Elogio a la lengua materna
La ONU puso en el calendario de las celebraciones mundiales el Día Internacional de la Lengua Materna el 21 de febrero, el que en nuestro país sobresale en el legado cultural español, entre las lenguas originarias del continente. En más de cinco siglos el español fue echando poderosas raíces, hasta ocupar un puesto en las expresiones del mundo moderno y, sorprendentemente, llegar a ser una fuente poderosa y bella de la creación literaria universal.
Es fácil caer en el auto elogio cuando el objeto es nuestro; y como la caridad crítica comienza por casa, los niveles de evaluación pueden ser muy subjetivos. Afortunadamente esta buena percepción y calificación la dan otras superiores y de más largas tradiciones culturales. Lo curioso y paradojal resulta, sin embargo, de la forma cómo nosotros mismos y quienes deberían hacerlo mejor, mal usamos y cultivamos nuestra lengua materna.
El lenguaje - que es fruto de la inteligencia y forma con ésta una unidad esencial y maravillosa- puede ser un instrumento de bendición o maldición, de belleza o fealdad, de conciliación o descalificación, de amistad o traición, de verdad o mentira, de paz o de violencia. Siempre se nos dirá en cualquier lugar que habitemos: ¡mucho cuidado con lo que dices!. Pero también se nos recordará cuán buenas y oportunas pueden ser cuando se transforman en consuelo, esperanzas, cooperación, motivación o alegría, allí donde el infortunio golpea a nuestro prójimo.
El lenguaje es mucho más que meras informaciones o peticiones: es la vida misma que fluye diariamente en las relaciones humanas, desde que despertamos en la mañana, hasta que nos vence el silencio nocturno. Tan valioso y hermoso instrumento de comunicación merecería ser usado más digna y verdadera a la hora de hablar de nuestro presente y futuro, de nuestros proyectos de vida y sociedad. Más todavía: aprendamos del lenguaje poético donde nada se escapa a su mirada y a su universo de amor y comprensión; donde ningún ser, objeto, materia o espíritu ínfimo o superlativo, queda fuera de su palabra.Gabriel Venegas
Pago en hospital de Purranque
El 25 de diciembre de 2018 fui a la urgencia del Hospital de Purranque por un problema cardiaco. Una atención oportuna y de excelencia, tanto de los paramédicos como de la doctora de turno que me atendió, de la cual estoy muy agradecida. Quedé hospitalizada . El 26 de diciembre salí de alta. Al retirarme pregunté dónde tenía que pagar la atención. La respuesta fue que no debía pagar nada, le dije que eso era imposible, ya que tenía Isapre; después de tanto insistir, me hicieron firmar un pagaré.
A mediados de enero de 2019 fui a consultar por la deuda y no había nada. Calculo haber ido unas 4 veces a preguntar y siempre la misma respuesta: "no hay cuenta". Recién ahora, el 18 de febrero de 2020, me llamaron diciendo que tengo una deuda pendiente y ese mismo día mi esposo fue a pagar. Según su versión, la cuenta estaba extraviada, ¿será posible'; ¿cómo funciona la parte administración si se demoran tanto en cobrar? ¿Así funcionarán todas las empresas fiscales?
María Luisa Sanhueza
Irrelevancia de una franja
Uno de los afanes principales de las organizaciones políticas por estos días es la estructuración de la franja televisiva previa al plebiscito constitucional del 26 de abril. Ya están designados los productores y se trabaja en la conformación de equipos y contenidos.
Aunque minoritaria en las encuestas, la opción "Rechazo" parece tener la más fácil en este empeño, toda vez que su mensaje es más simple y hay menos organizaciones promoviéndola. Por el contrario, detrás del "Apruebo" hay cuatro comandos, más partidos recién creados, así como independientes y representantes del mundo social, todos los cuales buscarán incorporar matices propios.
Pero cabe preguntarse: ¿Vale la pena tanto esfuerzo? Supongamos que no existiese franja alguna. ¿Variarían los resultados del plebiscito significativamente?. Lo más probable es que ello no ocurriese, lo que demuestra la irrelevancia que tendrá esta franja televisiva, a lo menos en comparación con la que antecedió en 1988.
Es que en esa ocasión se trataba de la primera vez después de 15 años en que la TV se abría a mostrar los contenidos de la opción opositora, lo que cautivaba el mayor interés del público. Además, no existían las redes sociales y la televisión abierta era una de las opciones más reconocidas en materia de difusión informativa.
Hoy, los canales de TV abiertos sufren una constante pérdida de audiencia. La campaña ya está en la práctica en curso a través de las redes sociales -en especial Twitter y Facebook- y nada hace suponer que la opinión pública espere con ansiedad la franja, como tampoco lo hace con los programas clásicos de debate político.
Dado el desprestigio de la política, los comandos deben más bien esmerarse en que sus propuestas no terminen siendo disuasivas.
Jorge Gillies, académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social, Utem