que hayamos tenido en los últimos años: la convención constituyente, un proceso paritario, con representación de pueblos originarios y con 1.463 candidatos inscritos.
¿Cómo se llama esto sino democracia? De que quedan desafíos pendientes, de seguro queda una gran cantidad de tareas por abordar en términos de democratización, pero sin duda el ciclo iniciado en 1990 con la recuperación de la democracia se consolida. Cada día más hombres y mujeres se comprometen en los espacios de participación ciudadana y los procesos de toma de decisiones, cada vez es más común conocer a alguien que está sumándose a competir, esperemos que eso también se traduzca en mayor convocatoria y legitimidad del gran proceso eleccionario de abril de 2021.
Hardy Oyarzo Cahuas
Abandono de Ovejería
El domingo recién pasado, el sr. Pablo González dejó entrever, a través de este medio, la situación de abandono que vive el sector de Ovejería de nuestra ciudad. Es impactante, considerando que no todos conocemos esa realidad por no estar habitando ahí. Lo cierto es que nos invita a ser rigurosos precisamente en tiempos de campaña electoral, donde hay candidatos que van por el sillón edilicio, han sido ya concejales y desconocemos cuál fue su empuje para hacer crecer el sector. Por otra parte, deja entrever cómo las administraciones municipales perfilan a sus "preferidos" y es en esos sectores donde precisamente se concentra la mayor cantidad de recursos de inversión.
Eduardo Leiva Zumelzu
El alma del Instituto Nacional
Duele ver la decadencia del Instituto Nacional. Fueron años de abandono por parte de su sostenedor (la Municipalidad de Santiago), a lo que debemos sumar un rectorado mediocre y un profesorado que no hacía más que bailarle el agua a un grupo de imberbes que, por medio de destrozos y vandalismo, clamaban indirectamente por disciplina -sin la cual está perdida la clase media- y orientación no brindada por adultos cobardes que sólo se limitaron a adularlos.
No entendieron que el alma del Instituto Nacional no está en el coloso de Arturo Prat 33, así como tampoco en los 19 presidentes que pasaron por sus aulas. El alma de este colegio se encuentra en el rigor que profesores, funcionarios y apoderados son capaces de imprimir en el carácter de niños de 12 años. El día en que los niños, jóvenes y adultos que forman parte de este colegio vuelvan a comprender que el lema institutano dice "labor omnia vincit" y no "ingnis omnia vincit", ese día renacerá esta noble institución y será un gran día para Chile.
Juan Lagos