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Incendio y multa ponen en peligro la continuidad de firma Lácteos Puerto Octay

INCERTIDUMBRE. El 90% de la planta fue destruida por las llamas en 2017 y ahora su dueño, Rodolfo Harwardt, apela para revertir una millonaria sanción aplicada por la SMA recientemente.
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Camila Núñez

El peor momento de su historia vive por estos días Rodolfo Harwardt, de 78 años, dueño de la empresa Lácteos Puerto Octay.

Ello, debido a que no ha podido recuperarse del incendio que afectó a la firma en diciembre de 2017 y que consumió el 90% de la infraestructura ubicada en la ciudad de Puerto Octay. A raíz del siniestro, estuvieron parados por casi 7 meses.

Las pérdidas del siniestro, alcanzaron los $1.850 millones, más otros $400 millones en mercaderías e insumos.

A eso se suma la recientemente aplicada multa de la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA), por $257 millones, que los sanciona por 9 infracciones supuestamente cometidas, entre ellas la contaminación del lago Llanquihue.

El alto monto de la infracción y las pérdidas millonarias del incendio, han puesto en peligro la continuidad de la industria lechera, que ya no puede sostenerse.

Harwardt sostuvo que están apelando y que recurrirán al Tribunal del Medio Ambiente en Valdivia, pero que si eso no resulta, el cierre será inminente.

Auge y caída

La firma láctea fue fundada por Rodolfo Harwardt en 1978, con 100 litros de leche al día y "el tope al que llegamos en un momento dado fueron 200 mil litros diarios en el año 2004, época en la que llegamos a tener 250 empleados".

Por esos días, el crecimiento de la planta era muy fuerte, pero por problemas internos, además de alzas y bajas en el precio del dólar, disminuyeron su producción hasta los 20 mil litros.

No obstante, lograron recuperar su producción y alcanzar los 40 mil litros diarios. En ese entonces, Lácteos Puerto Octay llegó a tener una planta moderna, "con una buena marca que fabricaba más de 20 tipos de quesos y más de 2 mil piezas diarias", muy por sobre las 10 unidades al día que producen en la actualidad.

Por otro lado, durante la época previa al incendio, la industria láctea gozaba de un sinfín de compradores.

En este sentido, Harwardt comentó que "teníamos prácticamente todos los supermercados y marcas (Jumbo, Tottus, Carozzi, Unimarc, Santa Isabel, entre otros), además de cadenas medianas; incluso tuvimos una oficina en Lima, Perú, con la colaboración de la Corfo. Tuvimos muchos muchos clientes".

A ello se sumaron 12 locales comerciales, "pero los fuimos cerrando porque para que funcionen uno tiene que estar encima", agregó Rodolfo, quien explicó que fue en ese tiempo que llegaron a tener 250 empleados.

Esta realidad difiere de la actual, ya que hoy cuentan con 14 trabajadores y no tienen clientes. "Lo que hago es vender mis servicios para elaborar esos mil litros de leche, para poder mantener a mi gente, pero la verdad es que he tenido que deshacerme de una serie de cosas, porque con ese volumen de leche uno no puede mantener al personal", lamentó Harwardt.

El incendio

El 30 de diciembre de 2017, pasadas las 15 horas, un voraz incendio consumió casi por completo la planta quesera, dejando como saldo pérdidas millonarias y mucha gente sin trabajo, aunque nadie herido.

Harwardt confesó que recién ahora está aceptando la destrucción de su planta a raíz del fuego.

Comentó que después del incendio llegó hasta el lugar la Inspección del Trabajo: "nos dijeron que tuviéramos a nuestra gente al día, lo hicimos y nos manifestaron que por fuerza mayor podíamos disminuir el número de trabajadores, lo cual también hicimos", lamenta.

Pero eso no terminó ahí, "ya que después vinieron e hicieron un juicio, porque estimaron que la fábrica estaba en condiciones de funcionar y finalmente resolvieron (con testigos falsos, según su versión) que así debía ser".

La multa de la sma

Siete meses después del incendio, la empresa volvió a funcionar, pero los problemas no se detuvieron ahí, porque la SMA los multó con $257 millones debido a una descarga de Residuos Industriales Líquidos (Riles) que llegaron hasta el lago Llanquihue y contaminaron sus aguas.

Además, en el fallo emitido por la SMA se indica que la empresa fue sancionada por nueve cargos, como no entregar informes, no reportar autocontroles ni monitoreos, entre otros puntos.

Esto generó molestia en el empresario octayino, que asegura que la acusación de contaminación es falsa y que por lo mismo apelará hasta las últimas instancias.

"La multa de la SMA es porque, según dicen, habríamos infringido cosas en 2013, 2014, 2016 y 2017, pero resulta que empezaron a rebuscar cosas en circunstancias de que nunca se acercaron a conversar conmigo", dijo Harwardt

Y añadió enfático: "nosotros teníamos un ingeniero en alimentos que hacía los descargos y de repente vinieron con esta multa de $250 millones, porque contaminamos el lago, lo cual es una mentira, porque tenemos una planta de biogás donde tratamos los riles".

Por lo mismo, asegura que seguirán con la apelación, "ya que significa el cierre de la empresa, es un desprestigio a la marca y yo creo que también esto significa que mucha gente quedará sin trabajo, porque Puerto Octay no tiene grandes posibilidades laborales".

Y reforzó su creencia de que la multa es una injusticia. "Sacarle una multa de $250 millones a una empresa chica, que está en el suelo, es porque ellos no quieren que funcione. Si no nos dan algún tipo de condonación, tendríamos que cerrar absolutamente", lamentó.

El panorama actual de la firma y de Harwardt no es muy alentador, sin embargo, afirma que su gran apoyo es "mi familia, que la conforman mi señora, mis dos hijas y un hijo, además de 8 nietos". Y también destaca el apoyo de sus trabajadores.

De hecho, José Godoy, uno de los funcionarios más antiguos de la planta, comentó que "la fábrica es un apoyo familiar, porque entré siendo muy joven acá y gracias a ella pude y puedo aún alimentar a mi familia. Todo estos me parece injusto".

"Sacarle una multa de $250 millones a una empresa chica, que está en el suelo, es porque ellos no quieren que funcione. Si no nos dan algún tipo de condonación, tendríamos que cerrar absolutamente".

Rodolfo Harwardt, Dueño de Lácteos Puerto Octay"

"Entré siendo muy joven acá y gracias a ella pude y puedo aún alimentar a mi familia".

José Godoy, Trabajador de la firma láctea"

se fundó Lácteos Puerto Octay, encabezada por Rodolfo Harwardt. 40 años después temen el cierre. 1978

mil litros de leche llegaron a procesar al día en 2004, muy por sobre los mil litros de hoy en día. 200