Hace exactos 36 años, la primera edición de El Austral de Osorno llegaba a los quioscos de la ciudad para entregar a la comunidad local una nueva propuesta informativa, heredera de una rica historia periodística que tuvo en La Prensa a su mayor exponente. Desde sus inicios, El Austral demostró tener un sólido compromiso con el desarrollo de la provincia y de la zona sur en general, reconociendo su realidad social, económica y cultural para, desde la libre circulación de las ideas, aportar a modo de una plaza pública donde todos tienen la oportunidad para expresarse y dialogar acerca de lo que los une y divide.

Los 36 años que cumple hoy este diario, consolidado y con profundo arraigo en este territorio, son la mejor muestra de la convicción que anima a quienes trabajaron y trabajan por un periodismo libre e informado. En una aldea global donde todo parece importar y en la que hay una abundancia de información que a veces pareciera saturar, los medios regionales y locales, como lo es El Austral de Osorno, cobran cada vez mayor relevancia, por cuanto gracias al conocimiento preciso que tienen de su audiencia y del entorno en que se desenvuelve, no hay nadie más capacitado para servir como plataforma informativa.

En esta época de hiperconexión y multiplicidad de alternativas de información, por lo demás, El Austral de Osorno, junto con todos aquellos medios que abrazan los más tradicionales valores periodísticos, constituye el mejor dique de contención frente a la arremetida de las denominadas "noticias falsas", que no son más que un producto desquiciado de quienes desean utilizar un maquillaje noticioso para llevar aguas a su molino. En tiempos en que todo está en juego, es la prensa quien tiene el deber de sustentar los pilares de la libertad de expresión y el derecho a la información, a fin de garantizar desde la base misma el ejercicio democrático y los debates civilizados.

En su cumpleaños número 36, El Austral de Osorno renueva sus votos con el periodismo de profundo contenido local en el sur de Chile, a fin de continuar aportando al desarrollo desde lo que son los pilares de la prensa.

Afines de octubre se lanzó la agenda modernizadora para la formación técnica, que considera medidas para la formación secundaria y terciaria, donde las evidencias señalan que la educación técnica profesional no ha sido parte de las políticas educativas, que concentra la mitad de la educación superior en el país y que aglutina la mayor parte de estudiantes de bajos recursos.

No podemos desconocer que el rol de la educación técnica es fundamental en la formación de la fuerza de trabajo calificado, que debe ser consistente a las exigencias del mercado del trabajo, que debe contar con un marco de cualificaciones que permita desarrollar, organizar y reconocer las destrezas y actitudes de los trabajadores, y que permita la articulación entre niveles formativos.

La agenda propuesta considera los aspectos mencionados, pero no es distinta a otras planteadas, como la realizada en 2008, en que se convocó a una comisión para elaborar una guía de política pública de formación técnica, o la propuesta de 2016, donde se convocó a un consejo asesor de formación técnico profesional que estableció propuestas en las áreas de gobernanza e institucionalidad, pertinencia y calidad, trayectorias formativas y financiamiento. Como se observa, las propuestas a nivel de gobierno han sido varias en los últimos diez años y los resultados han sido difusos y no se han consolidado.

En un contexto más general, en el año 2016, la Unesco estableció una estrategia para la enseñanza y formación técnica profesional que considera apoyos específicos a los estados miembros en áreas prioritarias que se sustenta en tres pilares: el fomento al empleo y el espíritu empresarial en los jóvenes, la promoción de la equidad y la igualdad entre hombres y mujeres, y facilitar la transición hacia economías ecológicas y sociedades sostenibles. Afirmaciones de la Unesco que no se ven exteriorizadas de manera directa en las propuestas mencionadas a nivel nacional.

La formación técnica profesional es importante para el crecimiento y desarrollo del país, y fundamental para la demanda de mayor productividad y competitividad. Es por ello que es necesaria la existencia de una política nacional y regional para conocer las necesidades laborales específicas de los territorios. En ello, el rol del Estado es esencial para construir un sistema que potencie y articule los distintos niveles formativos con las necesidades y brechas existentes en el país.

Óscar Garrido Álvarez, rector

de la Universidad de Los Lagos