Cuidemos a otros
Esta es la consigna que hemos estado reproduciendo desde el inicio de la crisis sanitaria del covid-19 en nuestra ciudad. Como Iglesia iniciamos un plan de acción que implicó la suspensión de todos nuestros oficios y visitas pastorales desde la segunda mitad de marzo, cuando la Autoridad Sanitaria solicitó el máximo de los cuidados y la prevención del virus.
Como Primera Iglesia Alianza Cristiana y Misionera, estamos conscientes de la gravedad de la pandemia y sus repercusiones a nivel mundial, pero también a nivel local. Nuestra ciudad está afectada con un importante número de casos positivos de covid-19 que sin duda nos tiene muy alertados, pero no desesperanzados. Es por ello que nuestra Iglesia se puso a disposición de la comunidad osornina, motivando diariamente a nuestros miembros no tan sólo a cumplir las indicaciones de la autoridad, sino también a dar mensajes de ánimo o apoyo de quienes lo necesitan; y un llamado a la oración desde nuestros hogares por la ciudad en el entendido que "el Señor es refugio en el día de angustia y protector de los que en él confía" (Nahum 1.7).
Marcelo Barrientos Manríquez, Pastor de la Primera Iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Osorno
Covid-19 y el falso dilema
Cuando se habla de los efectos del coronavirus en la economía, todos los analistas ponen el acento en lo desastrosos que serán a nivel mundial. Y es cierto que las consecuencias tras el paso de la pandemia pueden ser nefastas, pero, así como se habla de aplanar la curva de contagios, en términos sanitarios, así también debería instalarse la misma noción en términos económicos: aplanar la curva de pobreza.
La disposición de cuarentena y los múltiples llamados de la autoridad sanitaria a quedarse en casa, tienen como fin último no sobrecargar el sistema de salud, de manera tal que cuando ocurra el peak de contagios, los diferentes recintos hospitalarios tengan la capacidad de funcionar sin verse expuestos al colapso.
Asimismo, la economía también debería acogerse a una suerte de cuarentena; una pausa cautelada por el esfuerzo público y privado en torno a un bien mayor cual es la salud de la población. En Chile se ha instalado la idea de que no se puede hacer una cosa sin descuidar la otra. Es un falso dilema ético que puede resolverse con medidas económicas como el aumento del gasto fiscal para proteger a las industrias y los empleos de miles de chilenos que se verán expuestos a la pobreza cuando pase la pandemia.
Siempre se ha dicho que pese a todos los vaivenes internacionales, tenemos una economía sana y resiliente. Es momento de demostrar que se puede proteger la economía sin descuidar la salud. Quizás sea una lección más del coronavirus.
Catalina Maluk Abusleme, directora Escuela de Economía y Negocios, Universidad Central
Chile primero
Hoy queremos anticiparnos a las votaciones que se llevarán a cabo estos días en el Congreso sobre el proyecto de ley para capitalizar el Fogape y así entregar créditos a las empresas por un monto equivalente a US 24.000 millones a tasa real cercana 0%.
De aprobarse, sin duda será de gran ayuda para nuestras MiPymes y su tan necesaria liquidez para evitar quiebras y pérdidas de puestos de trabajo.
Por ello, hacemos un llamado urgente a todos los políticos para evitar lo ocurrido en la discusión del proyecto de protección al empleo y esta vez dejar de lado sus diferencias para poner a Chile, sus empresas y trabajadores en primer lugar.
Carlos Bustos Presidente (I) Multigremial Osorno
Poder estatal
Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Cepal, señaló hace poco en una nota a BBC Mundo que entre las ventajas de la crisis actual se encuentra un posible incremento en las atribuciones del sector público y un cuestionamiento a la globalización. Un escenario que de ventajoso tiene muy poco.
Plantear que un aumento del poder estatal sería positivo ignora la evidencia histórica. Los Estados que acumulan poder tienden a degenerar en autoritarismos, poniendo en peligro las libertades civiles de sus ciudadanos. Si hablamos de eficiencia y buen manejo de recursos (especialmente en Latinoamérica), se ha demostrado que, a mayor concentración de poder, más deficientes tienden a ser los servicios que estos entregan y más corruptos los gobernantes que los ofrecen.
Como dijo alguna vez el ex presidente norteamericano Ronald Reagan: "el gobierno no es la solución a nuestro problema, el gobierno es el problema".
Bárbara Hass