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ENTREVISTA. jorge Concha Cayuqueo, administrador apostólico de la diócesis de Osorno:

"No tenemos ni podemos cerrar los ojos porque han existido muchas fallas"

IGLESIA CATÓLICA. El obispo franciscano, que fue nombrado en junio pasado luego de la salida del ex obispo Juan Barros, precisó que en la diócesis local se investigan dos denuncias por abuso reenviadas por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
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El obispo Jorge Concha Cayuqueo lleva 73 días como administrador apostólico de la diócesis local, tiempo que define como intenso, valioso y lleno de oportunidades para acercarse a las personas, las organizaciones, congregaciones, clero y la comunidad. Asegura que se ha sentido acogido y ha dialogado sobre la compleja realidad actual que vive la Iglesia Católica en el país y el mundo, marcada por abusos sexuales a menores, ante lo cual asegura "es una verdad que tenemos que aceptar, porque sólo si caminamos en el reconocimiento de ella podemos también hacer un camino hacia la libertad".

Hasta la fecha sólo existen dos denuncias de abusos vinculadas a la diócesis local, según explicó el obispo Concha. Ambas fueron revisadas por la Congregación para la Doctrina de la Fe y no descarta que en el futuro el número pueda aumentar, ya que eventualmente las víctimas expusieron sus casos directamente a Charles Scicluna y Jordi Bertomeu (enviados papales) durante su estadía en Osorno y Santiago, por lo que están siendo revisadas.

Jorge Concha fue el primer descendiente mapuche nombrado obispo hace tres años y llegó a liderar la Iglesia Católica local designado por el Papa Francisco, tras aceptar la renuncia de Juan Barros Madrid el 11 de junio pasado, en medio del escándalo por el encubrimiento de abusos sexuales por parte de la Iglesia Católica de Chile.

-¿Cómo ha sido este tiempo al frente de la diócesis local?

-Intenso y llevadero. Es mucha la necesidad de estar acá, porque hay bastantes personas que quieren conversar conmigo de lunes a lunes, lo que es muy valioso para acercarnos mutuamente y me hace sentir acogido.

-¿Ha percibido un acercamiento entre las personas en la diócesis de Osorno?

-La misa donde los sacerdotes Scicluna y Bertomeu pidieron perdón en nombre del Papa, fue importante y un comienzo. Luego han venido muchas expresiones y signos de querer construir y darle vitalidad a la Iglesia, lo que ha generado un mejor clima. Hay deseo de superar las dificultades y creo que estamos en un buen camino trabajando.

-¿Han existido denuncias concretas de abusos sexuales en la diócesis de Osorno?

-Acá vivimos una situación bien diferente a casi todo el resto de las diócesis del país. Seguramente hubo denuncias realizadas y entregadas directamente a Scicluna y Bertomeu. Ahora empiezan a ser devueltas y hay dos relacionadas con la diócesis. Una es sobre el religioso Mario Claudio Mancilla, de la Orden de los Frailes Carmelitas Descalzos, quien pidió permiso a su congregación para estar en la diócesis de Osorno, puntualmente en Riachuelo (Río Negro), donde estuvo un año entre 2016 y 2017. Personalmente le pregunté al provincial de la Orden si la denuncia era por algo ocurrido en la zona y me dijo que no. Ese caso nos vincula, pero por el paso de la persona por la diócesis no tengo antecedentes ni denuncias en su contra. La otra es una denuncia realizada en 2011 a un padre colombiano llamado Carmelo Márquez. En este caso, la justicia civil y el proceso canónico lo absolvieron por falta de pruebas. Ahora nos pidieron una revisión, ya que existen cosas que no coinciden con las fechas y eso estamos haciendo.

-¿No han llegado más?

-Después de la venida de los enviados papales no hemos recibido ninguna. En todo caso, en el futuro puede aumentar el número, porque nosotros sólo recibimos las denuncias ya canalizadas y revisadas por la Congregación para la Doctrina de la Fe, que estudia, reenvía y solicita que hagamos el proceso que consideren adecuado. Y si recibimos alguna acá, realizaremos lo que corresponde y adecuado según lo instruido.

-¿Le ha llegado alguna denuncia por presuntas adopciones irregulares ocurridas en Osorno?

