Desde hace un tiempo ya, al igual que ocurrió con la educación, el cambio al sistema de pensiones es una prioridad para la ciudadanía que se ha manifestado masivamente en las calles de todo Chile.
Se trata, sin lugar a dudas, de una posición justa y sensata. El sistema de pensiones vigente es caro, ineficiente y poco solidario. Exige a cada persona autofinanciar su pensión y entrega la administración de ese dinero a los privados.
Así, mientras otros se enriquecen, las pensiones se desvalorizan y, llegado el momento, los chilenos deben enfrentar su jubilación empobrecidos.
Hoy, cuando el Gobierno anuncia una reforma al sistema previsional, no podemos sino mostrarnos cautelosos. El proyecto ofertado por el Ejecutivo -que todavía no ingresa al Congreso- no interviene ni modifica el actual sistema de AFP. Al contrario, insiste en la aplicación de soluciones de mercado que, hasta la fecha, no hecho más que demostrar su falta de efectividad.
Sin ir más lejos, para que la cotización adicional del 4% -que sería ejecutada con un ritmo de incremento de 0,5% anual durante ocho años- alcance el 40 % de aumento comprometido, será necesario esperar cuatro décadas, un tiempo extremadamente extenso.
Los defensores del actual modelo se apresuran en señalar que éste ha sido exitoso, en tanto nunca se han perdido recursos. El problema es que ese éxito no es percibido por la enorme cantidad de chilenos que, a la hora de su jubilación, reciben una pensión que, sencillamente, no alcanza para asegurar una subsistencia digna.
La propuesta del Gobierno es valorable en cuanto a fortalecer el pilar solidario, destinado a las pensiones de los sectores más necesitados. En ese sentido, estamos disponibles desde ya para aprobar esa proposición, en el marco de la discusión del presupuesto 2019, y no esperar la tramitación completa de este proyecto.
No obstante, el resto de los anuncios resulta insuficiente, en tanto no da respuesta a las necesidades de la gran mayoría de los jubilados. El sistema de pensiones no necesita maquillajes ni tibios incrementos. Lo que la sociedad chilena exige desde hace años es un cambio de paradigma que tenga su base en garantizar más recursos para los pensionados y no para las AFP. Por eso, un nuevo sistema de pensiones para Chile no sólo debe mejorar las pensiones bajo el modelo vigente. Debe procurar cambios de fondo a ese modelo.
Rabindranath Quinteros Lara, senador de la Región de Los Lagos