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Comunidad huilliche regulariza sus terrenos para fomentar el turismo rural en la zona costera

ORDENAMIENTO. Se trata de 30 familias encabezadas por los Ancapán, mismo nombre que recibe la organización, asentada desde 1885 en San Juan de la Costa. Hoy, con papeles en mano, están subdividiendo legalmente sus tierras para desarrollar diversas actividades.
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Camila Núñez

Una historia de lucha marcada por el diálogo y la constancia es la que cuentan desde la comunidad Ancapán, que antiguamente fue sucesión, ubicada en la playa central de Maicolpué, en San Juan de la Costa.

La entidad liderada por Raúl Ancapán, encontró la manera de organizarse sin ayuda de ninguna otra organización, contratar más de un abogado con los años y, finalmente, ganar una batalla contra Bienes Nacionales: así finalmente consiguieron la reivindicación y regularización de sus tierras, según explican.

Este triunfo, como lo denominaron las familias, tendrá muchos beneficios, entre los cuales destacan el fomento del turismo en La Costa.

Los ancapán

La historia de la familia comienza en Maicolpué, en 1885, de la mano de Ramón Ancapán, según recordó uno de los integrantes de este linaje y actual presidente de la comunidad, Raúl de 65 años.

"Nuestros abuelos llegaron acá y compraron un título. Después nació mi papá en este mismo lugar y toda la vida mantuvieron sus derechos, sin que nadie los atropellara. Incluso a mi papá le pidieron permiso para hacer el muelle y la faja del camino que en ese entonces era una huella", detalló Raúl.

En ese entonces, el comunero huilliche recuerda que no habían casas ni camino, sólo los Ancapán, pero que luego del terremoto del '60 muchas personas llegaron para instalarse con sus viviendas y que "el amparo de Bienes Nacionales era que el terreno era fiscal, sin embargo, nunca pudieron cancelar la escritura de mi papá. Luego yo tomé el caso y el puesto de presidente a los 14 años", detalló.

Posteriormente comenzó la historia de lucha, que con la ayuda de abogados los llevó a iniciar un juicio contra Bienes Nacionales, hasta que el Tercer Juzgado de Osorno falló a favor de los hermanos Ancapán.

Actualmente la comunidad, que anteriormente era sucesión, está compuesta por 30 familias y 63 socios, que están en proceso de subdividir las tierras.

De hecho, esta semana en las dependencias del Teatro Municipal de la Municipalidad de Osorno, se reunió la comunidad con un abogado y un notario público para regularizar sus terrenos.

"Cada socio que llegó a acuerdo, se dirigió hasta el lugar para comenzar con la subdivisión de terrenos. Del total de socios, 44 firmamos a favor y el resto que se opone", agregó Raúl.

En la instancia, Óscar Aros, el abogado, comentó que su labor como asesor de la comunidad comenzó el 2014, "cuando empecé a ver estos temas y fundamentalmente la voluntad de ellos en cuanto a la subdivisión, para lo cual tenían que materializarlo de forma jurídica".

La primera etapa para lograr la subdivisión fue la contratación o asesoría de un ingeniero que pudiera elaborar el proyecto y determinar qué cantidad de terreno correspondía de acuerdo a las familias.

"Ese proceso terminó hace un año aprobado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), y luego había que preparar la asamblea, donde la comunidad tenía que manifestar su voluntad de que el proceso estaba correcto y se encontraban de acuerdo con lo que se iba a entregar", agregó el abogado.

Beneficios y proyectos

Una vez que cada vecino tenga ya firmados los documentos, que los hará poseedores de sus terrenos, comenzarán con una serie de proyectos turísticos para potenciar la zona.

En este sentido, Raúl Ancapán sostuvo que "el mejor beneficio es ser el dueño legítimo. Ahora la comunidad no se va a deshacer, porque hay mucho trabajo en común, como el hecho de estar regularizando las aguas; estamos pidiendo el borde costero marino, que está solicitado con antecedentes en Valparaíso; y, además, queremos regularizar el tema del predio del faro, porque eso quedó como comunitario".

