"Luchar contra el abuso es cuestionar nuestra manera de ejercer poder"
La Fundación para la Confianza es la respuesta de José Andrés Murillo, uno de los denunciantes del caso Karadima, a la cruda realidad que viven niños, niñas y adolescentes del país que no cuentan con redes de apoyo para enfrentar situaciones relacionadas con el abuso sexual; pero, también con otras temáticas como el bullying, el abandono, la soledad.
Murillo estuvo recientemente en Puerto Montt y en su rol de director ejecutivo de la Fundación para la Confianza, firmó una alianza con la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social, tendiente a desarrollar un trabajo de prevención y acompañamiento a padres y menores de edad, en las comunidades con mayor índice de vulnerabilidad social de la Región de Los Lagos.
Este medio conversó con quien es doctor en filosofía, respecto al problema del abuso sexual infantil, su relación con el ejercicio del poder y el desarrollo de la "confianza lúcida", entre otros temas.
- ¿Cuál es su percepción de la realidad del abuso sexual acá en nuestra región?
- Uno de los grandes problemas del abuso sexual infantil y del abuso infantil en general es que no se habla del tema. Es como si fuera un tema silenciado, pero presente. En el fondo, cuando empiezas a escarbar hay muchas familias y comunidades donde hay casos de abuso histórico presentes, pero de los cuales parece que hay una obligación de no hablar. Una de las características más potentes de cuando uno trabaja en el abuso, es que uno ve que ha habido un miedo, una prohibición de hablar y cuando se habla es como si fuera una represa. Entonces, empiezan a darse los casos, las situaciones, las historias traumáticas, el sufrimiento sale a la vista y ahí recién se puede empezar a intervenir. Creo que es algo que pasa en nuestro país en general, que muchas veces las cosas como no se hablan; cuando se hablan, como que ya es medio tarde. Entonces, aquí yo creo que es importante asumir que para muchas personas lamentablemente ha sido tarde, pero es importante comenzar a trabajar, comenzar a hablar, comenzar a abrir los temas de abuso.
-¿A qué atribuye esta cultura del silencio?
-Yo creo que hay una especie de falso concepto de respeto por la autoridad, en el cual más que el cuidado, se piensa que la gente con poder, a los papás, a los profesores, hay que obedecerles de manera ciega, no se les puede criticar, no se puede denunciar, simplemente hay que acatar. Entonces, cuando uno ve una situación abusiva pareciera que lo más importante es mantener la cohesión, la unidad, la reputación de la familia, de la organización, de la iglesia, de lo que sea. Es como si uno denunciara, fuera considerado desleal, cuando en realidad la verdadera lealtad consiste en saber denunciar cuando hay que denunciar, para poder transformar las situaciones abusivas que existen.
- Es un tema de poder...
- El abuso sexual infantil es un abuso de poder que se manifiesta sexualmente. La manera de prevenir e intervenir, de luchar en contra del abuso, es cuestionando nuestra manera de ejercer poder.
-¿Cómo preparar a los niños entonces?
-Más que preparar a los niños para que no sean víctimas, hay que preparar a los papás para que ejerzan el poder de manera sana. El poder de los padres es un poder para cuidar, el poder de las autoridades, políticas, educacionales, comunales, son poderes para cuidar, para proteger, para acompañar, no para abusar.
-Pero estos problemas muchas veces se dan en un contexto familiar...
-Por eso muchas veces las familias tienen que pasar por un contexto de abrir. Muchas veces, nuestro concepto de familia es como algo privado y privativo, donde nadie puede entrar. Yo creo que esta es una instancia en la cual el Estado tiene que intervenir, para poder asegurar a los niños, niñas y adolescentes que van a contar con instancias de prevención, que van a contar con instancias de pedir ayuda, con intervención y justicia. La historia nos ha demostrado ya demasiadas veces que el abuso carcome los cimientos de una persona y cuando no se ve, cuando está todo oscuro, es muy difícil intervenir. Entonces, prender la luz, significa que otros también veamos. Empoderar a las familias y comunidades en su sentido más amplio y que también el Estado tenga un rol importante.
-Ha desarrollado el concepto de "confianza lúcida", ¿a qué se refiere?
