El miércoles recién pasado, el árbol de Navidad que se instalaba año a año en la plaza de Armas fue vandalizado, por primera vez en su historia de ya varias décadas. Días antes, otras personas comenzaron a ejercer el comercio ilegal, una actividad que no está contemplada dentro del principal espacio público de los osorninos, pasando así por encima del derecho de los miles de comerciantes que pagan sus impuestos para trabajar. También en estos días centenares de familias procedieron a realizar tomas de terreno, tratando de colocar su necesidad, que nadie discute que exista, por sobre las de miles de personas que a lo largo de Chile han hecho los trámites e inscripción y ahorro para alcanzar ese mismo fin.
En Santiago, en tanto, un grupo de personas echó al diputado Gabriel Boric del Parque Forestal. A pocas cuadras de allí, la plaza Baquedano y sus inmediaciones sigue en una toma "pacífica". Sus veredas son ahora de tierra, hay vestigios de inmuebles e infraestructura quemada, no existen semáforos, el comercio está mayoritariamente cerrado y con gruesas planchas de protección metálicas, incluido el Hotel Crowne Plaza. ¿Cuántos países del mundo tienen su centro en esas condiciones a un par de cuadras del palacio de Gobierno? Preferentemente países en guerra o muy pobres.
Durante todo este periodo, el debate ha apuntado a las responsabilidades del Estado y el accionar de las fuerzas policiales para la recuperación del orden público, pero muy poco se apunta a los individuos que exigen derechos por medio del bloqueo del libre tránsito, barricadas, destrucción de la propiedad pública y privada y "funas" (eufemismo de ataque) a personas. Olvidan o desconocen que los derechos nacen de los deberes y que la persona es por naturaleza comunitaria. Si permitimos que cada uno luche por sus anhelos a costa de perjudicar la libertad de otros, la vida diaria en la ciudad se vuelve insoportable.
Antes de exigir derechos, debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Hemos sido solidarios? ¿Hemos sido un buen estudiante o trabajador? ¿Hemos cuidado el medio ambiente? ¿Hemos sido buenos padres, hijos o vecinos? ¿Se ha preocupado de recibir boleta por sus compras para que el Estado al que le exige soluciones tenga el dinero para brindarlas?
El asesinado presidente de Estados Unidos John Kennedy dijo hace casi seis décadas: "no preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país".
Christian Arntz Mac-Evoy, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, Sago