Correo
El teniente Hernán Merino
Un 6 de noviembre de 1965 dio su vida por la soberanía de Chile. Respecto a ello, rescato determinados textos que dan fe de su sacrificio:
"Ese fue el amor de Hernán Merino Correa, heroísmo de nuestra Patria. El hombre que ofrenda su vida en defensa del territorio nacional y de los sacrificados colonos australes a los pies del magnífico cerro sagrado y temido de los tehuelches, el Chaltén o Fitz Roy". "Su figura se perfila históricamente con todas las características del héroe clásico: una causa justa, un escenario majestuoso rodeado de selvas y montañas pocas veces holladas por el hombre, en el cumplimiento de un juramento solemne". (A la Sombra del Monte Fitz Roy, del general René Peri Fagerström).
"Supo cumplir con honor la promesa hecha a la Patria tan querida ante el emblema de la estrella solitaria. Ese símbolo que tanto significa en nuestras vidas, fue testigo de su heroico sacrificio. Con el blanco de las nieves de las altas cumbres, el azul puro del cielo y el rojo de la sangre varonil, nuestro pabellón comprende el acto valeroso y patriótico del teniente Merino". (Revista de Carabineros de Chile, edición noviembre de 1965).
Gustavo Harcha Andrade
Empatía
Concuerdo plenamente con el llamado realizado en su editorial del día de ayer: la empatía es una característica fundamental de los liderazgos que deben surgir a partir de nuestro nutrido calendario electoral para hacer frente a la crisis económica, sanitaria y política en la que nos encontramos. En este sentido, tan importante como evitar políticos que sólo tienen en el centro de su actuar sus intereses particulares y así lo demuestran, es fundamental prestarle atención a esa clase de políticos que esconden sus ambiciones bajo una pátina de sensiblería barata que muchos (erróneamente) caracterizan como "conciencia social". De estos personajes rara vez encontraremos soluciones concretas a los dramas de los más necesitados. En su lugar, sólo vemos muestras de indignación, sumamente efectivas para los platós de televisión, pero que, hasta el día de hoy, ningún berrinche bienintencionado ha evitado colas en hospitales o solucionado los problemas de vivienda, por sólo nombrar dos ejemplos de la ineficacia del postureo político.
Juan Lagos
Nueva normalidad
La crisis sanitaria de los últimos meses ha provocado que las empresas tiendan a reducir salarios, personal, bonos y en algunos casos se han suspendido los ajustes salariales.
Sin embargo, las organizaciones han sacado una lección de todo esto, y es que ante la adversidad, el capital humano es fundamental para mantener la continuidad de los negocios, y por lo mismo, uno de los elementos que no han sido reducidos son los beneficios.
Comprender el escenario al que se enfrentan los colaboradores en los tiempos que corren es primordial. Las organizaciones deben ser capaces de acompañar en el proceso de cambio a los empleados y no dejarlos solos, y por lo mismo, la estrategia de beneficios que se les entrega debe ir redefiniéndose acorde a estos cambios y nuevas necesidades.
El encierro y el trabajo desde el hogar han desencadenado que los temas de salud mental y flexibilidad sean dos imprescindibles al momento de pensar en el bienestar de los trabajadores y sus necesidades, y las empresas ya están actuando frente a esto. Según el estudio "Reinventando los beneficios y la flexibilidad en el nuevo normal", antes solo un 21% de las empresas afirmaba ofrecer beneficios de asistencia sicológica y durante la pandemia la cifra llegó al 46%. Así, también, se incrementó el tiempo flexible, donde un 34% afirmaba tenerlo antes de la pandemia y hoy un 64% lo tiene.
Hoy producto de la pandemia, los beneficios ya no son vistos como un gasto monetario, hay que ampliar la visión. Un plan de salud complementario, asesorías sicológicas familiares y personales, pausas activas, implementación del homeoffice a necesidad del empleado para el cuidado de los hijos son elementos relevantes que generarán la sostenibilidad del talento en una organización.
Nos estamos adaptando a un nuevo estilo de vida por tiempo indefinido y esto nos obliga a adecuar la vida laboral y la personal.
El rol de las empresas está acá, en su capacidad de diseñar beneficios que se ajusten al cambio y a los propósitos de los empleados y sus familias. La nueva normalidad ya llegó, por lo que de ahora en adelante debemos establecer el foco en cómo nos enfrentamos y adecuamos a esta de la mejor manera.
Miguel Gumucio