Sinforosa María del Carmen Goebel Rivas, pero le decíamos Maluti. Nació en Temuco, estudió en el Colegio Alemán de Santiago y junto a su único y querido hermano Pablo, cada verano volvían al campo cerca de la capital de La Araucanía. A los veinte y tantos, en plena Sofri conoció a quien sería el hombre de su vida: Alberto Schwalm Bielefeldt (Q.E.P.D). Este tincudo corralero oriundo de esta zona acompañaba a su papá a esa conocida exposición agrícola cuando se le atravesaron los ojos de esta estupenda temuquense. Fue amor a primera vista. El matrimonio fue en Temuco y el resto de la vida en Osorno. Cinco hijos: Carmen (Q.E.P.D.), Ana María, Alberto, Enrique y Andrés. Doce nietos y nueve bisnietos, uno en camino…
Además de criar hijos y marido, esta buenamoza de transparentes ojos azules tuvo tiempo para incorporarse a cuanta institución requiriera de ayuda: Damas de Rojo, Secretaria de la Mujer, la Madre Campesina y, por supuesto, su gran pasión y refugio, las Carmelitas Descalzas.
Aquí entre nos, este artículo está saliendo un bodrio, más parece un currículo que una pincelada de vida. ¿Pero qué decir? ¿Cómo trasmitir lo que ella era? ¿Cómo explicar en palabras, por ejemplo, su mirada? ¿O el amor que ponía en cada gesto, cada palabra? Bonita, femenina, distinguida, amable, generosa. Amiga. Siempre atenta a la necesidad del otro quién quiera que fuera.
Personalmente, si algo tuviera que reprochar fue conocerla tan tarde. Cuando la Panky invitó a participar en el grupo de la Biblia (2013) nos conocimos y nunca más nos separamos. Un par de veces al mes, con el padre Mauricio, otras con el padre Juan y la mayoría las veces solo con "santa Maluti"; ella guiaba, enseñaba, trasmitía.
Silenciosa luchadora, con una sonrisa a flor de piel fue capaz de convertir más de algún dolor de mujer en trabajo o una pena de mamá en abrazo para el que sufre. Si tuviéramos que resumirla en una palabra: nobleza.
Soportó con hidalguía la muerte de su Alberto, hace casi 20 años; pero la partida de su querida Carmencho fue superior. La siguió, aquí el trabajo ya estaba hecho. Incluida las lecciones de Biblia que nos dejó, con el ejemplo. Gracias querida amiga.
Vivian Arend