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Emprendedora rural dice tener la receta para "calmar" el dolor a los purranquinos

SECTOR EL RODEO. Silvia Jaramillo elabora jabones, infusiones y aceites esenciales.
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La emprendedora del sector El Rodeo de Purranque, Silvia Jaramillo, asegura que los jabones, infusiones, aceites esenciales y ungüentos que ella misma elabora, relajan al ser humano debido a sus múltiples propiedades medicinales antidepresivas, tranquilizantes, suaves, antirreumáticas, antisépticos, astringentes, cicatrizantes y antivíricos.

En su lugar de trabajo ubicado a 12 kilómetros de la ciudad de Purranque, camino hacia Crucero, en una amplia sala higiénica y muy ordenada, la también monitora elabora cojines terapéuticos con semillas, por ejemplo, que se calientan y sirven para calmar el dolor de huesos y músculos.

"Y hay de todos precios y tamaños, entre $2.500 y $7 mil. También elaboro una variedad de jabones de 26 especias y hierbas aromáticas, como el jabón de zanahoria para suavizar la piel; de algas marinas y plátano para las arrugas y manchas. De aloe vera, maracuyá y caléndula, que es cicatrizante para las heridas. Y el jabón de arcilla roja. Todos exfoliantes naturales", manifiesta.

Su proyecto individual cuenta con apoyo de la familia y del Ministerio de Agricultura. Se denomina "Productos Artesanales El Canelo".

Apoyo

Los clientes califican la iniciativa como exitosa. Así lo confirmó el jefe de área de Indap Purranque, Jaime Oyarzo.

"El respaldo es a través de Prodesal, tanto en inversiones como en el capital de trabajo, más la asesoría correspondiente de los profesionales que van al predio. Así ha logrado salir adelante y participar en las distintas exposiciones y ferias que organiza Indap. Es un emprendimiento que tiene que ver con innovación, porque no trabaja sólo en la producción silvoagropecuaria, sino también en sus jabones y esencias", indicó.

Jaime Oyarzo indicó que otro ejemplo es Ana Alarcón, una pequeña productora diversificada, ya que hace artesanía, produce hortalizas, cría bovinos y ovinos en su pequeño campo, entre otros negocios. En base a ello genera sus ingresos", explicó el profesional acompañado de Víctor Oliva, otro de los asesores de Indap del Programa de Desarrollo Territorial Indígena.

Rindieron un homenaje a los héroes del naufragio de la Janequeo en Manquemapu

COSTA. Se cumplieron 53 años de la tragedia donde fallecieron 36 tripulantes y 15 desaparecieron.
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Bladimiro Matamala

En la playa de Manquemapu, en la comuna de Purranque, fue conmemorado recientemente el 53° aniversario de la tragedia de la escampavía Janequeo, que dejó como saldo 51 víctimas fatales y una serie de acciones heroicas, como la del Marinero Mario Fuentealba, por ejemplo, quien rescató a varios de sus camaradas gravemente heridos, para luego sucumbir en las tormentosas y gélidas aguas del Océano Pacífico.

El acto contó con la presencia de una delegación de la Quinta Zona Naval de la Armada de Chile, autoridades de la comuna, estudiantes del sector, invitados especiales y vecinos de la localidad costera.

Se trata de un hecho histórico que se ha convertido en el mayor episodio que recuerda la Armada de Chile en tiempos de paz. El relato y detalles de cómo ocurrió la tragedia están contenidos en el libro "Memoria fotográfica de Purranque", escrito por el profesor de Historia de la Universidad de Los Lagos, Marcelo Neira (presente en la ceremonia), que por primera vez, y gracias a la ayuda de la comunidad, más sus propias investigaciones, logró reconstruir los pasajes poco conocidos del desastre.

"Vi cómo el palo destrozaba al cabo Contreras Yévenes y al marinero Gutiérrez, mientras una ola sacaba al subteniente Nieto desde la roca Campanario a la cual estaba aferrado".

La declaración corresponde a Juan Hemeterio Zamorano, marinero 1° de la especialidad de Máquina y Combustión Interna, embarcado en la Janequeo.

De acuerdo al investigador del Centro Cultural, Marcelo Neira, que es una alianza formada entre la Municipalidad de Purranque y la Universidad de Los Lagos, esta información sería sólo una parte de las declaraciones de los 27 sobrevivientes de la tragedia, en el marco de la investigación sumaria realizada por la Armada de Chile a partir de septiembre de 1965.

"La tragedia resultó un complejo trauma del que la aldea de Manquemapu no podrá librarse fácilmente", acota Neira.

Temporal y muerte

Neira relata que el temporal ocurrido en aquella oportunidad, uno de los más poderosos del siglo XX, el patrullero Leucotón, un buque menor de La Armada, que fue comisionado por el alto mando para hacer mantención a los faros de Chiloé, navegaba frente a las costas de Purranque cuando fue sorprendido por el mal tiempo.

El capitán ordenó fondear en la Bahía Lluico, cerca de la playa de Manquemapu, pero la fuerza de la tormenta empujó a la nave hacia la playa, varándola. "Aunque en la oportunidad no hay bajas que lamentar, sí comienza la tragedia", dice.

La Armada prevé que la situación no tiene demasiada complejidad. Quizá por eso no informó a la opinión pública en ese momento.

Envió, sin embargo, una serie de naves para rescatarlo. Una de las embarcaciones enviadas fue la Escampavía Janequeo, que sufrirá dos accidentes menores, pero que resultarán fatales: El primero de ellos fue la rotura del cable en medio de la faena. Los esfuerzos por desenredar la hélice fueron inútiles y vino el segundo hecho fatal: el ancla que soportaba el fondeo de la Janequeo no aguantó la presión del temporal y comenzó a arrastrarse por el fondo marino.

El resultado final fue que la nave terminó partida en tres trozos contra la roca Campanario, ubicada a un costado de la playa de Manquemapu. De los 78 tripulantes, 27 sobrevivieron, 36 fallecieron y 15 resultaron desaparecidos.

Maniobras de tierra

Tanto la figura de los héroes como de los demás protagonistas de la tragedia naval, aún permanecen en la memoria colectiva. Cada año se conmemora en Manquemapu la valentía de los 51 marinos que consagraron su vida al servicio de la Patria.

La historia no olvida que en esta difícil circunstancia el comandante del Leucotón, capitán de Fragata Claudio Hemmerdinger, organizó una partida de salvataje para ayudar desde tierra a los tripulantes del escampavía. La maniobra consistía en rescatar a la dotación a través de un cable que se tendió entre el patrullero y una ballenera varada en la playa. Al final, todos los esfuerzos fueron en vano.