En la última década, nuestro país ha discutido intensamente sobre temas que afectan los pilares estructurantes de prácticamente todos los estados democráticos en el mundo: marco institucional, seguridad social, sistema de salud, etc. Sin embargo, es el tema de la educación - sobre todo la educación superior - el que se ha constituido como el articulador de la aspiración por la promoción de políticas públicas de naturaleza más inclusiva.
Las universidades hemos sido, por lo tanto, interpeladas por la sociedad en nuestro quehacer institucional, en la forma como estábamos funcionando y en los bienes que estábamos produciendo.
Las universidades hemos leído positivamente esta demanda y la hemos hecho nuestra. Este requerimiento de la sociedad es, por lo demás, concordante con muchos de los planteamientos que desde hace un largo tiempo han sido formulados por el conjunto de nuestras comunidades educativas.
Lo anterior lo hemos hecho a partir de lo que entendemos como responsabilidades permanentes de nuestras casas de estudio; a saber, ser y servir como instituciones comprometidas con los cambios que la época exige; más aún cuando las universidades somos sujetos y objetos de esta exigencia de cambio.
En este marco, las universidades públicas -fundamentalmente las de naturaleza regional- hemos asumido otro desafío complejo: constituirnos en un mejor instrumento de desarrollo para las regiones, provincias y territorios en los cuales estamos insertas.
Por tal motivo, hoy en día el trabajo fundamental de nuestras instituciones es vincularnos más estrechamente con la comunidad regional y provincial, y la Universidad de Los Lagos ha dado muestra de esta responsabilidad.
Como ejemplo, nos preocupa en la actualidad saber quiénes son y qué piensan los ciudadanos de nuestra región y provincias, qué cambios productivos han vivido nuestros territorios, cuáles son nuestras potencialidades y cómo se articulan los actores público-privados que toman decisiones claves.
Todos estos elementos nos remiten al campo de las ciencias sociales y, por ello, la Universidad de Los Lagos no dejará de fortalecer esta área como contribución activa al desarrollo de nuestros territorios.
Marcel Thezá Manríquez, investigador del Ceder de la ULagos