Pero, además, destacó que el turismo es algo fundamental, para lo cual tuvieron que desalojar gente que estaba en sus tierras en la parte del bosque, lugar que consideran como un pulmón local.

"Yo también quiero descubrir el Maicolpué escondido y hacer una hostal. Además queremos mostrar lagunas, ríos y paisajes que son maravillosos, pero no queremos a cualquier turista porque hacen daño", puntualizó el comunero.

Por otra parte, Mercedes Ancapán, miembro de la comunidad, reconoció que no están tan bien como quisieran, porque "apareció el plan seccional que se supone no nos iba a afectar, pero cuando Bienes Nacionales entregó el plano, vimos que estaba dividido por lotes entre Ancapán/fiscal aún cuando nosotros mandamos ancestralmente hasta el mar".

No obstante, los avances la tienen más tranquila junto a su familia.

Mercedes recuerda que cuando era pequeña salía a vender puerta a puerta tortillas de rescoldo junto a su madre, lo que ya de casada la motivó a instalar el restaurante "La Cocinería", emprendimiento que ya no existe.

Además, hoy cuenta con camping y dos cabañas. "Pero la cocinería la tuve que cerrar por una enfermedad, ya que con el tiempo me empezó a fallar un hombro y dejé de hacerlo, entonces ahora sigo con estas dos cabañas y el próximo año me gustaría hacer artesanías para los turistas".

Ernestina Pailapichún está casada con uno de los miembros de la comunidad, Carlos Ancapán, con quien tiene tres hijos y cuatro nietos.

Ernestina recuerda que "la lucha con el fisco fue muy dura: "muchas veces fuimos discriminados por la misma gente del litoral, nos trataban de indios y a mis hijos les dolía. Pasaba incluso que la gente nos criticaba y decía que para qué queríamos tierras".

Es por esto mismo que destaca la labor del fallecido Ramón Ancapán, a quien recuerda como un hombre sabio y muy inteligente, "ya que supo dejar las tierras inscritas, lo que hoy nos permite decir que tenemos victoria porque logramos salir adelante. Nosotros siempre hicimos las cosas conversando y hoy podemos dar gracias a Dios porque vamos a tener el título en mano y para nosotros es un orgullo".

Una vez que la familia Ancapán Pailapichún tenga el título en mano, también anhelan desarrollar proyectos turísticos.

"Mi sueño es hacer una ruca pero que sea mapuche, no la ruca huinca, que tenga un chipón, que es como el árbol del chupón pero de más altura, para que las demás personas puedan llegar a servirse un plato local y enseñar nuestra tradición", añadió.

El alcalde Bernardo Candia, por su parte, se refirió a las líneas de desarrollo de turismo que a su juicio podría realizar la comunidad.

"Ellos tienen bastantes posibilidades en temas de caminatas por el bosque nativo, identificando las especies y construyendo senderos, para la gente que le gusta disfrutar de la naturaleza, aprovechando la fauna y flora típica de la zona. Además pueden desarrollar el área de la gastronomía huilliche y potenciar las cabañas ya que falta oferta de alojamiento", detalló el jefe comunal de La Costa.

30 familias y 63 socios componen la comunidad Ancapán, quienes viven en la zona de Maicolpué, en San Juan de la Costa. Están prontos a recibir los títulos de sus tierras.

1885 los Ancapán llegaron a vivir a La Costa, pero luego del terremoto del '60, las tierras comenzaron a ser ocupadas por personas de fuera. Tras una larga historia de lucha, ganaron el juicio.

44 socios de la comunidad llegaron hasta el Teatro Municipal, junto a un notario y un abogado, para ser parte de la asamblea de subdivisión de tierras donde firmaron los títulos.