Semáforo en Rodríguez
En las últimas dos semanas hemos escuchado hablar mucho de la avenida Rodríguez y de la alta velocidad con que se desplazan los vehículos que circulan por ahí. No se habla de las consecuencias que han tenido las carreras clandestinas de autos y motos que se dan en las noches y al amanecer, como el fallecimiento de un joven que se mató conduciendo una moto hace dos semanas en la esquina de Buenos Aires con Rodríguez.
Sus amigos han dejado coronas de flores y globos en su honor y día a día lo van recordar, llegando en sus motos a gran velocidad y haciéndolas sonar lo más fuerte posible. Los que a diario tenemos que convivir con esto, ¿no tenemos derecho a descansar tranquilos y sin sobresaltos? Ojalá el semáforo sea la solución.
Erica Maldonado
Crisis en el Instituto Nacional
Los disturbios del Instituto Nacional me recuerdan a las famosas barras bravas del fútbol. Minorías que ensucian los espectáculos deportivos en desmedro de aquellos que vamos a disfrutar de un deporte que derribó fronteras. Acá son estudiantes, se supone que lo son.
Una minoría que impide que aquellos que con mucho esfuerzo llegan a su establecimiento educacional a estudiar, cumplan sus sueños de juventud. Ahora, todas las preguntas del mundo que se hace el común de las personas: ¿Cuál es la causa real o el objetivo de las manifestaciones? ¿Por qué las autoridades no ejercen algún tipo de acciones que realmente solucionen el problema? ¿Qué rol cumplen los padres en la solución?
Ya, dejémonos de payasadas con tanta pregunta cuando las respuestas las sabemos de memoria todos los chilenos. Los manifestantes son producto de un sin control desde la propia familia; las supuestas manifestaciones no son más que el producto de un sistema que ha rayado en lo corrupto, con todas las gracias que nuestros legisladores, autoridades y gobernantes nos dejan como testimonio a diario.
Si la autoridad no procede a acciones de solución, es por temor al alto costo político de aquellas, disfrazándolo todo detrás de discursos rimbombantes que no solucionan nada. Una razón, sin razón.
Ricardo Cea Vargas
Escultura de Puerto Montt
Estudié escultura en el Palacio de Bellas Artes, en Viña del Mar, y conocí grandes maestros y escultores. Ahora veo ese mamotreto, horror de escultura en Puerto Montt, y me cuesta creer que exista gente que apruebe esa escultura. Tosca, colorinche, ordinaria, pesadísima.
Ahí no hay creatividad ni arte. Yo la tiraría al fondo del mar, aunque se asustaran los pobres peces. Gastar dinero en esa figura de mala clase y calidad es una estupidez más de las autoridades responsables, y ser aceptada públicamente indica la caída de nuestra calidad cultural al último peldaño de la escala del arte.
Cecilia Ugalde Linley
Gobernadores regionales
La efervescencia en el debate sobre la elección de gobernadores regionales ha mantenido a la población entre dudas y esperanzas. Lo concreto es que el paradigma burocrático en el Estado está en transición, puesto que es impensado no incorporar la participación ciudadana en la gestión pública, una porque es un elemento fundamental en el fortalecimiento de la democracia, y otra porque genera control social sobre el poder.
En materia de gobiernos regionales, la descentralización y fortalecimiento de las regiones no es sólo elegir a la máxima autoridad, también hay otros procesos, en materias administrativas, políticas y fiscales. Es necesario preguntarse, ¿en qué estado está la política de participación ciudadana de nuestra región?, considerando que hay otras regiones del país que van adelantadas, ya con este instrumento operativo o bien en la socialización e integración de sus Cosoc regionales, como lo establece la Ley 21.074.
Hoy, no podemos quedarnos sólo a la espera de lo que significa el proceso de elección de gobernadores regionales, hay que comenzar a exigir a las autoridades actuales que inicien el trabajo ciudadano de construcción de esta política en la Región, lo cual será el primer paso para el fortalecimiento del territorio.
Eduardo Leiva Zumelzu
El ciudadano O'Higgins
Al momento de celebrarse la victoria de Ayacucho, Simón Bolívar citó a todos los notables a un gran banquete. Todos los generales, mariscales y almirantes asistieron ricamente engalanados, exhibiendo medallas y fastuosos uniformes.
En ese banquete apareció un hombre vestido con una humilde levita. Bolívar se le acercó extrañado. "¿Por qué no viene con su uniforme, general O'Higgins?", preguntó. "Hasta ayer era general. Hoy, América es libre. Hoy, sólo soy el ciudadano O'Higgins".
Cristián Parada