Correo
Agradece atención en salud
Les escribo en nombre de mi familia, luego de más de una semana de la partida de nuestro padre y que por razones obvias no pudimos hacerlo antes. Mi padre, Manuel Cartagena Moscoso, fue internado en el Hospital Base de Osorno el 14 de abril y luego de varios días fue derivado al Hospital de Río Negro para, según nos dijeron, protegerlo de contagio de coronavirus existente en Osorno.
Para nosotros fue un proceso muy duro y que sin duda viven muchas familias en nuestro país.
Por la contingencia y disposiciones sanitarias, como una ciudad cuarentenada, con restricción de movimiento y acceso a los recintos hospitalarios, no podíamos verlo a pesar de su grave estado de salud.
Esto hizo mucho más duro y doloroso el proceso. No saber directamente de un familiar hospitalizado en peligro y grave es muy angustiante.
Sin embargo, y con todo el trabajo que tenía y tiene el personal médico y enfermeras y auxiliares, nos contestaron muy amablemente todas las consultas, todas las veces que llamamos al Hospital de Río Negro, incluso las doctoras y doctores se dieron el trabajo de atendernos y explicarnos todas las dudas y con extrema amabilidad.
Muchas veces se habla de la dureza adquirida por esa profesión, al ver tanta tragedia y dolor, pero fueron amables y humanos; y cuando fue pertinente, gestionaron con suma prontitud el traslado al hogar.
Quiero destacar al equipo de hospitalización domiciliaria en atención primaria de Osorno, quienes asistieron los últimos días a nuestro padre y mostraron una empatía con la familia y humanidad que no hay palabras para describir.
De este equipo agradezco al doctor Oscar García, a la enfermera Karina Ojeda, a la kinesióloga Constanza Sotomayor, al conductor Christopher Ojeda y también al otro equipo que asistió a mi padre el mismo día que falleció, la doctora Karina Moyetones y por la conmoción del momento no pudimos preguntar los otros nombres. Todos ellos son personas especiales y muy bien escogidas.
Rogamos hacer llegar nuestros agradecimientos a cada uno de ellos.
Repito que no tenemos palabras para agradecer y admirar a todos aquellos hombres y mujeres que en este país no sólo cumplen con su tarea diaria, sino que van más allá arriesgando sus vidas y probablemente la de sus familias, sin pedir nada a cambio más que cumplir con su deber. En un mundo en que todos exigimos derechos sin arriesgar nada y ustedes en silencio cumpliendo y arriesgando mucho, nos están dando una gran lección.
Marco Antonio Cartagena
Ingreso de emergencia
Uno de los mayores problemas de las personas es la escasez de dinero en sus bolsillos. Las personas se están quedando sin trabajo, no están generando lo mismo que antes, pero mantienen sus gastos. A pesar de esto, la oposición negó a 4,3 millones de personas la posibilidad de acceder a un beneficio económico como es el Ingreso familiar de emergencia.
Con este aporte, una familia de 4 personas que integre un hogar perteneciente al 40% más vulnerable habría recibido a finales de mayo un primer pago de $260.000 y los siguientes dos correspondientes a un 85% y 70% de ese primer monto.
El Gobierno no cae en el populismo de vaciar las arcas fiscales para satisfacer presiones políticas de un sector. Los recursos no son infinitos y, si queremos realmente resguardar la calidad de vida de los chilenos, hay que actuar con responsabilidad ante un enemigo que aún estamos conociendo.
Soledad Rodriguez H.
Desarrollo chileno
En su columna del 5 de mayo en The New York Times, Thomas Friedman analizó la brutal constatación que el covid-19 trajo a los estadounidenses: que sus deficiencias para combatir la pandemia son el resultado lógico de devaluar la ciencia y la lectura, atacar funcionarios públicos como deporte político, convertir la política en entretenimiento y adoptar horribles hábitos alimenticios.
Haciendo el mismo ejercicio, la lección para el Chile pospandemia sería la de sacudirnos de la mediocre condición de desarrollo frustrado, atascados en este extraño subdesarrollo (modernidad a medias) que nos tiene desde 2008 creciendo mínimamente y con altos niveles de polarización y conflicto. Aspiremos a convertirnos en potencias regionales como Israel, Corea, Taiwán o Singapur (todas naciones pequeñas), cerrando nuestras contradicciones: relevemos la inteligencia a gran escala y convirtámonos en la población mejor educada de América Latina; profesionalicemos al máximo la política eligiendo individuos moderados y no fanáticos de cualquier signo o mediocres disfrazados de una banal fama; institucionalicemos lo mejor de la tecnocracia (à la Banco Central) e impulsemos nuestros éxitos económicos con política tecnológica. Parafraseando al director de orquesta, José Luis Domínguez, desarrollo no tiene que ver con cuánto tienes en el bolsillo; tiene que ver con la riqueza que pueda existir en la mente del chileno más humilde y anónimo.
Camilo Barría-Rodríguez