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Estados Unidos y los talibanes firman un histórico acuerdo de paz en Doha

CONFLICTO. Después de 18 años de derramamiento de sangre en Afganistán, que comenzaron luego del derribamiento de las Torres Gemelas en 2001, Estados Unidos comprometió el retiro de tropas y negoció el fin de las amenazas terroristas.
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Estados Unidos y los talibanes firmaron ayer un histórico acuerdo de paz en la ciudad de Doha, en presencia de observadores internacionales y dignatarios de diversos países, entre ellos los ministros de Exteriores de Turquía y Pakistán, además de una amplia delegación insurgente.

El pacto, que pone fin a 18 años de derramamiento de sangre en Afganistán, fue firmado por el representante especial de Estados Unidos para la paz, Zalmay Khalilzad, y el líder talibán, mulá Abdul Ghani Baradar.

Ambos representantes se fundieron posteriormente en un apretón de manos y la sala de la ceremonia en un lujoso hotel de Qatar, con una nutrida presencia de talibanes, gritó "Alá es grande".

Antes de la firma pronunciaron un breve discurso el jefe de la diplomacia qatarí, Mohamed bin Abdulrahman al Zani, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, y Ghani Baradar.

Pompeo, que llegó a Doha para participar en el histórico evento, afirmó que lo logrado hasta el momento "no es perfecto, pero los talibanes han demostrado que pueden ser pacíficos cuando quieren".

Antenoche concluyó una semana de reducción de la violencia de los talibanes en Afganistán, una de las condiciones de Washington para la firma del acuerdo y una prueba de buena voluntad por parte de los insurgentes.

"Habrá tentaciones de declarar la victoria", advirtió Pompeo, pero "la victoria para EE.UU. será cuando sus ciudadanos no tengan que temer ya ninguna amenaza de ataque desde Afganistán".

Por su parte, el firmante talibán destacó este evento de "histórico" y alabó las "negociaciones exitosas" entre su grupo y EE.UU., asegurando que "el acuerdo también es bueno para la comunidad internacional".

Los talibanes dieron comienzo al proceso para llegar hasta aquí en febrero de 2018, cuando su oficina política en Doha urgió a Washington a tomar parte en un diálogo "directo" después de años de negativas.

En octubre de ese mismo año, Khalilzad y líderes de los insurgentes mantuvieron la primera de más de una decena de rondas de diálogo en Qatar.

El pasado septiembre, el presidente de EE.UU., Donald Trump, canceló abruptamente los encuentros en respuesta a un atentado en Kabul en el que murió un estadounidense, si bien el proceso se retomó a finales de noviembre tras una visita del dirigente a Afganistán.

Finalmente, el 22 de febrero de 2020 los talibanes implementaron una reducción de la violencia durante siete días, que han transcurrido sin graves incidentes.

Retiro de tropas

Washington empezará a retirar miles de efectivos militares, que se reducirán de los actuales 13.000 a 8.600 en los próximos cuatro a cinco meses. El retiro total, en 14 meses, dependerá de que el Talibán cumpla ciertas condiciones antiterroristas que evaluará Estados Unidos.

Pompeo, sin embargo, dijo que persiste la furia por el hecho de que los ataques del 11 de septiembre de 2001 fueron planificados en Afganistán bajo el régimen del Talibán. Aseguró que Estados Unidos no "malgastará" aquello que sus soldados "han ganado con sangre, sudor y lágrimas". Añadió que hará lo que sea necesario para garantizar su seguridad si el Talibán no cumple el acuerdo.

El entonces presidente George W. Bush ordenó la invasión de Afganistán, en respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Algunos de estadounidenses que revistan allí no habían nacido cuando las torres del World Trade Center se vinieron abajo.

Tardaron apenas unos meses en derrocar a los talibanes y en obligar a Osama bin Laden y a la cúpula de Al Qaeda a cruzar la frontera hacia Pakistán, pero la guerra se prolongó durante años cuando Estados Unidos intentó establecer un estado funcional y estable en uno de los países menos desarrollados del mundo. Los talibanes se reagruparon y en la actualidad controlan más de la mitad del territorio afgano.

Washington gastó más de 750.000 millones de dólares y la guerra se cobró decenas de miles de víctimas mortales en todos los bandos.

11 de septiembre de 2001 cayeron las Torres Gemelas, en un ataque planificado desde el régimen talibán.

13.000 soldados de EE.UU. están destinados en Afganistán y deberían reducirse a cero en los próximos meses.

Miles de refugiados sirios se dirigen a Europa luego de la apertura de las fronteras turcas

CRISIS. El Presidente Erdogan confirmó que no impedirá el paso de los inmigrantes a Grecia.
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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo ayer que las fronteras de su país con Europa estaban abiertas, mientras miles de refugiados se congregaban en la frontera con Grecia.

Los migrantes jugaron al gato y al ratón con las patrullas fronterizas griegas durante toda la noche y la mañana del sábado y algunos hicieron agujeros en la valla aunque tuvieron que regresar por los gases lacrimógenos y las granadas aturdidoras. Las autoridades griegas también emplearon gases lacrimógenos para repeler los intentos de una multitud por cruzar.

La decisión turca de abrir la frontera, anunciada el jueves, fue vista en Grecia como un intento deliberado de presionar a los países europeos. La medida se tomó tras un repunte de las tensiones entre Turquía y Siria. Más de 55 soldados turcos murieron desde que Ankara envío de refuerzos a zonas del noroeste de Siria controladas por los rebeldes, que cuentan con su apoyo.

"No cerraremos las puertas a los refugiados", dijo Erdogan en un discurso en Estambul. "La Unión Europea tiene que cumplir sus promesas".

Si Erdogan abrió realmente la frontera, supondría un cambio drástico en su política. Según un acuerdo firmado en 2016, Ankara acordó frenar la llegada masiva de migrantes a territorio comunitario a cambio de ayuda financiera. Pero desde entonces se ha quejado de que Bruselas no cumplió su parte del trato.

La intervención de Erdogan era la primera desde que 33 soldados turcos murieron en ataques aéreos en el noroeste de Siria el jueves, el mayor número de bajas en las fuerzas de seguridad turcas desde que el país intervino en el largo conflicto sirio en 2016.

Este incidente llevó a las autoridades turcas a declarar que no frenarían a aquellos que quisiesen entrar a Europa.

En la actualidad, Turquía acoge a más de 3,5 millones de refugiados sirios y muchos usan el país como punto de tránsito para Europa.