En general, los adultos mayores tienen un escaso conocimiento respecto a la educación financiera. Así lo han concluido diversos estudios al respecto encargados por el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac). En sentido, la institución está llamando constantemente a este segmento de la población nacional a que se informe a la hora de tomar decisiones relacionadas con el consumo.

Uno de los problemas financieros más conocidos en los adultos mayores tiene que ver con los créditos. Según un estudio encargado por el Servicio Nacional del Consumidor, uno de cada tres había cotizado o evaluado en distintas instituciones antes de tomar una decisión. El mismo estudio concluyó que se observaba un desconocimiento y baja capacidad de aplicación de estos conceptos financieros, entendidos como ahorro, tasa de interés y endeudamiento, para la toma de buenas decisiones financieras.

Según datos oficiales, el endeudamiento de este segmento de la población ha aumentado. Muchos de estos gastos tienen que ver con la salud. De acuerdo a cifras de Chiledeudas.cl, dadas a conocer en junio de este año, en base a estudios de Universidad San Sebastián-Equifax, el 13% de los morosos chilenos son adultos mayores, siendo más de 600 mil personas en este grupo. Sus deudas financieras promedio alcanzan $1,8 millones, triplicando sus ingresos promedio mensuales, los que no superan los $600 mil.

La situación financiera de los adultos mayores no sólo se ve afectada por las bajas pensiones, sino por el gasto en medicamentos e incluso arriendos, situación que se agudizará en el futuro debido a la escasez de viviendas.

Por otra parte, hay que considerar que el segmento de los adultos mayores en nuestro país es una población cada vez más importante, sobre todo porque la tendencia demográfica convierte a la población mayor de 65 años en el estrato de mayor crecimiento en Chile.

En ese sentido, es fundamental que el endeudamiento no se transforme en otra carga con la que deban vivir los más adultos.

Se dice que la cocina es el corazón del hogar. En la cocina, junto con preparar los alimentos, se reúne la familia para conversar. Es ahí donde se inicia y concluye el día. De ese espacio acogedor emanan olores y sabores que evocan el cariño de ser esperado con algo rico para la once. En la mesa de la cocina se hacen las tareas y es el lugar donde los niños aprenden habilidades sociales y los modales que les permitirán conectarse con otras personas a lo largo de la vida.

Hace unos días se firmó por parte de representantes de partidos políticos un documento llamado Acuerdo por la Paz Social y la nueva constitución que entrega lineamientos acordados en consenso para iniciar un camino que resuelva la crisis social que enfrentamos. Llama la atención que se critique su origen, ya que fue discutido en la "cocina", dicen.

¿De qué otra manera habría sido mejor? ¿Cada uno atrincherado en su consigna? Es fácil ser terco e intransigente. Lo difícil es ceder en las propias y legítimas pretensiones, buscando puntos intermedios y poniendo el bien superior por delante. Es fácil sumarse al caos y la destrucción. Es difícil construir y reparar lo perdido. Es fácil desconfiar del otro. Es difícil creer en aunar voluntades y es eso lo que esperamos de nuestros representantes. Valoramos el espíritu que inspiró este acuerdo y también la urgencia con que acometieron esta tarea.

Esperamos que, junto con recuperar el orden público a la brevedad, se aborden con esa misma urgencia las demandas sociales acumuladas que fueron las que afloraron a borbotones en las últimas semanas. Son muchos los temas y habrá que priorizar. Es tiempo de cuestionamientos, de mucha reflexión, estamos pasando por un punto de inflexión que seguramente cambiará nuestras prioridades a futuro. Se deberán establecer medidas de corto, mediano y largo plazo en el nuevo contrato social.

¿Qué se cocinará? El menú que resulte será fiel reflejo de las habilidades de los chefs que intervengan. Ojalá busquen desplegar sus dotes maestras y convoquen a la mayor cantidad de actores posible para que resulte un banquete digno de reyes. Esperamos que, como acostumbramos acá en el sur, la puerta de la cocina permanezca siempre abierta a quien quiera colaborar en hacer de éste un mejor país.

Alicia Vesperinas, presidenta de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de Osorno