Fijación de precios
Algunos alcaldes de Santiago están solicitando fijación de precios para los artículos alimenticios, dado que estos han tenido un alza por sobre el resto de la canasta. Anterior al gobierno militar, Chile mantenía una economía estatista con fijación de precios para todos sus productos de consumo, para lo cual existía una institución estatal, la Dirinco (Dirección de Industria y Comercio), que con sus cientos de funcionarios fiscalizaba que las panaderías vendieran el pan al precio oficial fijado por la autoridad burocrática. Con la carne se optó por una veda permitiéndose la venta sólo dos días a la semana y durante el gobierno de la UP a una vez semanal, con lo cual se organizó un mercado negro que funcionaba en paralelo con los precios de oferta y demanda.
Cuando Fernando Leniz, ministro de Economía del gobierno militar, anunció en cadena nacional que a contar del día siguiente se liberarían los precios, los chilenos pensábamos que había enloquecido, tan arraigada estaba la cultura estatista. Para sorpresa de todos, el precio del pan bajó una vez que su precio quedó afecto a las leyes del mercado.
Una de dos: los alcaldes o pecan de ignorantes o el populismo que demuestran en los matinales los tiene obnubilados.
Rodrigo Montesinos
Educar en la pandemia
Aunque muchos hemos asumido que debemos hacer nuestro trabajo desde casa (teletrabajo), ya comienzan a escucharse algunas voces manifestando que nos estamos transformando en "tele-esclavos". Y, de alguna manera, quienes se refieren a esto no dejan de tener razón por varios motivos. Uno de ellos es a raíz de la educación de los hijos. Amanda Céspedes indica que cuando los niños son menores de 10 años, es clave que aprendan acompañados de un profesor que haya recibido formación específica para enseñarles y hoy, en estas circunstancias, muy pocos padres pueden realizar esa tarea con éxito. Es más, no están obligados a hacerlo. La autora también señala que "nos pasamos la vida creando redes, modificando las que ya teníamos, reinventando hasta el infinito nuestro cerebro. Estrictamente hablando, los primeros 4 años de la educación básica deberían estar dedicados a crear redes. Y esta tarea necesita de manera imprescindible el acompañamiento de un profesor, en una labor fascinante llamada andamiaje". Por lo anterior, endosarle esta compleja responsabilidad a los padres se evidencia que, al menos, no es justo.
Acompañar a los hijos a aprender es una actividad que pocos adultos dominan. Resulta más común "echar a perder" una instancia efectiva de enseñanza y aprendizaje (E-A), que facilitarla. Varios autores precisan que en es este proceso el error más común de los padres es mostrarse impacientes cuando ven que los hijos no avanzan, sobre todo cuando los presionan a que aprendan como si sus hijos estuvieran en una carrera imaginaria con otros niños y pareciera que se les fuera la vida en ello. Y el escenario se vuelve más complejo si los hijos también empiezan a dar muestras de afectación por este contexto pandémico modelado por el confinamiento.
Por esto, resulta sano pensar en encontrar el equilibrio entre las demandas escolares sobre la cobertura curricular y el propio ritmo interno de aprendizaje dentro del núcleo familiar; mantener rutinas que progresivamente vayamos internalizando con nuestros hijos/estudiantes, y que incorporen actividades que estimulen la labor intelectual, pero que no saturen el proceso educativo, ya que los padres se ven obligados a reemplazar el trabajo de los profesores en sus propios hogares y no es su función hacerlo.
Así, en el trabajo educativo que hoy se está desarrollando en casa, la realización de actividades lúdicas, la lectura en familia y el cuidado del lenguaje adulto pueden, en gran medida, soslayar este "vacío" que se genera por no asistir a clases en forma presencial y que, de paso, van desarrollando en los niños recursos intelectuales y habilidades que los preparan para enfrentar la vuelta a un proceso formativo que la pandemia cambió para siempre.
Dr. Alex Pavié, académico de la Universidad de Los Lagos
Dietas parlamentarias
A propósito de "dietas", no puedo dejar de sorprenderme con "La cocina del Congreso" al conocer el sinuoso curso del proyecto de rebaja de las dietas parlamentarias, 6,5 millones mensuales líquidos los senadores más otros $20 millones promedio para gastos y $6 millones líquidos los diputados más $11 millones para gastar los diputados. (Aunque los gastos no se tocan en la propuesta).
El Consejo de Alta Dirección Pública, a quien el Congreso habilidosamente traspasó la decisión del porcentaje a disminuir, no debería funcionar para otros propósitos que no sean los suyos: buscar lo mejor para el país. Leo en una investigación periodística de Ciper que sus cinco consejeros tienen vínculos directos con partidos políticos: 1 DC, 2 UDI, 1 RN y 1 de centroizquierda. Y el mecanismo para que ellos ocupen esos cargos son, justamente, a propuesta del Senado y nombrados por el Presidente.
Gaspar Millas del Río