Según la Encuesta Laboral Enclas, los trabajadores chilenos laboran 2 mil 97 horas anualmente, cifra que supera la proyección entregada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que bordea las dos mil.
Hace tres años el OCDE situó a nuestro país en el cuarto lugar de las naciones que más horas trabajan, siendo sólo superados por México, Corea del Sur y Grecia.
Estas cifras no hacen más que reafirmar que el ocio o tiempo libre es necesario para contrarrestar las exigentes jornadas laborales de un país que se hace cada vez más competitivo y que requiere que sus trabajadores tengan capacidad y claridad mental a la hora de enfrentar de mejor manera los desafíos.
El tiempo libre es visto cada vez más como un espacio para disfrutar en familia y combatir situaciones tan comunes en el mundo laboral, como es el estrés y los problemas asociados a la depresión, ligada muchas veces a la insatisfacción personal.
Diversos estudios confirman la importancia que tiene para los chilenos el tiempo de descanso, situándolo por sobre el trabajo, lo que ha ido marcando un importante giro sobre las percepciones de los últimos años en nuestro país.
El asunto es importante y contingente, cuando se habla de algunas disciplinas con extensas jornadas laborales.
De ahí la importancia del rescate y valoración del tiempo libre, que en ocasiones es mirado de reojo y en forma despectiva por los propios trabajadores, cuando no entienden bien su concepto.
Es necesario tener presente que el tiempo libre permite oxigenar nuestra mente y cuerpo, para poder entregar lo mejor y ser más eficientes.
El ocio es también parte importante en el mundo laboral, por ello es que las empresas y los municipios apuesten por ofrecer mejores condiciones para las personas, ya sea al interior de los trabajos o en el entorno público de las ciudades del país, como áreas verdes o espacios recreativos.