El pasado 24 de agosto se realizó un taller de trabajo sobre tipificación bovina en Osorno, representando la unidad de la cadena, siendo la Corporación de la Carne quien convocó y organizó este encuentro. Se presentó el análisis de las tres alternativas que han sido planteadas por gremios a nivel de comisiones de la carne, a) modificar la norma INN para juntar letras de las categorías VCUNO; b) eliminar la tipificación al corte y dejar tipificación y clasificación de canales bovinas; y C) eliminar el actual sistema de tipificación. Los resultados indican que la opción de comprimir letras no tiene casi un impacto positivo sobre los ingresos de los ganaderos. La opción de sólo liberar tipificación al corte genera pérdidas respecto de la situación actual. De ahí que la propuesta planteada a los asistentes al taller se orientó a la eliminación del actual sistema de tipificación.

Como resultado, se pudo constatar que continuar con la actual tipificación significa la pérdida gradual y progresiva de productividad y competitividad respecto del mercado interno, y producción de mercados internacionales. Es crucial hacer el cambio normativo (eliminación de la tipificación) con un sentido de urgencia. Postergar la eliminación sólo pone en jaque la viabilidad del rubro. El tiempo de eliminación de la tipificación es ahora.

Se realizó una votación a mano alzada de todas las organizaciones y asistentes, y fue unánime la decisión de eliminar la tipificación, acuerdo histórico ratificado por los presidentes de Corpcarne, Faenacar, Afech, Fedecarne, Fenasicar y representantes de Sago, Ogana y Asogama.

La eliminación de la tipificación debe formar parte de una agenda estratégica por parte del sector privado.

Entre otras tareas a abordar en el corto plazo está la realización de sesiones de trabajo para definir acciones que aborden el desarrollo y fortalecimiento de la cadena de valor. Como primer paso se recomienda establecer una visión estratégica común en el sector, que permita la viabilidad de la innovación, agregación de valor y diferenciación de los mercados, modelos productivos y modernización de procesos.

Sergio Willer Daniel, presidente de Corpcarne

Desde hace algunos años a la fecha, el tránsito se ha convertido en uno de los principales dolores de cabeza de los conductores osorninos. Las obras de ampliación de las avenidas más importantes de la ciudad, primero Rodríguez y luego Mackenna (y ahora República, en Rahue), tensionaron significativamente el flujo vial, con los consabidos desvíos, aumento en los tiempos de conducción y la natural confusión entre los usuarios de la vía pública, además de los ya endémicos retrasos de cuánta obra pública se ejecuta. Por cierto, se trataba de un túnel necesario, cuyo final asomaba luminoso para el tránsito de Osorno, con un mejoramiento sustantivo en el entramado vial del cual ya se benefician los choferes y peatones que circulan por Rodríguez y Mackenna.

Pero estas faenas no han sido las únicas responsables del estrés vial. Aquí se inscribe también el insufrible atraso en la instalación de los semáforos, paso indispensable para su sincronización en el centro. Y si bien aún no hay suficiente claridad para dar por concluidos estos trabajos (falta el 5%), desde el Ministerio de Transportes se ha garantizado que a fines de año estos aparatos reguladores del tránsito estarán al fin sincronizados y, tan importante como esto último, que entrará en vigencia el largamente postergado Plan de Ordenamiento del Transporte Mayor, que promete incrementar los recorridos de las líneas de microbuses y sus frecuencias de salida.

Como este plan ha sido anunciado una infinidad de veces en los años anteriores, sin que se haya concretado porque en el camino han ido apareciendo sucesivas piedras, o porque no ha existido la decisión política, no queda más que esperar que ahora sí se cumpla el compromiso de la cartera de Transportes. Por lo demás, la experiencia adquirida con los semáforos (cuya ejecución ha dependido del Serviu), arroja suficiente margen para poner paños fríos al anuncio realizado esta semana.

Con todo, si es que se logran materializar, el Plan de Ordenamiento del Transporte Mayor y la sincronización de los semáforos permitirán una mejora notoria en el uso del transporte público y en el flujo vial, que hace rato necesita una ciudad que ha visto aumentar enormemente su parque vehicular.