Correo
Diálogo sobre la Constitución
Es de esperar que los días que restan para el 25 de octubre seamos capaces de dejar a un lado las visiones apocalípticas y hablar de lo que verdaderamente importa: la Constitución. De modo que, si escuchan a un cercano vociferar de esta manera, les recomiendo que le formule las siguientes preguntas: ¿Qué cosas buenas tiene esta Constitución y cuáles son las malas? ¿Qué elemento nuevo agregaría a la Carta Fundamental? Cualquiera sea la respuesta, ya inició un diálogo constitucional. Espero que tengan muchos de ellos y que todos sean edificantes.
Juan L. Lagos
Juzgar el porvenir
La opción "Rechazo" en el plebiscito constitucional ofrece la certeza de algo conocido: la Carta Fundamental actualmente vigente, que suma 257 reformas a través de 52 leyes (no es una Constitución rígida o pétrea). La opción "Apruebo" ofrece la certeza de que se desconoce cuál será su contenido.
Quienes voten "Apruebo" lo harán por la ilusión de lograr algo beneficioso para Chile. Sin embargo, en la eventualidad de que tal opción se imponga, el resultado es predecible. Como quienes han venido promoviendo el cambio de la Constitución mediante una Asamblea Constituyente han sido los sectores políticos de izquierda, es presumible que una nueva reemplazaría la actual institucionalidad, propia de una sociedad libre y responsable, por otra de orientación colectivista, igualitarista y estatista, que lleva el germen del totalitarismo. Los partidarios del "Apruebo", en su gran mayoría, pretenden instaurar "el otro modelo" o "el régimen de lo público", eufemismos de un Estado socialista.
Al reflexionar sobre este tema se nos vienen a la mente los siguientes pensamientos célebres: "no podemos juzgar el porvenir, sino por la experiencia del pasado", "los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla", "el que no conoce la historia toda su vida será un niño", "la peor aberración del espíritu consiste en ver las cosas como se quisiera que fuesen y no como efectivamente son", "el secreto del éxito de los pueblos estriba en su capacidad para juzgar y comprender con exactitud el momento presente" (autores: Adolfo Ibáñez Gutiérrez, atribuido a Santayana, Cicerón, Enrique Berstein, anónimo).
Adolfo Paúl Latorre
La economía colaborativa
La crisis sanitaria sin precedentes que enfrenta el mundo y que ha tenido como primera consecuencia una debacle económica a nivel global, ha llevado a que la palabra incertidumbre sea la que impera a la hora de hacer pronósticos, incluso del futuro más cercano o al menos hasta que haya una vacuna.
Sin embargo, en medio de toda esta sombra, la economía colaborativa, valor principal del cooperativismo, surge como una luz para el futuro. De hecho, el Premio Nobel de Economía (2001) Joseph Stiglitz, destacó en febrero de este año, cuando la pandemia todavía no golpeaba con fuerza a los países occidentales, que las cooperativas "son el modelo que mejor puede enfrentar los riesgos de una economía que será cada vez más volátil".
El cooperativismo se presenta como una potente alternativa para paliar las consecuencias derivadas de la crisis y como una respuesta a la reactivación económica a través de la asociatividad, para la consecución de objetivos comunes y la generación de autoempleo. Las cooperativas se sustentan en principios democráticos como la solidaridad, la ayuda mutua y la igualdad de todos los socios, con independencia del capital aportado.
Stiglitz considera que las cooperativas tienen un papel clave en la lucha contra las desigualdades económicas e incluso se refiere a ellas como la economía del futuro. Y es que la economía social es un claro ejemplo de cómo la racionalidad y el progreso social son compatibles y de cómo la eficiencia y la productividad pueden convivir con la responsabilidad social.
En Chile, la pandemia ya ha cobrado la vida de más de 10 mil personas y muchos otros están quedando heridos en el camino: de acuerdo con cifras del Banco Central, durante el segundo trimestre de 2020 la economía se contrajo 14% y las proyecciones más positivas auguran un desempleo de más de 20%. En este escenario lleno de incertidumbre, también se vislumbra un salto creciente en la morosidad y quiebra de pequeñas, medianas e incluso grandes empresas.
En nuestro país el modelo cooperativo ha presentado un resurgimiento importante en los últimos años. Actualmente, existen más de 1.500 cooperativas en variados sectores de la economía. Todas ellas cumplen un relevante rol social cuyo propósito es mejorar la calidad de vida de sus cerca de dos millones de socios.
Aunque en otros países esta tendencia es mucho mayor y las cooperativas representan una parte importante del PIB, abogamos porque en un futuro no muy lejano Chile sea más cooperativista. Asociándonos podemos afrontar mejor los desafíos venideros y salir más fortalecidos que nunca de cualquier crisis.
Siria Jeldes, Presidenta de la Asociación Nacional de Cooperativas de Chile