-Nos comenzamos a dar cuenta que durante mucho tiempo en las comunidades, en las familias, la iglesia, los colegios, reinaba un concepto de confianza ciega, donde no se podía cuestionar. Había que asumir todo ciega y silenciosamente, había que aceptar incluso las situaciones de abuso para proteger la reputación de las personas, de las familias y las comunidades. Cuando se abre un abuso, pareciera que pasáramos rápidamente a un contexto de desconfianza generalizada, de paranoia, donde todos los profesores son abusadores, todos los curas son pedófilos, todos los políticos son corruptos, todos los policías son asesinos. Entramos en un clima donde no se puede confiar en nadie y eso tampoco ni previene, ni protege, ni hace justicia, solo busca venganza ciega de todo. Lo que nosotros proponemos es ni quedarnos en la confianza ciega, ni pasar a una desconfianza total destructiva, sino crear una instancia de confianza lúcida, donde se pueda hablar del tema, donde se pueda buscar justicia, donde se pueda prevenir, donde se puedan crear instancias de reconocimiento y respeto mutuos, que garanticen que los derechos van a ser promovidos, restablecidos cuando sea necesario y van a estar además guiando las acciones de una comunidad.
-¿Qué proyectan realizar a nivel regional?
-Trabajamos con personas que han sido víctimas, buscamos darles atención, orientación, derivación y terapia especializada, trabajamos también con los colegios para poder generar instancias de prevención, en mejorar las políticas de prevención y acción especializados, que los colegios y jardines tengan protocolos y que esos sean adecuados a los contextos, que estén actualizados y cuenten con instancias de apoyo de las redes. Trabajamos algo muy importante, directamente con niños, niñas y adolescentes a través de nuestro canal de atención del número 1515 y la aplicación que los niños y adolescentes pueden bajar a su teléfono que se llama Línea Libre, donde tienen acceso a hablar con psicólogos especializados y gratuitos en problemáticas infanto juveniles, si es que han tenido problemas de abuso o consumo de sustancias, violencia en el pololeo, soledad, bullying, depresión. Hoy día los niños, niñas y adolescentes está en una situación de tremenda fragilidad y vulneración y tenemos que contar con instancias de atención directa y una de ellas es esta.
-Estuvo involucrado como denunciante en el caso Karadima, ¿de ahí viene un sentido de responsabilidad hacia la comunidad?
-Sí, siento una responsabilidad. Es como si de pronto uno se hace responsable de las cosas que le pasan y yo siento que por el hecho de venir de donde vengo, lo que me pasó tuvo un megáfono y muchas personas no tienen esa posibilidad de publicidad. Me siento responsable por todas esas personas que no tienen voz. Me encantaría que todas las personas -no importa de donde vengan- tengan también acceso a la justicia. Yo siento que tuve acceso a la justicia quizás por venir de donde vengo y hay millones de niños en el mundo y en nuestro país que también son vulnerados, que no tienen ese acceso y me gustaría que eso no fuera así. También creo que se puede prevenir, se puede intervenir, se puede salir adelante, lo he visto en mi vida y en la vida de gente cercana también y eso me hace responsable. Siento que mi corazón me obliga a trabajar en este tema.
-James Hamilton (también denunciante del caso Karadima) le invitó a participar en su nuevo partido político?
-Él armó el Partido por la Dignidad, luego también por la dignidad salió y armó otro movimiento que se llama Con Todos. Mi rol en la Fundación para la Confianza es totalmente independiente, aunque yo en mi vida personal apoyo a Jimmy y todas sus iniciativas. Pero es importante que la fundación mantenga su independencia, porque eso nos ha permitido trabajar con personas de distintos colores y movimientos políticos y para mí es importante que eso siga siendo así.
"Hay muchas familias y comunidades donde hay casos de abuso histórico presentes, pero de los cuales parece que hay una obligación de no hablar". "La verdadera lealtad consiste en saber denunciar cuando hay que denunciar para poder transformar las situaciones abusivas que existen". "Más que preparar a los niños para que no sean víctimas, hay que preparar a los papás para ejerzan el poder de manera sana".