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ENTREVISTA. Rabindranath Quinteros, tras dar falso positivo a covid-19 y su vuelo:

"Yo no podía dormir por el daño que le podría haber provocado a otra persona"

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El senador por la Región de Los Lagos (PS), Rabindranath Quinteros, el día 15 de mayo llegó al aeropuerto El Tepual de Puerto Montt desde Santiago para cumplir con su cuarentena por tener 76 años de edad. Ese mismo día se enteró que el PCR que se había hecho dos días antes había dado positivo.

La noticia de su contagio y su vuelo a la capital regional desató una ola de críticas. Incluso, el fiscal regional Metropolitano Occidente, José Luis Pérez, anunció que abriría una investigación de oficio en contra del congresista, quien "presuntamente habría viajado sabiendo que era sospechoso de covid-19".

El parlamentario todo el tiempo se manifestó asintomático y, a medida que pasaban los días, quienes lo rodearon dieron negativo al PCR ,según cuenta el legislador. Esto incrementó sus dudas, por lo que solicitó que se le hiciera un segundo examen, pero esta vez sanguíneo, el cual resultó negativo, dejando así la duda de si fue un falso positivo o no.

-¿Cuál es su mea culpa por haber viajado a Puerto Montt mientras aún no tenía los resultados del examen?

-Nunca podría haber reflexionado si viajaba o no viajaba cuando nunca había estado en contacto con nadie. Cuando se supo del contagiado de La Moneda, que era un camarógrafo, yo no asistí al punto de prensa. Yo no tenía ningún síntoma. Entonces evidentemente mi decisión de viajar no la tomé después de que me hice el examen. Mi pasaje estaba comprado de antes, porque viajo todas las semanas al Congreso desde Puerto Montt y regreso todas las semanas. Y desgraciadamente no me pude venir el día jueves, como siempre lo hago, porque había un solo vuelo el día viernes.

-¿Por qué viajó?

-Se ha hecho mucho caudal de por qué yo viajé. Me hice un examen en forma voluntaria, a mí nadie me pidió hacerme el examen, no tenía ninguna prescripción de hacerme el examen porque no tenía ninguna sintomatología y nunca había estado con ningún contagiado. Yo lo hice exclusivamente por solidaridad con los otros miembros de la Comisión de Salud que sí estuvieron en contacto en el punto de prensa. Yo ese viernes empezaba mi cuarentena por mi edad, por lo que viajé porque mi familia está acá: mi señora, mis hijos, mis nietos.

-¿Cómo fueron los días en los que estaba diagnosticado de coronavirus?

-Nunca lo creí, desde el primer momento que me dijeron en el aeropuerto que tenía, que había dado positivo. Yo dije 'es imposible, porque no tengo ninguna sintomatología. No he tenido frío, fiebre ni nada. Para mí fue un balde de agua fría y después vino el vendaval de descalificaciones de todo tipo. Y ahí supe también que venía en el avión un niñito que no sé si tenía cáncer, que estaba próximo, me dijeron, y ahí me desesperé. Empecé a pensar, no podía dormir, por el daño que yo podría haberle provocado si alguien se infectaba. Estaba muy, muy nervioso, muy preocupado, muy angustiado.

-¿Por qué se aplicó un segundo test?

-Felizmente se fueron tomando los exámenes y de los 25 exámenes que se han tomado son todos negativos. Mi familia, toda la gente que trabaja conmigo acá en Puerto Montt y en el Congreso. Si dieron negativo quienes estuvieron en contacto directo conmigo, la duda se iba agrandando. Por eso el lunes solicité que me hagan el examen. Y fue negativo.


Investigación

-Senador, ¿usted se aplicará un tercer test?

-Yo no sé quién inventó eso. Quedo a disposición de la autoridad sanitaria y los tribunales, ellos van a determinar qué es lo que hay que hacer. Tendrán que ver si se hace un nuevo examen, si en el laboratorio donde se me hizo el primer test se puede hacer la contramuestra. Pero eso tendrá que determinarlo la autoridad sanitaria.

Vecinos de La Unión, Niebla, Mehuín, Corral e Isla del Rey recuerdan el sismo de 1960

MEGATERREMOTO. El unionino Carlos Mora tenía 27 años cuando se produjo el terremoto y todavía le estremece. "Fue una experiencia que nunca quisiera repetir", dice.
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Claudia Muñoz David

"Así como esta pandemia, el terremoto nos encontró sin planificar nada, sin saber qué hacer", cuenta Carlos Mora. Es unionino y hoy tiene 87 años. El 22 de mayo de 1960 tenía 27 y trabajaba en el Instituto de Desarrollo Agropecuario, Indap. Estaba en casa junto a su esposa, dos hijos pequeños y la familia de su hermana, quienes llegaron de visita. Habían hecho conservas y la mesa del comedor estaba llena de frascos. Lo que más recuerda del día del gran sismo fue "el calor inusitado que hacía para esa fecha". Tanto, que minutos antes del terremoto estaba sobre su cama, leyendo una novelita, solamente en shorts. Recuerda que una hora antes del terremoto sintió un corto temblor, al que no le prestó mayor atención. "¡Pero Dios me libre cuando empezó a moverse esa cosa una hora después, con la forma como lo hizo! Me levanté, me puse el pantalón y bajé al primer piso para ver a mi gente. Cuando nos reunimos todos pensé que era el fin del mundo, honestamente. Nos abrazamos y decíamos ¡Hay que rezar, hay que rezar!", relata. Todos los frascos con conservas cayeron.

Cuando estuvieron más tranquilos -después de recoger rápidamente su radio, el espejo y la loza- salieron de la casa, ubicada en el barrio Caupolicán. "Caminamos hacia el centro y pasado el puente Llollelhue vimos una especie de hongo de polvo, como muestra la televisión la bomba atómica, pero en miniatura. Se había derrumbado el Molino Zarges, un edificio de cemento que en sus bodegas estaba lleno de trigo seco. Ese trigo fue el que formó ese hongo. Fue uno de los peores destrozos que dejó el terremoto en La Unión", cuenta. También recuerda algunas casas caídas y a los pasajeros del Hotel Unión, quienes debieron salir precipitadamente de la construcción, que era muy antigua. "Finalmente no cayó, aunque con el tiempo la reemplazaron", dice.

Quedaron sin luz ni agua e inmediatamente después del terremoto recuerda a los voluntarios del Cuerpo de Bomberos, quienes temían que se produjeran incendios por estufas encendidas. Comenzaron a hacer patrullajes por toda la ciudad. "No recuerdo que haya habido incendios, sí vi a los bomberos fiscalizando", explica. En cuanto a muertos y heridos, solo recuerda a un niño al que le cayeron encima unas piedras.

Luego del terremoto, pasaba los días escuchando radio en un aparato a pilas. "Siempre quedaron en mi memoria los informes sobre Queule, decían que sobrevolaban esa caleta, pero no la encontraban porque todo se lo había llevado el mar. Para nosotros no fue tan destructivo, pero esa fue una experiencia que de verdad no quiero volver a vivir", relata. Según la prensa de la época, en la comuna de La Unión, el terremoto afectó principalmente a la industria y el comercio, por ejemplo, el Molino Zarges, la tienda La Jardinera de Jacob Hales, la Maestranza Keim y las bodegas de Casa Francesa.