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Mural pintado en el Colegio de Profesores divide a los docentes

ARTE. La obra fue creada en noviembre por el muralista mexicano Polo Castellanos, con colaboración de la brigada Ramona Parra, como un homenaje a Gabriela Mistral, para destacar su labor como poetisa, pero también su lucha en favor de los derechos de las mujeres, los profesores y una educación pública de calidad. El desnudo, expuesto en la fachada del edificio -que es lo que más ha molestado a los profesores osorninos- representaría parte de la intimidad develada en el epistolario que la poetisa mantuvo con su pareja.
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Sandra Barría

Polémica y división ha generado entre los docentes osorninos el mural pintado en la antigua casona del Colegio de Profesores, ubicada en O'Higgins con Nueva Mackenna, especialmente por la imagen de Gabriela Mistral, que aparece retratada desnuda junto a otra mujer y que ha sido interpretada como "ofensiva", no sólo hacia la poetisa inspiradora de este esforzado gremio, sino también hacia toda mujer.

Así lo expresa Teresa Barrientos, quien subraya que la mayoría de los profesores y de la comunidad comparte su opinión. "Yo diría que a un 95% no les gusta, porque no nos representa en absoluto y personalmente, como mujer, uno siente pudor, da vergüenza que nadie haya sido capaz de defender nuestra casa", señala.

La cuestionada obra fue realizada por el muralista mexicano y doctor en Artes, Polo Castellanos, quien trabajó junto a la brigada Ramona Parra en la casa del profesor.

La intervención se enmarcó en el "II Encuentro Internacional de Muralismo, Canto y Poesía por los Derechos Humanos" realizado en noviembre y que congregó a 60 artistas extranjeros que dieron vida a 12 murales en la ciudad, todos buscando homenajear a la poetisa chilena.

El azteca expresa que, a través de la obra, intentó recuperar aspectos relevantes de la vida y trabajo de Gabriela Mistral y en la parte externa de la casa se refleja su poesía, su lucha por los derechos de las mujeres, de los profesores, de una educación pública y gratuita.

"En la parte de adentro, que es como el corazón del edificio, represento su aspecto íntimo a partir del epistolario que tenía con su pareja, por ello esa parte se llama 'Cartas de Gabriela'", indica Castellanos.

El muralista agrega que la controversia se produce porque hay un desnudo, "les molesta que esté pintada una vagina. Eso es preocupante, porque esa voz que cuestiona el mural es la misma que cuestionó a Gabriela Mistral, es el mismo discurso que la señaló y por lo que salió enojada con Chile".

El presidente del Colegio de Profesores de Osorno, Carlos Hurtado, subraya que una expresión artística no debería ser cuestionada de manera particular.

"Por ejemplo, si se hubiera pintado algo de Botero, más de alguien habría dicho porqué se muestran puras gordas; si hubiera sido de Dalí, que porqué la pintura de un loco; si hubiera sido de Picasso, que es muy difícil de entender... entonces, dar el gusto a todo el mundo es casi imposible", manifestó.

Uno de los aspectos que molesta a parte del gremio es que la determinación de realizar este mural, en la que consideraban "su casa", no haya sido compartida ni consultada con las bases.

Así lo recalca la profesora Gladys Agüero, quien agrega que "no corresponde esta pintura en un Colegio de Profesores, porque denigra a Gabriela Mistral y en general a todas las mujeres".

La pedagoga sostiene que se pudieron rescatar otros aspectos de la poetisa "porque realizó una gran obra, especialmente para los niños, entonces hubiera sido mejor inspirar el mural en sus poemas o en otro accionar y no como la expusieron".

Teresa Barrientos menciona, además, que "no somos viejas pacatas, entendemos lo que es el arte, pero de ahí a pintar la vagina de una gran mujer como Gabriela Mistral, me parece demasiado y he conversado con docentes jóvenes que opinan lo mismo".

Expresiones

Los docentes cuestionan también las imágenes que dan hacia la calle Nueva Mackenna y Agüero explica que ha compartido con muchos que sienten el mismo malestar a causa de la "expresión violenta" de los trabajadores que allí se representa.

Totalmente concordante es la visión de María Eugenia Quintana, quien agrega que "la primera vez que vi el mural, me sentí tan denigrada, pero pensé que si expresaba mi opinión, me dirían que no sé de arte, que soy ignorante, pero después me di cuenta que somos muchos los que creemos que las imágenes no tienen nada que ver ni con Gabriela Mistral, ni con nuestras demandas como profesores".

Teresa Barrientos indica que ese lado del mural tampoco los representa, "porque los trabajadores nunca hemos tenido esas caras de salvajes o los mapuches que tampoco tienen esa expresión tan agresiva. Nos llamó la atención, porque la brigada Ramona Parra pinta muy lindo y ha hecho otras obras maravillosas. Creo que se equivocaron mucho".

Distintas miradas

Para Elba Vargas, secretaria del Colegio de Profesores de Osorno, esta polémica deja de manifiesto un desconocimiento absoluto de lo que fue el pensamiento político, social y feminista de Gabriela Mistral, por lo demás, muy adelantado para su época.

"Me causa extrañeza que sean profesores quienes critiquen obras de arte, rebajándolo a una connotación sexual, cuando se supone que los docentes debemos procurar no sólo los actos culturales, sino la difusión y aceptación de las expresiones. ¿Qué queda para el resto de la comunidad, entonces, si nosotros estamos sesgados en nuestro pensamiento?", pregunta Vargas.

La dirigenta subraya que "me resisto a pensar que disfrazar temas moralistas, en términos de lo que son las expresiones de cada artista, sea un problema en Chile, país que pregona en todos lados de una libertad de expresión. Me parece una clara falta de respeto a nuestra cultura".

Carlos Hurtado asegura que no evalúan repintar la casa, "porque fue una expresión libre y nosotros hoy día, que somos mucho más abiertos, deberíamos aprender a aceptar distintos tipos de expresiones y miradas".

Al muralista Polo Castellanos le parece increíble que, en pleno siglo XXI, siga sucediendo una doble moral que sí reconoce la parte bonita de Mistral, pero no está dispuesta a aceptar, ni validar sus luchas. Agrega que, cuando llegó a Chile, compartió el boceto con profesores, artistas, estudiantes y sobre todo mujeres y que todos validaron el proyecto.

"Siento el respeto más enorme que merece el pueblo chileno y el de Osorno; y en ningún momento fue mi intención generar conflicto, pero entiendo que eso es parte del muralismo, ya que no es para decorar edificios, sino para poner ideas y debates sobre la mesa. Y en ese sentido, este mural está cumpliendo su función", concluye.

"Diría que al 95% de los profesores no les gusta, porque no nos representa en absoluto y personalmente, se siente pudor".

Teresa Barrientos, Profesora osornina"