Correo
Desarrollo
Los historiadores del futuro que evalúen nuestra economía durante la primera parte del siglo XXI, tendrán en una reciente columna de Sebastián Edwards una fuente insoslayable.
En ella, el economista residente en Estados Unidos echa por tierra la idea de implementar una política industrial activa que elija "ganadores nacionales". No obstante, Edwards subraya la necesidad de aumentar la complejidad económica de nuestra estructura productiva. De esta forma, el autor propone mejorar la educación a todos los niveles, especialmente el técnico-profesional y desarrollar nichos asociados a nuestros recursos naturales, o nichos intensivos en informática e inteligencia artificial.
Efectivamente, una revolución educacional de siglo XXI pudiese tener un impacto más profundo en nuestro desarrollo socioeconómico que un cambio constitucional con tintes refundacionales. Políticas de desarrollo productivo, reconversión tecnológica o reconfiguraciones educativo-laborales son expresiones que brillan por su ausencia en el actual debate, lo que revela una paradoja: todas ellas son genuinas y consensuadas alternativas para saltar al desarrollo, es decir, ese sueño de convertirnos en una nación de clase media con alto estándar de vida.
Camilo Barría-Rodríguez
Bolivia y el otro octubre
Octubre es un mes de decisiones no solo en Chile. Una semana antes del plebiscito del domingo 25, Bolivia deberá concurrir a las urnas para elegir presidente y parlamentarios, intentando cerrar la crisis abierta con el derrocamiento de Evo Morales. Eso es lo que se espera, aunque no es seguro conseguirlo en un escenario caracterizado por la fragmentación de los grupos opositores al Movimiento al Socialismo (MAS).
Las encuestas dan al ex ministro de Economía Luis Arce entre un 37% y 40.3%, lo que le alcanzaría para ganar en primera vuelta, repitiendo casi exactamente los votos obtenidos por Morales y que fueron desestimados por un supuesto fraude. Según la Ley Electoral de ese país, basta el 40% si la ventaja del primero sobre el segundo es de 10%, por lo que la actual Presidenta, Janine Áñez, tuvo que renunciar a una candidatura que apenas conseguía el cuarto puesto en los sondeos. La derecha del oriente boliviano quedó representada por Luis Camacho, quien obtendría el tercer lugar, detrás del ex presidente Carlos Meza.
Esta situación puede dar lugar a otro quiebre institucional si no existe un pacto que sostenga la democracia boliviana. Un reparto equilibrado del poder y reglas que todos se comprometan a cumplir son los factores que aseguran la viabilidad del proceso. Un año después de la caída del anterior gobierno, el desafío es el mismo que debe enfrentar la ciudadanía el 18 de octubre.
No hay rastros de una posible unidad opositora y el MAS es la mayoría indiscutida. La única opción es ponerse de acuerdo o prevalecerán las fuerzas antidemocráticas y centrífugas que amenazan, incluso, con la división del país. Ojalá prevalezca la cordura y se logren los consensos necesarios.
Cristián Fuentes V. profesor de Ciencia Política, UCEN
Día Mundial del Turismo
Desde 1980 se ha instaurado el 27 de septiembre como el Día Mundial del Turismo, fecha en que se adoptaron los Estatutos de la Organización Mundial del Turismo, reconociendo este ejercicio recreativo no solo por sus legítimos fines de uso del tiempo libre y el ocio, sino por los valores sociales, culturales, políticos y económicos que promueve.
La pandemia por covid-19 ha dejado esta actividad con profundas pérdidas a nivel macro financiero y micro laboral, sumado a que los rebrotes de las últimas semanas en Europa, escenario central de desarrollo turístico a nivel mundial, presagian que lo anterior no cambiará significativamente en el corto plazo.
Frente a esta realidad es importante preguntarse, ¿quién pierde más? y la respuesta es todos. Estrecha es la mirada de quienes solo ven en el turismo una forma de ingreso individual, familiar e incluso empresarial, pues más que ello se juega la definición de la identidad de los territorios, aquello que decidimos comunitariamente patrimonializar, poner en valor, decir "es lo bello", lo que vale la pena experimentar con todos los sentidos, lo que nos caracteriza.
El imprescindible llamado a "quedarnos en casa", no sólo hace mella en las cifras macroeconómicas del sector turismo, sino que nos lleva al anonimato sociocultural, a indiferenciarnos peligrosamente y al imperativo desafío de poder reencontrarnos prontamente.
Paola Canto Olivares, Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Las Américas