En los más variados frentes nacionales e internacionales está golpeando el coronavirus con su explosiva expansión. Se han tomado medidas al llegar a la fase 4 de la pandemia, cubriendo desde el mundo del trabajo hasta la educación, suspendida en diversos niveles. En este importante frente se busca suplir en parte la labor de aula por sistemas informáticos. Sólo un paliativo ante el valor de la transferencia presencial del conocimiento.
En cuanto al trabajo el problema es múltiple, pues es necesario mantener la actividad y, a la vez, adaptar las jornadas laborales a factores como el transporte público y la salud misma del personal. Solución en algunos casos es el trabajo a distancia también mediante informática.
Punto clave de lo laboral es el abastecimiento de la población, lo que se relaciona con la producción, el transporte y el comercio que atiende las necesidades de las personas, particularmente en el tema de la alimentación. Hay temor en ese sentido, expresado en la sobredemanda en centros comerciales, ante lo cual el Presidente de la República hizo un llamado a la calma, asegurando normalidad en los suministros.
Otro efecto de la pandemia es su amenaza permanente al empleo, en la medida que se van contrayendo o desapareciendo actividades económicas. Es el caso concreto del turismo, en que globalmente estarían amenazados 50 millones de puestos de trabajo.
En el punto concreto de la salud se anuncian medidas para afrontar la situación como aumento de camas hospitalarias y reforzamiento del personal del sistema. A la vez, se ha adelantado del programa de vacunación contra la influenza, lo que ha significado desde ayer intensa congestión en los centros de inmunización, pero se anuncian puntos especiales para la población en riesgo.
Luces rojas se encienden en todo el mundo, particularmente en países de alto desarrollo, donde la letalidad alcanza altas cifras. En nuestro caso, el virus llega en el peor momento, con una crispación social que no se detiene y que favorece tanto la extensión misma del mal como la desconfianza, la crítica fácil y la desinformación. En ese aspecto, hay que atender a la advertencia de la doctora Claudia Saavedra, presidenta de la Sociedad de Microbiología de Chile. Recomienda prudencia en la información, pues se debe entender que "aún no existe un tratamiento específico que frene este virus".