Educación y salud pública
El Estado es un muy buen empleador para llegar y abrazarse, razón del hambre por postularse a alcaldes en Osorno. Ser trabajador público directivo permite financiar una efectiva educación y salud privada para su núcleo familiar, paradoja y causa porque ambos sistemas públicos nunca quedarán al nivel de Finlandia.
Pagamos a Nicolás Eyzaguirre, un trabajador directivo de izquierda, para ir a Finlandia a copiar el modelo y no se logró, porque no exigimos con ley a los directivos públicos para que involucren a su núcleo familiar, a fin de que sientan la mediocridad y lo arreglen de una vez. Un dato es que a la izquierda y la derecha política les interesa el botín estatal para sus intereses personales como cualquier ciudadano común.
La izquierda desprestigió al Servicio Militar Obligatorio para los jóvenes, y a la derecha no le interesa el Servicio Militar, sino las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas y su jubilación. En 1990, la izquierda con la derecha firmaron la Convención del Niño, una ley errada, junto a un servicio militar desprestigiado por la izquierda, dos elementos que nos tienen sin un piso moral, agregando que de ambas formaciones políticas salen los trabajadores públicos directivos que administran hoy el Estado.
Ahora, una señora reclama que el director del Liceo Carmela Carvajal en Osorno entrega una información errónea, que hace su trabajo mediocremente y no laboriosamente, no lo siente, pareciera que le pagamos poco o no le pagamos.
La madre de los males de la educación pública es que el director educa a sus hijos en la educación privada porque obtendrán una PSU competitiva, y no es estatismo lo que se quiere lograr, sino que es organizarnos.
Patricio Cárdenas Relmann
Equidad de género
Este 8 de marzo se conmemora nuevamente el Día Internacional de la Mujer, mientras como sociedad seguimos teniendo una gran deuda pendiente en relación a equidad de género. La insuficiente presencia de la mujer en el poder, su baja posición como tomadora de decisiones, la desigualdad en su desarrollo económico y social, las remuneraciones disímiles con los hombres por un mismo trabajo y, lo que es peor, los continuos abusos físicos y sexuales a los que están expuestas, hacen que el objetivo de cerrar las brechas sea cada vez más apremiante.
Sólo en dos meses, seis mujeres murieron a manos de hombres. Sólo por ser mujeres. Las cifras son abrumadoras, según la ONU unos 15 millones de niñas nunca aprenderán a leer y escribir, 300 mil mujeres mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y en América Latina, 124 mujeres viven en extrema pobreza por cada 100 hombres.
Se ha avanzado en estos 100 años, pero aún tenemos mucho camino por recorrer. Pacto Global Chile es un puente estratégico entre el mundo empresarial y Naciones Unidas, para ser el catalizador de las transformaciones en este tema, y para que las iniciativas conjuntas del sector privado contribuyan a una sociedad más sostenible y así lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a mujeres y niñas.
Es de suma relevancia que los Estados inviertan en datos más precisos y frecuentes y con un enfoque de género en todas las dimensiones del desarrollo sostenible, para poder monitorear los avances y establecer políticas concretas. Asimismo, hacer un llamado a la cooperación internacional y de todos los sectores, para acortar las brechas y reducir definitivamente las prácticas de discriminación, acoso y violencia hacia las mujeres de todo el mundo. No podemos dejar pasar otros 100 años para lograr estos objetivos, debemos acelerar el cambio y para eso debemos tener un diagnóstico claro de cómo estamos hoy.
Margarita Ducci, directora ejecutiva del Red Pacto Global ONU
Mujeres y pensiones
Las mujeres vivimos cada vez más y es en la vejez cuando pagamos el costo de todas las diferencias que se gestan en nuestras vidas, entre ellas, la inequidad salarial y los obstáculos en el desarrollo laboral, que nos marginan de mayores oportunidades. Es por esto que el proyecto que reforma las pensiones es la clave para poner el foco en las desventajas históricas que nos aquejan.
De acuerdo al último informe de brechas de género de la Superintendencia de Pensiones, si la diferencia del sueldo imponible entre hombres y mujeres es de 10,3%, en los montos promedio de pensiones la distancia llega al 39,7%. En esa línea, si a junio de este año la pensión para una mujer es de $ 189.807, la de hombres alcanza los $ 314.839.
Si a esto le sumamos que vivimos más y que tendremos que recibir una pensión un 15% más baja que los hombres, a iguales años de cotización y monto acumulado, las cifras son aún más desalentadoras. En vista de esto, resulta imprescindible aplicar reformas que reduzcan esta desigualdad, a lo menos, en los últimos años de vida. Y si bien aún nos falta por avanzar en equidad, la implementación de una nueva reforma a las pensiones, sin duda, será un avance inmenso para suplir estas diferencias.
Soledad Rodríguez