"En las tiendas sueles ver zapatos por mucho menor cantidad y ahí es donde se nos vuelve difícil".
Samuel Garnica, dueño
de la zapatería osornina Enoc
"Nos permitirá transparentar lo que pase en el traslado cuando ocurra algún incidente".
César Cadagán, presidente de
sindicato de colectivos, por cámaras
Los integrantes del club deportivo Sergio Malonek, de la Asociación de Fútbol Eleuterio Ramírez, pensaban que este domingo sería una jornada deportiva de triunfos. Sin embargo, al llegar a la cancha de La Bombonera, se encontraron con una desagradable sorpresa: los camarines que usaban fueron destruidos por el fuego.
Una gruesa cadena cerrada con candado y un letrero que notifica la suspensión de todos los créditos, son los únicos indicios del término del giro del supermercado La Palmera, ubicado en Matta con Bilbao y de propiedad de la Sociedad Cambiaso. Es que la llegada de las nuevas cadenas crearon una fuerte competencia.
El municipio de Osorno inició los trabajos de remodelación del Mercado Central, con el objeto de convertir este recinto en uno funcional para darle un mejor aprovechamiento a sus distintas dependencias. El proyecto representará una inversión de $9 millones, costo que será rebajado con el empleo de mano de obra municipal.
Era totalmente esperable que luego de conocerse que Osorno es la segunda ciudad con mayor contaminación del aire de Sudamérica y el Caribe, según un estudio de Greenpeace que se hizo público la semana pasada, la ciudadanía pusiera rápidamente sus ojos sobre el Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) de la ciudad, que entró en vigencia en abril de 2016 y que, la verdad sea dicha, no ha tenido desde el Estado a su mejor impulsor. Si bien en la fase de diseño se cumplieron las expectativas, generándose un ambicioso instrumento que se ponía diez años como plazo para reducir en un 83% la emisión de partículas contaminantes, su ejecución ha carecido del compromiso a toda prueba de parte de las autoridades del gobierno anterior y del actual. Tanto así que a siete años de cumplirse la meta proyectada para 2026, ya muy pocos creen que el PDA logrará su cometido.
En este marco, con toda razón los dirigentes vecinales de la ciudad manifestaron por estos días su inquietud por el retraso en la entrega de los subsidios de aislación térmica, uno de los cuatro grandes pilares en que se sustentan los objetivos del PDA. De acuerdo a la información propia y de la que han obtenido de sus representados, se está incubando una creciente molestia en las familias que aspiran a revestir su hogar por el lento número de asignación de subsidios, menor al comprometido en el plan de descontaminación, y por la falta de información precisa y oportuna de parte de los representantes del Ministerio de Vivienda que explique las causas del atraso y, además, las fórmulas que hay para acortar la brecha que se ha producido.
El triste lugar que ocuparon las ciudades chilenas en el informe de Greenpeace, ocupando siete lugares de las diez más contaminadas en el subcontinente, debería alertar al Gobierno acerca de la imperiosa necesidad de cumplir con lo que dice el PDA; no de realizar diagnósticos, que ya los hay, sino que sencillamente de asignarle la debida importancia a un fenómeno que está perjudicando la salud y calidad de vida de los chilenos. Si los vecinos están empezando a hacer patente su molestia, es suficiente señal de alerta para redireccionar las prioridades.
Una vez más. Como tantas otras. La historia se repite y nos deja una sensación de déjà vu que cansa hasta las almas más optimistas. Nuevamente, vemos como obras tan necesarias como los hospitales de Río Negro y Puerto Octay, el relleno sanitario de Curaco, el Plan de Descontaminación Atmosférica de Osorno y tantas otras, sufren atrasos y postergaciones en sus procesos de materialización. Una vez más las autoridades buscan culpables y una vez más anuncian investigaciones que una vez más, me temo, quedarán donde mismo. En nada.
El Premio Nobel de Medicina, Santiago Ramón y Cajal, dijo que lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia. Entonces, vale preguntarse, ¿por qué no aprovechamos de aprender y enmendar el rumbo? No lo sé. Aventuro una posible explicación.
La irrupción en la sociedad de las nuevas tecnologías de comunicación cambió radicalmente la relación entre autoridades y ciudadanía. Hasta hace muy poco la información viajaba en una sola dirección. La autoridad dictaba y la ciudadanía acataba. Ahora asistimos como nunca a una relación bidireccional y los ciudadanos expresamos a cada minuto nuestra opinión respecto de todo lo que sucede. Así, las autoridades, en su afán de atender a sus electores, están atentas y modifican su agenda y anuncios en función de la opinión que se hace escuchar. Hasta aquí no habría ningún problema, puesto que su labor es esa.
El problema surge cuando los temas a abordar superan el corto plazo y se requiere continuidad del trabajo a través de los años. Tanto un plan maestro de transporte, como uno de descontaminación, como un nuevo plan regulador, como el diseño de un hospital, la erradicación de campamentos o cualquier obra de envergadura requiere, además de la voluntad de quien lo propone, un detallado estudio de suelos, diseño de arquitectura, de ingeniería, de especialistas eléctricos, sanitarios, paisajistas y muchos otros, junto con contar con la participación de los usuarios. Y más importante aún, de un coordinador que antes del llamado a licitación verifique que se cuenta con la información clara y suficiente y que el presupuesto asignado se ajuste a la realidad.
Celebramos el reciente anuncio de licitar este año las obras del parque Alberto Hott. Esperamos que la historia no se repita y contemos prontamente con esta obra tan anhelada por la comunidad. Mantenemos la esperanza, una vez más.
Alicia Vesperinas, ingeniero civil
estructural y presidente de la CChC de Osorno