Las oportunidades tras un duro año
Una mirada de futuro debe necesariamente incorporar un enfoque respecto de las oportunidades que se abren. Uno de los elementos que asoma como más relevante, es la necesidad de apostar con muchísima más fuerza al desarrollo de la ciencia.
Al llegar al final de este 2020, es necesario realizar una mirada retrospectiva sobre los acontecimientos que marcaron el "año de la pandemia" y que cambiaron algunas de las bases fundamentales de nuestra convivencia social y, es de esperar, sirva también para sacar profundas lecciones respecto de la forma en que podemos replantear nuestro desarrollo local.
La llegada del covid-19 ha implicado un desafío como pocos en la historia reciente, pero abrió también esperanzas de que signifique un impulso relevante a procesos que si bien ya estaban en marcha, ahora han debido acelerarse con particular intensidad.
Uno de los elementos que asoma como más relevante, a propósito de la reciente llegada de la vacuna, es la necesidad de apostar con muchísima más fuerza al desarrollo de la ciencia como base del desarrollo.
En paralelo, nos encontramos en un mundo crecientemente comunicado gracias a las nuevas tecnologías, pero no por eso necesariamente bien informado; ello es una paradoja, pues somos presa fácil de las denominadas "noticias falsas", mitos y creencias que suelen difundirse con demasiada facilidad a través de redes sociales o WhatsApp.
No hay duda de que la pandemia ha reflejado también déficits que deben abordarse con sentido de urgencia. Uno de los más relevantes tiene que ver con la brecha digital que afecta a los sectores más desposeídos. Aquello es muy significativo en el marco de una economía donde ha quedado de relevancia la preminencia de las transacciones digitales y el "bajo contacto", que se expresa en fenómenos como las ventas a distancia y la entrega a domicilio.
En lo educacional, en tanto, la pandemia dejó también de manifiesto la necesidad de abordar con mayor rapidez los procesos de transformación que permitan mantener la calidad de los procesos formativos a pesar de dificultades como las ya vividas.
Es cierto que el año 2020 nos deja una estela de dolor, complejidad y muerte, pero una mirada del futuro debe necesariamente incorporar un enfoque respecto de las oportunidades que se abren para hacer mejor las cosas en una sociedad que debe mirar los procesos de manera mucho más integral y priorizando el bienestar social.