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Renato Jara recrea los días en que navegó por las calles de Valdivia

PROTAGONISTA. Otrora junior de una tienda local, aparece en emblemática imagen del terremoto de mayo de 1960. La semana pasada encabezó un recorrido guiado para conmemorar 59 años de aquella tragedia.
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Daniel Navarrete

El sonido que subió desde la tierra fue tétrico y muy parecido al del motor de un tractor viejo tratando de encender. Esta es la analogía que Renato Jara considera como la más adecuada para referirse a lo que escuchó el domingo 22 de mayo de 1960 en pleno centro de Valdivia. Tenía 23 años de edad, estaba en el Cine Cervantes viendo seriales, cuando ocurrió el primer movimiento telúrico que dice fue "el aviso". La mitad del público salió de la sala, muchos llegaron a buscar a sus hijos y luego de permanecer por un momento en la entrada del edificio, decidió irse como intuyendo que algo peor podría pasar.

Y así ocurrió: a las 15:11 horas un terremoto de 9.5° Richter sacudió a gran parte del sur y dejó a la capital de Los Ríos en el suelo. El movimiento telúrico lo sorprendió mientras caminaba por la cuadra entre las calles Chacabuco y Letelier. Recuerda que mientras trataba de mantenerse de pie, escuchó que una mujer pedía auxilio para sacar a niños que estaban en el otrora Hotel Palace y que junto a un conocido que iba pasando por el lugar, decidieron ayudarla. Desde esa esquina y luego cuando optó por irse a la Plaza Pedro de Valdivia, fue testigo de cómo se derrumbaba parte del edificio donde funcionaba un banco y se partía en dos la torre del Cuartel General de Bombas.

La destrucción fue total. Después vino la calma. Jara tenía que volver al domicilio de calle Yerbas Buenas donde vivía con sus padres, Gilberto y Rita, y sus hermanos Néstor, Rita y Herta. Era imposible transitar por Camilo Henríquez, por lo que se las tuvo que ingeniar abriéndose paso entre los escombros.

En su casa todo eran un desastre. Pero mientras algunos miembros de su familia se fueron a otro punto de Valdivia, él decidió quedarse para cuidar lo poco y nada que aún les quedaba. El resguardo no fue por la eventualidad de los saqueos, sino más bien como respuesta a una extraña sensación de seguir protegiendo lo que la naturaleza había decidido dejarles.Debió pasar al menos un par de semanas antes de que comenzara a llegar la ayuda humanitaria, tiempo en que la única opció fue beber agua sacada de un hoyo hecho en el patio.

Solidaridad

Renato Jara era junior de tiendas Bata, había estudiado electrónica en la UTE y tenía conocimientos en el oficio de armar radios. Trabajaba en un local ubicado en Avenida Picarte y luego del terremoto tuvo que trasladar gran parte de la mercadería que se pudo rescatar, a la tienda del edificio Prales. Le ofrecieron irse de Valdivia a otra sucursal, pero prefirió quedarse por razones económicas. En medio del desastre comenzó a colaborar con sus vecinos. La subida del canal Catrico inundó algunas calles y por eso, optó por "navegarlas" en un pequeño bote en el que llevaba víveres a sus vecinos. Sobre esa misma embarcación es que trasladó a la prensa local y una reportera de la revista Life que vino desde Estados Unidos a fotografíar el desastre.

Entre sus tesoros personales conserva hoy una imagen donde se le ve junto a su hermana Rita a bordo del bote; y otra, mucho más popular y de acceso público gracias a internet, donde con sombrero, terno, corbata y abrigo, camina por calle Camilo Henríquez con un devastador panorama a su espalda.

"El terremoto fue tremendo. Murió mucha gente y pienso que pudo ser peor. Afortunadamente ese día las personas andaban de paseo, no habían grandes multitudes en la ciudad. Me tocó ver cosas traumáticas y me vino una depresión que me tuvo sin comer por varios días. A fin de cuentas, todos salimos adelante y ahora podemos contar todo esto", explica.

En los meses posteriores a mayo de 1960, Valdivia recibió ayuda de Estados Unidos, entre otros gobiernos. Llegaron aviones con pilotos norteamericanos que se quedaban por algunos días. Renato Jara recuerda haber entablado amistad con algunos de ellos e incluso, que le ofrecieron llevárselo fuera de Chile para iniciar una nueva vida. Tenía todo listo para irse: maletas y algo de dinero, pero llegó tarde al avión por tener que quedarse cuidando a unos familiares enfermos.

Actualmente tiene 83 años de edad. Es pensionado y vive junto a su nieto.El pasado 22 de mayo, fue el encargado de relatar su experiencia a diversas autoridades que lo acompañaron en un paseo por el centro con motivo de del 59 aniversario de la catástrofe.

Banco Mundial y Hacienda: 1 de cada 4 habitantes en Chile serán adultos mayores en 2050

REPORTE. Según informe, ese año el país ocupará el segundo lugar en envejecimiento de la población en Latinoamérica.
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A 20,7 millones de personas ascendería la población chilena en el año 2050. De ellas, el 24 por ciento serían adultos mayores.

Así lo indica el estudio"Retos y oportunidades del envejecimiento en Chile", que el Banco Mundial y el Ministerio de Hacienda presentaron ayer en el Palacio de La Moneda.

Cambios por grupo

Según el informe, los cambios poblacionales no sólo implican modificaciones en el tamaño de la población, sino también cambios graduales en la estructura etaria, ya que distintos grupos crecen a diferente ritmo.

Entre 1950 y 2015, la población total chilena pasó de 6,2 millones de personas a 17,7 millones, con un crecimiento anual de un 1,7%, el cual se va desacelerando en el tiempo (la tasa de crecimiento poblacional anual promedio pasó de 2,04% entre 1950 y 1980 al 1,3% en las últimas tres décadas).

Así, la población ascendería a 20,7 millones en el año 2050 y a 18,7 millones en 2100, creciendo al 0,4% anual promedio hasta 2050, para luego verificar tasas negativas.

El estudio detalla que para el periodo comprendido entre los años 2015 y 2100, la tasa de crecimiento promedio sería negativa (-0,2%) para los menores de 15 años y también para quienes estén entre 15 y 65 años: -0,1 por ciento. Al contrario, se estima que los mayores de 65 años aumenten 0,8%.

Esta tendencia implica un envejecimiento gradual de la población, realidad que según indicó el Banco Mundial, genera un incremento potencial de las demandas fiscales de algunos sectores sociales, tales como los sistemas de pensiones y de salud.

De hecho, el estudio calcula que el gasto social total en los ámbitos de salud y de pensiones podría pasar del 20% del PIB en 2019 al 24% en 2050 y al 32% en 2100.

Detrás de uruguay

El reporte agrega que la participación poblacional de los adultos mayores en Chile era del 4% en 1950, llegó al 10% en 2015, y alcanzaría 24% en 2050 y 33% en 2100.

En Latinoamérica, Chile se va a ubicar, en el año 2050, en el segundo lugar en envejecimiento de la población, superado solo por Uruguay.

24% del PIB en el año 2050 alcanzaría el gasto social total en los ámbitos de salud y de pensiones.