El sistema de salud pública, a pesar de ser tan golpeado y disminuido en favor del sector privado, se ha transformado en la columna vertebral de la respuesta a la pandemia de Covid -19.
Sin embargo, también han quedado en evidencia sus carencias y vacíos, no solo de equipamiento y recursos humanos. ¿Quién es la autoridad nacional en epidemiología, aquella autoridad técnica que le dé confianza a todos los sectores? En su lugar, hay múltiples vocerías, no todas acertadas y no todos expertos en salud pública.
A nivel regional, muchas de las unidades de epidemiología no cuentan con profesionales médicos. La autoridad sanitaria -las seremis- que debieran cumplir un rol central en este cuadro, se encuentran debilitadas.
En lo económico y social, las medidas de mitigación de la crisis y de apoyo a los sectores más vulnerables han sido pobres y tardías.
La radicalidad de las medidas sanitarias que se pedían a la población, obligaba también a una radicalidad en las medidas sociales de auxilio ante la reducción o falta total de ingresos que sufriría buena parte de ella.
Pero esto no ha ocurrido. Las largas filas de trabajadores firmando finiquitos o tramitando su seguro de cesantía son la mejor expresión de este desamparo.
Con razón, algunos dicen que esta crisis no debiera dar lugar a un conflicto entre Gobierno y oposición. Pero la verdad es que la oposición ha aprobado todas las iniciativas y el Gobierno, sin embargo, no cesa de abrir nuevos focos de conflicto.
Hace pocas semanas el Presidente definía al covid-19 como un enemigo poderoso e implacable. Días después hablaba de un retorno seguro y antes que eso, de una nueva normalidad.
Pero no queremos esta normalidad. Ni la nueva ni la de antes. Entre los pliegues de esa normalidad se esconde ese enemigo poderoso e implacable que usted suele invocar. En los abusos de las AFP y las Isapres, en las injusticias laborales, en el hacinamiento de las cárceles, en la precariedad de la educación pública, en los hogares del Sename, en los hospitales públicos endeudados, en el empobrecimiento endémico de los adultos mayores. Allí se esconde el enemigo. Pero esa es una guerra que el gobierno no está dispuesto a enfrentar.
Rabindranath Quinteros, senador Región de Los Lagos