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La concejal Teresa Maripán detalla que "hoy existe el Consejo de la Cultura y las Artes, el que será partícipe de los trabajos que vengan más adelante. Esto tiene que continuar porque falta mucho también para el turismo. Se le ha dado una identidad a todo, incluso los miradores también han sido con esta mirada".
La diversidad en los grupos que abarcan la comuna ha contribuido a que tengan diferentes perspectivas, no obstante, cada uno tiene sus creencias sin necesidad de cuestionar a los demás. Han implementado esta regla en los ámbitos que se desenvuelven, sobre todo en lo relacionado a la religión.
"San Juan de la Costa siempre ha tenido una cultura muy nuestra. Todavía hay lugares religiosos donde se hace el guillatún (rogativa huilliche), en Pucatrihue está el 'taita' Huenteyao, que es como la religiosidad del pueblo huilliche. Esto es un lado muy espiritual, donde también está Canillo (o Caniyu) que es la otra parte, porque siempre hay un lado bueno y otro que no. Entonces, la comuna de San Juan de la Costa siempre ha sido reconocida por esto, por su cultura. Vivir acá no es como en otros lugares, porque la gente es muy respetuosa de todo su entorno, a pesar que están amenazados nuestros lugares espirituales por el tema de las grandes forestales", señaló.
La leyenda del Abuelito Huenteyao cuenta que un joven, tras preguntarse cómo podría obtener un poder en el mar, desaparece y se queda en una gran roca para proteger a su pueblo. Así se transforma en un ser divino que representa el bien en la cultura o cosmovisión huilliche, quien protege e intercede ante el Chaotroquín, dueño del mar y que vive en Pucatrihue.
En tanto, Canillo es asociado a una fuerza negativa, transformada en una amenaza a la tranquilidad del pueblo indígena. En la mitología, Huenteyao y Canillo son antagonistas, un reflejo del bien y el mal.
Obra destacada
Con este relato de trasfondo y como parte del programa del Ministerio de Vivienda (Minvu) dirigido a pequeñas localidades, denominado Lugares Que Crecen, en 2016 se terminó el diseño de la escalera del Abuelito Huenteyao, la cual se inauguró finalmente a finales de junio del año pasado en Bahía Mansa.
Uno de los desafíos que tuvieron los encargados fue plasmar la esencia de esta historia, así como su significado espiritual. "Yo me acuerdo que una de las cosas que me causó extrañeza es que ellos (comunidades huilliches) concebían este espacio como la antigua ruta del pescador, que baja todas las mañanas a la caleta y ese era su sendero. Uno lo que hace es interpretar, empezamos a entender que la escalera tenía que tener un tema de imagenología, todo tiene que ver con eso", contó el arquitecto del proyecto, Cristian González, sobre el proceso de diseño.
González llegó a esta iniciativa luego de una licitación pública en 2016 y se convirtió en la primera, en el ámbito público, que realizó en La Costa. Anteriormente había desarrollado cabañas e inmuebles para propietarios de segundas viviendas en este territorio.
Un grupo de 7 profesionales se enfocó en visualizar una estructura de más de 200 metros de longitud, dividida en dos tramos, con un ancho aproximado de 2 metros, con madera nativa y que armonizara con la flora del lugar.
"Este espacio era solamente una huella muy precaria. El 80% de la gente que transita en ese sector es de la tercera edad, entonces, hay un tema funcional que es lo primero que ellos perciben, pero después se empieza a hablar que pueden ser miradores y atractivos turísticos a la vez", explicó González.
Recientemente, la Escalera Abuelito Huenteyao recibió la distinción del Premio Aporte Urbano 2020, en la categoría Mejor Proyecto de Espacio de Uso Público a Escala Barrial. "Lo tomo como un reconocimiento al trabajo que se hace en regiones. Me gusta que siendo un premio que se otorga en Santiago, donde miran proyectos con grandes inversiones, de repente aparece esta obra con profesionales, gente que ha estudiando en regiones y decide hacer su vida de acá. Eso es bonito, sobre todo inspira a la gente más joven", indicó el arquitecto.
Ruta de las esculturas
El alcalde de San Juan de la Costa, Bernardo Candia, enfatizó que la idea de la escalera siempre fue dar relevancia al pueblo huilliche, ya que incorporaron elementos como la trutruca (instrumento indígena), el sol y la luna.
Esta premisa la han preservado en todas las líneas de acción para reforzar la identidad de la comuna. "Todos los proyectos tienen ese componente. De hecho, nosotros decidimos usar el círculo como elemento ordenador del espacio. Al ver lo que hemos construido, como las estaciones médico-rurales, las postas, el mismo estadio, está el círculo que, en el kultrún, representa la vida eterna o circular", manifestó.