La primavera que no fue
Si alguien ve con esperanza el futuro que se avecina después del 18 de octubre, que por favor me dé razones para sentir que en verdad es una primavera, porque desde lo más profundo siento que es un invierno lo que vendrá. Esto, no solamente por el alza de dólar y la inevitable cesantía producto de un comercio destrozado y quebrado, sino por la pérdida de soberanía real. La violencia y la falta de conducción del mundo político a combatirla sólo nos ha hecho entregar terreno a los narcos que hoy reinan en La Granja, La Pintana y Santiago centro, entre otros muchos lados. Todo lo anterior, amparado en un increíble proceso de amarrar las facultades de las policías para asegurar el estado de derecho, en un mal entendido "derecho humano" que a estas alturas sólo funciona como escudo de los que producen desmanes y no vela por la tranquilidad de población.
Ante este escenario, el resultado fue uno solo: "la violencia se impone a la política e impone su agenda", trayendo a colación la instauración de una nueva constitución, como si fuese la piedra filosofal a toda la problemática social.
No obstante, el germen de la violencia encuentra justificación de las masas, que ven en todo acto policial un efecto represivo y, por lo tanto, altamente castigable mediáticamente, entregando al lumpen la facultad de cometer sus fechorías y quitándole el uso de la fuerza a los únicos que deben emplearla. Por lo tanto, ¿quién asegura hoy que no habrá locales de votación quemados para el plebiscito? ¿Quién de los manifestantes pacíficos entregará seguridad a los trabajadores, para que estos confíen en que no perderán su trabajo? Es por ello que esta ola revolucionaria no trae buenos auspicios, porque ante el mar de legítimas y buenas intenciones, hemos entregado el poder al crimen organizado y solo guardamos silencio en sus nocturnos actos.
¿Estamos cerca de la historia venezolana? Creo que no. Estamos más cerca a un conflicto mexicano, donde será muy improbable retomar el control del estado, en las zonas que hemos regalado a los narcos.
Hugo Ramos
Una voltereta inaceptable
El premio a la mejor vuelta de carnero de este último tiempo claramente se lo lleva Frente Amplio, quien a pesar de su postura en contra de la violencia y votar en favor de restaurar el orden y la seguridad con la ley antibarricadas y saqueos, a las pocas horas hacen una declaración pidiendo perdón y retractándose de la decisión que tomaron. ¿Qué credibilidad le podemos otorgar al diputado Boric que cambia su postura como cambia de chaqueta?
Más que pedir indulgencia por votar en favor de la seguridad del país y en contra de los delincuentes que violan y ultrajan el derecho a desplazarme libremente, deberían pedir perdón a los cientos de chilenos que quedaron cesantes, que sufrieron de angustia o perdieron su fuente de ingresos por esta clase de actos criminales.
Me gustaría saber si pensaría lo mismo si fuera uno de los afectados, pero claro, la respuesta es obvia: lo volveríamos a ver con otra chaqueta.
Francisca Herrera Jara Cientista político
En torno al gobierno
Hace tiempo que venía preguntándome ¿cuál es el "plan estratégico" (si es que existe) del gobierno? y he llegado a dos conclusiones:
Primero esta "seudo revolución a la chilena" no tendría los mismos efectos que en otros países de la región, lo anterior, porque las "espaldas económicas y productivas del país" son muy fuertes y superiores a las de otros países. Y eso se va visto y a los revolucionarios, estimo, les ha salido el tiro por la culata .
Segundo. La "resistencia" parece que la está aplicando el gobierno y en esa "estrategia" se sabe que mientras haya espalda de recursos, los "seudo líderes revolucionarios" no tienen tanta energía ni tenacidad para sostener una lucha o una crisis tan larga y en ello, Carabineros se alzarán como los grandes héroes, ya que han demostrado ser capaces de resistir hasta el límite
En consecuencia, cada día que pase seguirá siendo favorable para el gobierno y como nuestros políticos y revolucionarios son "burgueses", no se pierden los feriados de fin de año y tampoco las merecidas vacaciones.
Por lo tanto, creo que la Revolución Molecular Disipada , tal como lo dice si nombre, se irá disipando y cuando lleguemos a más del 10% de cesantía y que a la gente (clase media) le empiece a faltar las lucas y ya no tenga la olla para protestar, la revolución disipada tendrá que esperar al menos hasta después de marzo, obvio post vacaciones, y cuando haya que pagar las matrículas del colegio o la universidad y, bueno, siempre y cuando el Festival de Viña en febrero se realice, ya que es el único evento masivo que está aún en cartelera.
Así que preparemos el traje de baño y nos volvemos a reencontrar en marzo.
Bernardo Castro