Correo
Quema de iglesias
¿Qué nos pasa en Chile? Quién reacciona ante la quema de nuestros templos a vista y paciencia de todos? ¿Cuánto más tendremos que esperar para que el pueblo católico reaccione y hagamos algo junto a nuestras autoridades eclesiásticas?
Me pregunto, ¿cuántas misas de reparación se han celebrado en las diferentes diócesis del territorio?
Lo que más me preocupa y molesta es que algunas personas justifiquen los hechos diciendo que es algo material que no pasa nada, incluso lo he escuchado de gente católica, ¿cómo es posible pensar así?
Se trata de un lugar o espacio sagrado, que están en muchas religiones o culturas. Para los judíos Jerusalén era una ciudad santa. Para los musulmanes, el Kaaba es un lugar sagrado. Las mezquitas también son sagradas. En la cultura mapuche también existe un lugar sagrado. Todos los lugares sagrados merecen ser respetados. No podemos decir que es solo un lugar material.
Vivir juntos en una sociedad heterogénea sin respeto a la diversidad es una sociedad muerta, sin amor, sin vida, solo reina el ego y rencor. Todos queremos ser respetados por otros, pero el respeto es para todos.
También para nosotros los católicos, cada templo es un lugar sagrado, ¿acaso no está Jesús Sacramentado presente en los sagrarios?. ¿No están allí los sacramentales y las imágenes sagradas que representan lo que creemos y amamos?
Es injustificable todo acto de violencia, no nos acostumbremos a ver como queman nuestros templos y no hacer nada.
Fabiola Portales Pape
Enfermedades "raras"
A pocos días de que la ciudadanía eligiera el camino de una nueva Constitución y en momentos en que en Chile se discuten temas tan trascendentales, es necesario poner el foco, entre otras áreas, en el acceso a la salud.
Lamentablemente, hoy vemos cómo cientos de personas no pueden acceder a tratamientos oportunos y, pese a que la Ley Ricarte Soto significó un gran avance para varias patologías, muchas otras enfermedades no cuentan con ningún tipo de cobertura.
Esta es la situación de las enfermedades catalogadas como raras o poco frecuentes, las cuales se caracterizan por tener una baja prevalencia y, en muchos casos, por ser tremendamente costosas. Estas patologías parecieran estar abandonadas por parte del Estado, pues su financiamiento queda entregado en su totalidad a las familias de estos pacientes, provocando devastadoras consecuencias.
Como Asociación Nacional Amigos de la Infancia apoyamos a niños que padecen Fenilcetonuria, una enfermedad metabólica que impide la ingesta de proteínas. De consumirlas, los pacientes se exponen a un severo daño cognitivo con consecuencias irreversibles. Por suerte, existen países que han logrado afrontar con éxito las diferentes etapas de esta patología, asegurando el financiamiento de fármacos innovadores que mejoran la calidad de vida de quienes la padecen. Sin embargo, la realidad local es otra, y el acceso a tratamientos para enfermedades como esta y otras de alto costo, aún es insuficiente.
En este contexto, hacemos un llamado a las autoridades a construir una nueva institucionalidad para el tratamiento de las enfermedades de baja prevalencia. Es imperativo contar con mecanismos que permitan otorgar cobertura a estas patologías.
Una nueva Constitución probablemente incorporará y fortalecerá diversos derechos sociales, sin embargo, hoy ya podemos construir políticas públicas que nos permitan avanzar hacia un acceso digno e igualitario a la salud. Una nueva institucionalidad para enfermedades de baja prevalencia es un paso necesario en esta dirección.
Eugenio Bruce, director ejecutivo de la Asociación Nacional Amigos de la Infancia
Estados Unidos
Hace tan solo un par de días, el diario The New York Times publicó un video titulado How America Helped Stop Covid-19. Just Not in the U.S.
En éste se revisa cómo las estrategias de prevención, simulación y acción contra el coronavirus en Tailandia y Corea del Sur, reconocidas internacionalmente, tuvieron como referente los protocolos y el financiamiento de iniciativas estadounidenses, un indiscutible líder mundial en materia de salud pública.
La conclusión es trágica y categórica: Estados Unidos no tuvo un liderazgo político a la altura del desafío sanitario, a pesar de poseer la infraestructura, los especialistas y las capacidades para poder controlar la pandemia. Los datos a simple vista lo confirman: el número de muertos en Tailandia por covid-19 es a la fecha 59; en Corea, 464, y en el gigante norteamericano más de 230.000 y en ascenso. Qué duda cabe. La polarizada elección presidencial de hoy realmente determinará el aumento o la disminución de muertes de ciudadanos estadounidenses. El mundo entero está expectante.
Camilo Barría-Rodríguez