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Artesano que elabora trompos busca aprendices para que la tradición siga vigente en Osorno

FIESTA PATRIAS. Miguel Andrade lleva 45 años fabricando este tradicional juego de madera. Aprendió el oficio de su padre y hoy quiere perpetuar su legado en nuevas generaciones. Septiembre es el mes de mayor venta en el año, según los comerciantes del mercado y el Pueblito Artesanal.
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María Isabel Triviño

Unos dos mil trompos fabrica Miguel Andrade durante julio y agosto de cada año, para responder a los pedidos que tiene desde Valdivia a Puerto Montt, los que se concentran precisamente este mes.

El artesano, que lleva 45 años dando vida a juegos tradicionales como el trompo o embudo, desde niño aprendió el oficio con su padre, también tornero, pero dedicado a la elaboración de otros artículos en madera.

Este osornino de 69 años confiesa que "junto a mis hermanos empezamos a hacer trompos cuando yo tenía como 15 años, pero con el tiempo sólo yo me dediqué a esto".

Y precisa que "los trompos hacen felices a muchos niños que se entretienen con este juego, que además mantiene viva una tradición chilena. Por eso fabricaré estos juegos hasta que ya no pueda más. Al menos la salud me acompaña, por ahora", valora Miguel.

Para ello, ya está en busca de alguien que continúe con la labor que él ha desarrollado durante casi medio siglo.

"Tengo que enseñarle a otra persona para que no se pierda esta tradición. Estoy buscando un aprendiz que quiera conocer el oficio. Ahora tengo a dos jóvenes del club Sergio Livingstone, que vienen a aprender los sábados y hay uno de ellos que está bien entusiasmado", indicó el rahuino.

Clientes

En un taller de calle Argentina, en Rahue Alto, contiguo a la sede del club de fútbol Sergio Livingstone, del cual es dirigente, Miguel demuestra cómo fabrica estos pequeños juguetes que crea utilizando trozos de pino, mañío o ulmo.

Miguel Andrade recuerda que hace unos ocho años decayó la venta de trompos, lo que coincidió con el surgimiento de muchos juegos electrónicos y la aparición de trompos plásticos.

Pero acota que, pese a ello, él siguió fabricando este juguete de madera y ofreciéndolo entre sus clientes.

"Se notó la baja en las ventas, pero seguí insistiendo, porque no quería que se perdiera esta tradición", sostiene.

No obstante, tiene clientes en ciudades chicas como Purranque, "donde hay una persona que siempre me ha comprado y este año le vendí 500 trompos".

El tiempo le dio la razón. Hace cuatro años repuntaron las ventas que retomaron la demanda tradicional.

Sobre su forma de comercializar los productos, entre los cuales también se cuentan cucharas, tablas, carretes de pesca y hasta botones de madera, agrega que "tengo mi clientela. Los visito, traigo el pedido y entrego en la fecha acordada, porque ellos son mis patrones. Sólo en Osorno este mes vendí 200 trompos", explica.

Comercialización

Berta Arriagada acudió ayer al Mercado Municipal de Osorno para comprar un trompo de madera que necesitaba su pequeño sobrino.

"Tiene que pintarlo en su jardín infantil. A mi hijo también se le piden en el colegio, además de las vestimentas típicas en esta época del año", cuenta la clienta.

Añadió que los niños de su familia tienen trompos y emboques en sus casas y a veces juegan con ellos, porque les gusta. Es una tradición que se va perdiendo, pero sigue presente en sectores rurales sobre todo", opina.

Carolina Ulloa, vendedora de un puesto del mercado, señala que "en septiembre siempre sube la venta de trompos y emboques, todos los días, pero básicamente porque lo piden en los colegios, ya que la tradición se va olvidando".

Su colega Jacqueline Silva cuenta que su marido, Luis Soto, está fabricando estos juegos de madera desde hace un par de años, oficio que le enseñó su padre.

"En esta época el fuerte de las ventas son los trompos y emboques. Y aunque es un poco lento, igual llegan feriantes o particulares a comprarlos al por mayor".

Sobre la tradición de estos juegos típicos, opinó que "no creo que se mueran, porque aunque aparezcan trompos de plástico, igual los niños van a preferir los de madera, que son artesanales".

En el Pueblito Artesanal de la ciudad, situado en avenida Mackenna esquina Freire, son muchos los locales que venden estos juegos tradicionales.

Uno de esos negocios es el de Nelly Cárdenas, quien afirma que "sigo vendiendo trompos y emboques de madera porque la gente llega a buscarlos".

Añadió que la demanda se ha mantenido a lo largo de los años, "pero sobre todo en las Fiestas Patrias, ya que son tradicionales chilenos".

2.000 trompos al año elabora este artesano osornino, los que fabrica en los meses de julio y agosto, para luego entregarlos a sus clientes en septiembre.

45 años de su vida ha dedicado el artesano rahuino Miguel Andrade a la fabricación de juegos tradicionales, como los trompos y los emboques de madera.

500 trompos vende, en estas fechas, Miguel a su principal cliente en Purranque, uno de los tantos que tiene entre las ciudades de Valdivia y Puerto Montt.