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ENTREVISTA. Juan Alberto Fernández, fundador de la Fundación Todos a la Mesa:

"Más de la mitad de las ollas comunes están en regiones y son las más grandes"

CRISIS. La obra que dirige nació para ayudar a dar almuerzos. Dice que las municipalidades están perdiendo una oportunidad.
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Hace 20 años que el ingeniero Juan Alberto Fernández alterna su trabajo administrando fondos de inversión con la filantropía, a través de la Fundación Crecer, que apoya emprendedores que buscan salir de la pobreza. Pero en mayo supo de una olla común que comenzó a funcionar cerca de su casa en Los Dominicos, en la comuna de Las Condes, y partió junto a su esposa Cecilia Carter a ver qué podía hacer con sus vecinos.

La visita derivó un par de semanas después con el nacimiento de la Fundación Todos a la Mesa, cuyo foco es apoyar ollas comunes especialmente en regiones y cuya meta dentro de los dos próximos meses es llegar a cubrir el 10% de los almuerzos que se entregan en más de 500 de estas iniciativas que proliferan por todo Chile. "Piensa tú que partimos a fines de mayo con la primera que estaba aquí en Colón Oriente, que entregaba 150 almuerzos dos veces a la semana, o sea 300 almuerzos. Y dos meses después estamos colaborando con más de 20 mil. Nuestra meta es llegar a 50 mil almuerzos a la semana. En Chile hoy se estima que hay 500 ollas comunes funcionando, que son las que están catastradas. Pero yo creo que hay muchas más. Más de la mitad de las ollas comunes están en regiones y son las más grandes".

-¿Es muy distinta la situación en regiones comparada la Metropolitana?

-No hemos podido visitar las ollas en regiones, pero te diría que sí, que tienen menos posibilidades y recursos. En general veo una situación de mucho mayor pobreza en regiones. Particularmente en la zona norte. Hemos visto a muchas municipalidades bastante ausentes de esto. En realidad, te digo que en provincia se ve más pobreza en las ollas comunes que lo que hemos visto en Santiago. En la Región Metropolitana hay más recursos, están más cerca del gobierno central también. Eso también es importante, tienen más visibilidad. Las cosas que pasan en las comunas de la RM se ven más en la tele que las que están fuera.

-Habla de "municipalidades ausentes".

-Lo que pasa es que las ollas comunes se organizan solas. Eso es bien notable, no requieren de nadie para organizarse, lo hacen de manera espontánea y no responden a partidos políticos ni a iglesias ni a clubes deportivos. Son personas, en su inmensa mayoría mujeres, que tienen una trayectoria importante en temas sociales o han sido dirigentes vecinales, de centros de madres, de colegios, en fin, que tienen un "carrete" previo. Entonces, la municipalidad se pone nerviosa, creo yo, de que los empiecen a reemplazar y que no los necesiten. Aparecen solo cuando está la tele… me ha tocado verlo. Vamos a una olla común que sabemos que va a llegar la tele y llega altiro la municipalidad a hacer su aporte. Las municipalidades han perdido una oportunidad de validarse y acercarse a sus vecinos y crear redes de colaboración. No se trata de que les solucionen el problema, sino de cosas tan obvias como puede ser la coordinación para que compren de manera conjunta. No es que entreguen recursos, porque muchas municipalidades no los tienen, pero sí ayudarles a organizarse y darles facilidades. En comunas con cuarentenas muchos no tenían permisos para ir a cocinar, entones usaban sus propios permisos personales, cuando la municipalidad podía proveérselos. Han tenido que usar sus permisos para pasear al perro, de ir de compras, ¡y era para ir a trabajar por los vecinos! Ahí hay una oportunidad perdida.

-Usted es empresario y trabaja con grandes capitales. ¿Cuál ha sido el rol de las grandes fortunas en esta pandemia?