-He tenido información sobre adopciones, pero sólo de palabra. Sé de una mamá que quiere conversar conmigo, pero no lo hemos hecho porque ella vive en el norte. Esa madre sostiene que no estuvo de acuerdo con la adopción de su bebé (en los años '80). No he recibido ningún requerimiento formal, pero otras personas han manifestado preocupación por el tema. Ahora, esto lo conversé con el padre Pedro Kliegel, a quien vinculan en el tema, quien asegura que las adopciones en las que participó fueron completamente legales y ante tribunales. Si esa denuncia se formaliza, bueno, tendremos que aclararla; y si esto fue realizado ante un tribunal, será más fácil. Pero reitero, no existe una denuncia formal y no he conversado con la madre.

Iglesia actual

-¿Cómo analiza la crisis que enfrenta hoy la Iglesia Católica y que arrastra al mismo Papa Francisco, acusado en encubrimiento?

-Es importante reconocer la verdad, la cual tenemos que buscar con humildad y entre todos. No tenemos ni podemos cerrar los ojos, porque han existido muchas fallas, pecados y, como también lo dijo el Papa Francisco, han ocurrido verdaderos crímenes, negligencias y abusos de todo tipo. Debemos dar paso a una Iglesia renovaba. Creo que todo lo que hoy enfrenta la Iglesia podemos vivirlo como una oportunidad de superación.

-¿Cómo fue para usted enterarse de todo lo que ocurría?

-Ha sido una tremenda sorpresa para la inmensa mayoría y creo que nadie se imaginó la profundidad y envergadura de lo que estaba sucediendo.

-¿Cuál es su relación con monseñor Ricardo Ezzati?

-Es una buena relación. Siempre fui muy bien acogido por él. Se dio cuenta que era un novato total como obispo y me ofreció todas las posibilidades para desarrollarme en el servicio pastoral en la ciudad de Santiago. Me nombró como vicario para la Vida Consagrada y para la Pastoral Social.

-¿Qué le parecen los cuestionamientos que hoy enfrenta Ezzati?

-A monseñor siempre lo vi como un pastor muy trabajador, es muy trabajólico. Le gusta ir donde lo invitan y me cuesta mucho aceptar como lo tratan tan duramente, porque yo lo vi muy sensible con las personas que sufren. Pienso que en este tipo de cosas la opinión pública, por distintos canales, puede fácilmente caer en el linchamiento. Creo que primero la justicia tiene que emitir su palabra y luego pronunciarse. No podemos caer en un ambiente del juicio público y rápido, porque podemos cometer tremendos errores, verdaderos crímenes en contra de personas, en nombre de lo que creemos estamos defendiendo.

-¿Cómo ha sido su relación con el clero local?

-Me he sentido bien acogido por todos. Tenemos una buena relación y percibo que todo el clero desea querer comunicar. Valoro mucho la disposición del 100% del clero.

-¿Y cómo se ha llevado con los miembros de los movimientos de laicos?

-He procurado tener una relación de pastor con todos sin excepción. He tratado ser bien sincero y franco en la búsqueda de superación de dificultades. Estoy animado para ver la situación, que Jesucristo esté en el centro y busquemos la reconciliación entre todos.

-¿Cómo prepara el primer Te Deum que realizará usted en Osorno?

-La homilía será breve y no tan pretenciosa, porque tenemos que plantearnos con sencillez y humildad. Estamos pasando por una situación difícil, que no desconozco y que durante el mensaje del Te Deum en la catedral tendré presente. Pero también esperamos dar gracias por los pasos que da Chile en busca de una mejor sociedad.

"Es mucha la necesidad de estar acá, porque hay bastantes personas que quieren conversar conmigo de lunes a lunes, lo que es muy valioso para acercarnos mutuamente y me hace sentir acogido"."

1955 fue creada la diócesis de Osorno. Su primer obispo fue monseñor Francisco Váldes Subercaseaux, quien ha sido declarado Venerable Siervo de Dios.

1986 fue ordenado Jorge Concha Cayuqueo como sacerdote de la Orden de los Franciscanos. Nació el 8 de junio de 1958 y fue nombrado Administrador Apostólico de la Diócesis de Osorno en junio pasado.

4 días de misión pastoral en Osorno, entre el 14 y 17 de junio, realizaron el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu, a petición del mismísimo Papa Francisco.