No se necesita ser un "economicista a ultranza" como suele calificarse erradamente a quienes están preocupados por estos días por los indicadores, para aceptar que la profunda crisis social y política que ha golpeado a nuestro país desde el 18 de octubre último comienza a reflejarse con singular fuerza en las estadísticas nacionales y regionales.
Y aquello, lejos de representar una abstracción, se traduce -lamentablemente- en consecuencias concretas para segmentos específicos, como los que quedan sin trabajo o aquellos que ven cómo el esfuerzo realizado durante muchos años puede verse golpeado por la incertidumbre que provoca especialmente el clima de violencia.
En ese contexto, recientemente se conoció el Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre de 2019, en el que el Banco Central de Chile detalló que la crisis ha generado cambios importantes en el escenario macroeconómico, afectando negativamente la actividad de corto plazo.
Por ejemplo, este año el PIB total acumulará un crecimiento en torno a 1%, considerablemente por debajo de lo previsto en septiembre, como producto de una caída de la actividad, en el cuarto trimestre, de -2,5%. Esta proyección contempla que tanto el consumo como la inversión tendrán variaciones anuales negativas en la última parte del 2019, debilidad concentrada en sus componentes transables. Para el año 2020 se prevé que el PIB crezca entre 0,5 y 1,5%, cifra que se incrementaría a entre 2,5 y 3,5% en 2021.
De acuerdo a lo que explicita el informe, los impactos de la crisis social sobre el escenario macroeconómico se han ido haciendo evidentes: se ha producido un brusco deterioro en la actividad de casi todos los sectores y una mayor volatilidad en los precios financieros, especialmente el tipo de cambio.
Este escenario hace que serán crecientes las voces de la mayoría del espectro político, económico y social, que llaman a avanzar en acuerdos para dar respuesta a demandas sociales, pero también en el urgente restablecimiento del orden público. Esto es clave si se quiere recuperar la economía y evitar un efecto mayor en el crecimiento, desempleo y la desigualdad.