Correo
El hambre
A inicios de la tormenta pandémica, en marzo, no nos imaginábamos a la tragedia a la que nos estábamos dirigiendo: el retorno a la pobreza y el hambre en Chile. Si bien algunos quieren ver en el retorno de las ollas comunes un estado deseable, estamos entrando en la fase más destructiva de la pandemia y la que definirá los desafíos de nuestra pospandemia (aún por ver).
Un diagnóstico colectivo nos decía que los últimos 30 años habían sido pura desigualdad y libremercadismo. Pero hoy estamos perdiendo lo que el 18-O no pudo destruir: la salud y el bienestar más básico. La historia social chilena ha destacado el hambre que generaron las crisis económicas de 1982 y 1983, que dieron inicio a las jornadas de protesta contra el régimen de entonces. Hoy por hambre podemos temer lo peor, sin por ello pecar de catastrofismo. Y las buenas intenciones no nos salvarán. La crisis pospandémica será un retorno al economicismo vapuleado por tantos críticos de piel adolescente e intelectuales de lo obsoleto. Pasar hambre debe convencer de la importancia de la estabilidad y el crecimiento económico. No es un llamado a castrar las críticas y el escrutinio. Sí al fanatismo ideológico y mítico tan pobremente informado por datos y hechos.
Camilo Barría-Rodríguez
La escuela rural
Si hay un sector para el cual la escuela es la institución más importante, ese es el rural.
En el mundo rural la escuela es el espacio más dinámico, en ella se desarrollan por supuesto las actividades educativas, pero también las culturales. Se manifiestan las interacciones y relaciones sociales, se concreta la participación comunitaria. Por eso el confinamiento riguroso ha derivado en un empobrecimiento comunitario, ya que la cohesión expresada a través de las reuniones de los fines de semana, en los clubes deportivos y ceremonias religiosas, así como las de los clubes de adulto mayor, población cada vez más significativa, han desaparecido y con ello una cultura de la cercanía que se expresa en diversas formas de compartir. Para este mundo la escuela rural es una institución única.
Los estudiantes y docentes extrañan sus escuelas, pero temen reencontrarse. Saben de su condición vulnerable y que las medidas para imponer el distanciamiento social y físico resultan difíciles de mantener por tiempo prolongado debido a la urgente necesidad de recuperar esta cercanía. Es en el mundo rural donde las tecnologías de las comunicaciones han develado su precariedad haciendo imposible la vinculación virtual permanente, ha dado pié al predominio de las funciones básicas del WhatsApp o rescatado la importancia de la fotocopiadora; el mensaje de voz y el papel con instrucciones, ejercicios y correcciones, constituyen el vinculo didáctico más efectivo y estrecho en la relación de las comunidades educativas. Por eso entendemos lo que ha significado para miles de comunidades rurales a lo largo de nuestra región que sus escuelas estén cerradas.
Es en el mundo rural donde se constata que la escuela es presencial o no es. La virtualidad podrá constituirse en un instrumental de apoyo, pero la relación humana no podrá suplantarse; podrá la virtualidad constituirse en una alternativa pero no en la normalidad y las insistentes aspiraciones del homeschooling de desplazar a la escuela presencial no superarán el marketing porque no rescata a los niños de las actividades productivas con que el mundo rural les atrapa a través de las innumerables tareas cotidianas.
Pero también el aprendizaje en común es parte de la normalidad comunitaria y presencial, la escuela rural es instrumento clave para defender y garantizar la identidad colectiva, conservar el patrimonio natural e histórico, asume la responsabilidad como mecanismo de resistencia cultural al valorar el saber local que en numerosas ocasiones ha sido desplazado por otros de mayor reconocimiento político y mediático, al recuperar y conservar las tradiciones y los valores de su localidad, al profundizar en el conocimiento de la historia de los pueblos, los códigos culturales concretos, las formas de relacionarse, las costumbres, el estilo de vida. En definitiva, la escuela y sus agentes desempeñan una función crucial en la creación de un espacio educativo. La pantalla no es la escuela.
Carlos Delgado Álvarez, director sede Chiloé, Universidad de Los Lagos
Lo que se viene
La carabela es la imagen que a todos nos representará en un futuro próximo. Simplemente ocurrirá por no haber tomado el Gobierno a tiempo las medidas sanitarias para impedir la entrada del coronavirus al país.
Las tardías medidas como las cuarentenas y cordones regionales no se respetan, especialmente por gran parte de la población joven, que infecta a su entorno familiar: padres, abuelos, amigos, etc. Porque muchos de ellos todavía viven con sus padres, porque no han sido capaces de hacer su propia vida y salir del cascarón que los vio nacer.
Guillermo Riffo Glaus