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Confiar en expertosNo debemos alarmarnos, confiemos en los expertos. El traslado de pacientes desde la capital a regiones vecinas y movilizar a hospitalizados dentro de la misma Región Metropolitana, es parte de la estrategia del Minsal para afrontar en los próximos días el alza de contagios de covid-19. ¿El objetivo? Lograr "balancear" la demanda y que ningún establecimiento supere el 80% de su capacidad asistencial, evitando así colapsos.
La medida busca distribuir de manera uniforme la demanda en la RM, epicentro del covid-19, para evitar colapso en los servicios. La estrategia también contempla traslados a regiones que aún cuenten con cupos de hospitalización UCI, en aviones Fach.
En la actualidad existen camas disponibles para todos, lo han dicho los médicos de los hospitales en Santiago, el colapso se debe a que aún nos estamos adaptando a ingresar pacientes con los resguardos necesarios. Esta situación estaba prevista desde el inicio de la pandemia, hoy estamos comenzando a vivir el peak. Aún no llegamos a tener que elegir entre la vida de un paciente u otro. No obstante, el llamado es a cuidarse, salir de su casa si no es estrictamente necesario, ahora el Estado puede solventar la demanda, pero es tarea de todos no llegar a situaciones como las que vivió Italia o España o Estados Unidos.
María del Pilar Riesco
Nueva normalidad
"El hombre es un ser social por naturaleza", dijo Aristóteles. Y aquí estamos, 2.400 años después, no un país, sino todos en el mundo, basando nuestra subsistencia en la "distancia social". Algún efecto a largo plazo tendrá, lo sabemos. Lo han dicho especialistas de todo el mundo. Las últimas semanas comenzamos a ver en las calles más gente, lo que obligó al gobierno a extremar las cuarentenas. Los medios muestran carretes de personas que, como si no pasara nada, defienden sus fiestas acudiendo al "nos estamos cuidando" o "no tenemos síntomas".
Negamos el peligro y nos rebelamos. Es natural la rebeldía. Va contra los principios de nuestra naturaleza. Sin embargo, en esta contradicción radica hoy nuestra mejor arma para vivir la pandemia. Hay medidas de resguardo que podemos tomar en lo cotidiano y que solo requieren hábito. Para las personas: ser responsables con el abastecimiento, sobre todo ahora que viene la cuarentena total, utilizar a comercios de barrio para evitar desplazarnos en grandes distancias a la hora de adquirir suministros, usar tarjetas y medios de pago contactless, código QR, lavarnos las manos incluso estando dentro de la casa (con mayor razón cada vez que salimos), no tocarnos la cara, mantener al menos un metro de distancia con los otros. Para los comercios: tomar medidas precautorias entre sus colaboradores, privilegiar el trabajo a distancia en la medida de lo posible, proveer de implementos que permitan manipular los productos de la manera adecuada, etc.
Pero, más importante, y sobre todo: tenemos que hacer el esfuerzo consciente de distanciarnos de las personas a nuestros alrededor, aunque nos genere estrés. Quizás podemos llamarla, emergencia social o resguardo ante la emergencia. Distancia es una palabra que en español tiene demasiadas connotaciones abstractas. Pero ya habrá tiempo para encontrar un nombre más adecuado. Por ahora, nuestra única fortaleza radica en tomar consciencia de que los paradigmas cambiaron y que nuestro "ser social" debe adecuarse, temporalmente, a un estado de ser a distancia.
Vania Varetto
Chatarra electrónica
Este domingo se conmemora el Día Mundial del Reciclaje y las cifras en cuanto a basura electrónica son preocupantes. En un solo año el mundo genera 48,5 millones de toneladas de este tipo de desperdicios. Esto equivale al peso de 125.000 aviones Jumbo o 4.500 torres Eiffel. Si nada cambia, para 2050 se estima que habrá 120 millones de toneladas.
Una importante cantidad de chatarra proviene de la computación. Cuando un dispositivo tiende a volverse lento debido a las exigencias propias de la evolución del software, es común considerar la compra de uno nuevo, generando con ello un importante desperdicio.
Sin embargo, existen opciones que permiten potenciar un computador lento, reemplazando algunos de sus componentes internos. Se trata de pequeñas piezas, pero que son fácilmente reemplazables, como por ejemplo módulos de memoria RAM y unidades SSD, y que permiten extender por algunos años la vida útil del dispositivo, evitando que vaya a parar a la basura antes de tiempo.
La contribución a generar un mundo con menos desperdicios depende de todos y la oportunidad de hacerlo muchas veces se encuentra encima de nuestros escritorios.
Francisco Silva