Comienzo esta columna destacando las palabras del Presidente Sebastián Piñera al inaugurar estas Fiestas Patrias. "Pocos países en el mundo celebran con tanta pasión y con tanto orgullo el aniversario de la Patria, no es solamente recordar la gesta heroica de los que nos regalaron la libertad, sacrificando sus propias vidas, también celebramos lo que es la esencia de nuestro país", dijo el Presidente Piñera en la ceremonia de inicio a las celebraciones.

Y es que de eso se trata, de pensar lo que nos une como chilenos y valorarlo, porque ésa es nuestra esencia. Compartimos una región y un país maravilloso y la herencia de muchas generaciones de personas que nunca claudicaron frente a la adversidad y supieron transformarlo en un país con liderazgo y empuje.

Celebrar es mirar el Chile que estamos construyendo, un país que progresa con la fuerza de la libertad, la justicia y la solidaridad; un país que crece gracias a la fortaleza de sus familias, al esfuerzo y la creatividad de cada uno de sus hijos y el compromiso de todos sus ciudadanos; un país amable, preocupado de que sus ciudadanos no caigan en la desprotección frente a los imprevistos; un país comprometido con sus niños y jóvenes, que son nuestro futuro, pero que no olvida a sus mayores; un país de oportunidades y seguridades, donde podamos caminar por nuestras calles, plazas, parques y campos con seguridad y tranquilidad; un país próspero, dueño de su futuro e integrado creativamente al mundo. Como está escrito en nuestro programa de Gobierno: "un país donde todos avanzamos y nadie queda atrás".

Eso es lo que motiva día a día a las autoridades regionales y provinciales del Gobierno del Presidente Piñera, ése es el gran motor de nuestro trabajo, porque nuestra región nos inspira, enorgullece y compromete. Nuestra región nos desafía.

Trabajamos a diario para que las familias de la región de Los Lagos tengan un mejor presente, una mejor calidad de vida, y un mejor futuro. Y estamos seguros de que ésa es nuestra esencia. Eso nos une. Felices Fiestas Patrias para todos.

Harry Jürgensen Caesar Intendente Región de Los Lagos

Los hechos de violencia y delictuales en los que han estado involucrados menores de edad, de manera creciente y alarmante, en el último tiempo en nuestro país, es el principal argumento del Ejecutivo para promover el proyecto que esta semana avanzó en la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados, la que aprobó ampliar el control preventivo por parte de las policías a menores de 16 años.

Pese a este logro, desde el gobierno reconocen que esperan reponer la idea original de la iniciativa de que el control de identidad se pueda aplicar a niños desde los 14 años. Sin embargo, antes de ello deberá contar con el consenso en la sala de la cámara baja.

Desde la Subsecretaría para la Prevención del Delito apuntan a las estadísticas y a "las expectativas de la gente" para pedir mayores atribuciones para que Carabineros utilice este tipo de herramientas de fiscalización preventiva para evitar la ocurrencia de ilícitos en los que menores de edad se vean involucrados.

Cabe recordar que diversas voces parlamentarias han refutado este argumento meramente estadístico y reconocen como un retroceso el proyecto. Una mirada igual de crítica es la que ha planteado la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), que considera lo aprobado en el Congreso como una contravención a la Convención de los Derechos del Niño y de otros tratado internacionales suscritos por Chile.

Por una parte, es efectivo que la violencia con que los menores actúan frente a los delitos es motivo de creciente preocupación, debido al bajo discernimiento que poseen, muchas veces incentivado por el entorno social en el que se desarrollan, y que la legislación no incorpora la responsabilidad de los padres o tutores de los menores en su rehabilitación.

Desde otro punto de vista, resulta contradictorio que desde el gobierno se condene duramente las vulneraciones de los derechos de las personas en otras naciones, como Venezuela o Nicaragua, donde efectivamente existen regímenes represivos, pero que los mismos derechos no les sean reconocidos a quienes viven en nuestro suelo pese a ser el Estado chileno un garante en la protección de la infancia y la adolescencia, más aún no reconociendo acuerdos y pactos internacionales firmados por Chile.