-Mayoritariamente, nuestros aportes han sido de personas. Tenemos aproximadamente 250 personas que se han comprometido a aportar de manera regular por lo menos por un año. Porque esto va a durar… no sé, no va a acabar cuando terminen los contagios. Hay casi 2 millones de personas desempleadas y con protección del empleo. También hay que pensar que hay muchas empresas que están en problemas o derechamente quebradas. Te diría que sí, que en general las empresas a las que les hemos pedido ayuda han colaborado. Hay otras que hicieron un tremendo esfuerzo, por ejemplo, la CPC (Confederación de la Producción y el Comercio) hizo una campaña al inicio de la pandemia para reunir fondos para comprar ventiladores. ¿Se podría hacer más? Seguramente, pero el otro día escuché una cosa que me hizo sentido: si todos no salimos más pobres después de esta pandemia, es porque algo hicimos mal. Nadie puede salir de esta pandemia más rico que cuando entró. Ni igual que cuando entró. Tiene que salir más pobre. Eso significa que todos, personas naturales y jurídicas, empresas, organizaciones, todas tienen que ponerse. Hay mucha gente que lo está haciendo. No tengo ninguna queja. Entiendo que las empresas están sometidas a muchas peticiones de ayuda. A mí me pasa, en mi empresa también pasa eso, y claro, los recursos son escasos y no son infinitos. Como que el aporte de las personas está llegando a su techo.

-¿Había visto antes esta pobreza?

-Yo tengo 64 años, así que viví la pobreza que había en Chile en los 70, cuando los niños andaban a pie pelado en los campamentos, eso yo lo vi. Indudablemente Chile ha avanzado un montón en reducir la pobreza, pero yo creo que efectivamente estos niveles de desempleo no se veían desde los 80, cuando existían el PEM y el POJH. Chile es un país hoy mucho más resiliente y con más recursos que los que tenía en el 80, pero nos vamos a demorar unos dos o tres años en absorber esta mano de obra que está sin trabajo o precario, porque se ha destruido demasiado valor. Uno ve que las empresas son muy frágiles porque pierdes tu mercado de venta y colapsas. Sé lo doloroso que es para un empresario cerrar una empresa, porque a mí me ha pasado. Es doloroso perder el trabajo de años. Entonces yo creo que va a ser largo. No había visto desde los 80 una situación de tanta fragilidad como la que vemos hoy.

-Con las familias están en el mismo nivel de fragilidad.

-Tenemos varias experiencias notables. Estamos apoyando un par de ollas comunes en las que ellos se definen como de clase media. Son personas que no están acostumbradas a hacer la ruta de la municipalidad, de la organización de ayuda, gente que está vendiendo sus muebles para poder comer. O sea, personas que están en el estrato C2 o C3, que son muy frágiles. Y claro, pierde el trabajo uno de los aportantes de la familia y esta entra en pobreza inmediatamente. Lo otro es que mucha gente que nos colabora, gente a la que conozco personalmente, les pido ayuda y me han dicho "oye, estoy sin trabajo hace seis meses y estoy viviendo de mis ahorros. Pero no me quiero quedar abajo y te voy a aportar 10 lucas por una vez". Esa persona está dando lo que no tiene.

-¿Cree que va a cambiar la sociedad, que va a ser más solidaria?

-Yo soy escéptico, creo que las personas no cambiamos radicalmente de un día para otro, a pesar de la experiencia. Veamos lo que pasa en Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando todo pareció que iba a cambiar. Europa se reinventa, y hoy se está cayendo a pedazos. En el fondo, y este es un lugar común, no aprendemos de nuestros errores. Pero sí hay personas que cambian y eso es lo importante. Y los cambios grandes son la suma de pequeños cambios. En lo que a mí respecta, la gente que he podido incluir y subirlos a este proyecto, creo que no van a ser las mismas. Son por lo menos 250 familias vivieron esta experiencia y en esta situación trágica se pusieron en el lado correcto de la historia. En la vereda correcta. Porque uno esto puedo verlo desde su casa, sentarse en la mañana y prender la tele y pasarse todo el día sufriendo con la pandemia, con la gente que se muere, que no tiene trabajo, con las colas de los adultos mayores esperando que les paguen la pensión, pero lo importante es que uno haga algo.

"Nuestra meta es llegar a 50 mil almuerzos a la semana. En Chile hoy se estima que hay 500 ollas comunes funcionando, que son las que están catastradas. Pero creo que hay muchas más". "Si todos no salimos más pobres después de esta pandemia, es porque algo hicimos mal. Nadie puede salir de esta pandemia más rico que cuando entró. Ni igual que cuando entró. Tiene que salir más pobre".